Ocurrió a finales del pasado agosto. Una estudiante de 17 años saltó desde el edificio de un concurrido centro comercial en la ciudad japonesa de Yokohama. En la caída golpeó a Chikako Chiba, una mujer de 32 años que paseaba por una calle peatonal acompañada por tres amigas. Ambas mujeres ingresaron en el hospital y fueron declaradas muertas unas horas después.
En el país asiático, este suceso de Yokohama volvió a poner el foco mediático en el aumento de las tasas de suicidios entre los más jóvenes. Japón es la única potencia entre las grandes economías del G-7 donde el suicidio es la principal causa de muerte entre los adolescentes.
Esta semana, el caso de Yokohama ha regresado a los diarios japoneses, pero en esta ocasión porque las autoridades de la ciudad han decidido procesar a la adolescente cuyo suicidio provocó la muerte de Chiba. Una medida que ha generado una gran controversia a nivel nacional porque no se entiende muy bien qué sentido tiene abrir una causa legal contra una persona que está muerta.
No es la primera vez que esto sucede en Japón. Hace cuatro años, en Osaka, otro joven de 17 años saltó desde el tejado de un centro comercial y mató a una universitaria de 19 años. El adolescente también fue acusado póstumamente de homicidio, por lo que su familia tenía que indemnizar a los padres de la otra víctima. Al igual que está ocurriendo estos días, en Osaka hubo mucho revuelo ante este proceso, muy criticado por la prensa y por los legisladores. Finalmente, la acusación fue retirada.
“Procesar a una niña muerta es el colmo del ridículo gubernamental: burócratas tan obsesionados con seguir sus rígidas y obsoletas reglas que han perdido por completo el contacto con el sentido común y la decencia humana”, reza una de las críticas al caso de Yokohama, que ocurrió el 31 de agosto, publicada en el diario Japan Today.
La policía japonesa, según ha informado la emisora pública NHK, fue la que presentó la acusación (“negligencia grave con resultado de muerte”) el pasado lunes y remitió el caso a la Fiscalía argumentando que la menor, que estudiaba en una escuela de ciudad de la ciudad de Kimitsu, cerca de Yokohama, tenía la edad suficiente para comprender que sus acciones podrían causar daño a otras personas.
“La sospechosa está acusada de saltar desde la terraza de una instalación comercial alrededor de las 17:55 horas del 31 de agosto y golpear a Chikako Chiba, de 32 años, que caminaba por la calle”, señala el escrito de acusación de la policía.
Algunos expertos legales defienden que seguir adelante con estos procesos, junto a una demanda civil presentada por la familia de Chiba, puede servir como disuasión a la hora de que una persona ponga en peligro a transeúntes mientras intenta quitarse la vida.
En 2023, 513 menores se suicidaron en Japón, uno menos que el año anterior, cuando la cifra superó por primera vez los 500 desde 1980, el año que comenzaron estos registros. Sobre las cifras más recientes, desde el Ministerio de Bienestar desglosaron los datos para explicar que la mayoría de los casos, 354, eran estudiantes de secundaria, principalmente de edades comprendidas entre 15 y 18 años.
En la azotea del centro comercial de Yokohama, desde donde saltó la chica de 17 años en agosto, se había instalado un par de años antes una valla de cristal de 2,5 metros de altura para evitar precisamente cualquier intento de suicidio después de que otro joven amenazara con arrojarse al vacío en 2022.
“Entre los estudiantes varones de escuelas secundarias, los problemas escolares, como el rendimiento académico, la presión por las futuras trayectorias profesionales y los exámenes de ingreso a la universidad fueron motivos comunes de suicidio. Entre las estudiantes mujeres, los problemas de salud, como la depresión, fueron los principales motivos, al igual que otros problemas con las relaciones interpersonales que implicaban conflictos con amigas”, señala el último informe del Gobierno japonés sobre medidas contra el suicidio.