Por ‘crisis’, unas empresas en Corea del Sur piden a ejecutivos trabajar más días

La medida de trabajar 6 días a la semana va en contra de la tendencia entre los empleados más jóvenes de buscar un equilibrio entre la vida laboral y personal en un país que tiene bajas tasas de natalidad.

“En mis tiempos”, dijo Lim Hyung-kyu, un ejecutivo jubilado de Samsung Electronics que ahora tiene 70 años, “mis semanas eran lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, viernes, viernes”.

Lim se incorporó a Samsung, la mayor empresa de Corea del Sur, en 1976 y ascendió hasta llegar a director de tecnología. Durante gran parte de sus más de 30 años en Samsung, trabajar los fines de semana era normal y legal según la legislación laboral del país. “No me importaba”, dijo Lim. “Para mí era divertido”.

Ahora las cosas son distintas. La legislación laboral surcoreana limita las horas de trabajo a 52 a la semana: 40 horas normales y hasta 12 de horas extras. Los fines de semana suelen estar prohibidos, y los empleados más jóvenes son más conscientes de la conciliación de la vida laboral y familiar que sus padres o abuelos.

Pero en los últimos meses, algunas empresas surcoreanas influyentes han pedido a sus ejecutivos que trabajen más horas, en algunos casos diciéndoles que acudan a la oficina seis días a la semana. Algunas personas del mundo empresarial surcoreano predijeron que los empleados de menor rango y los directivos de empresas más pequeñas se sentirán presionados a seguir el ejemplo.

“Es una señal de que en Corea del Sur sigue siendo aceptable trabajar seis días a la semana”, afirmó Kim Seol, representante del Sindicato Juvenil de la Comunidad, un grupo laboral que representa a trabajadores de entre 15 y 39 años.

La presión sobre los trabajadores, especialmente los jóvenes, puede ser intensa en Corea del Sur, que tiene una población menguante y envejecida con una de lastasas de fertilidad más bajas del mundo. El temor por la seguridad en el empleo y el aumento de los costos de vivienda, guardería y educación han disuadido a los coreanos en edad de trabajar de tener hijos, lo que ha contribuido a una crisis demográfica que se cierne sobre la economía.

En Corea del Sur, la semana laboral de cinco días tiene apenas una generación implementándose, introducida por la legislación laboral en 2004; empezó por el sector público y las grandes empresas antes de extenderse a las más pequeñas. Un límite legal de 52 horas en la semana laboral también es relativamente nuevo: se introdujo en 2018 como una reducción a partir de las 68 horas a la semana de antes.

Durante gran parte de la historia de posguerra de Corea del Sur, una época de rápido crecimiento y reconstrucción, se esperaba que los trabajadores estuvieran en la oficina de lunes a sábado. “Por aquel entonces, a la gente le costaba salir adelante”, explicó Lim, el ejecutivo jubilado de Samsung. “Ayudar a la empresa a crecer significaba ayudar al país y, por extensión, a uno mismo”.

Samsung, como otras gigantes multinacionales de Corea del Sur, ha seguido el estallido de desarrollo del país desde la pobreza y la guerra hasta una economía avanzada de alta tecnología. Se fundó a finales de los años 30 como tienda de verduras y pescado seco, empezó a fabricar electrodomésticos y otros aparatos electrónicos a finales de los años de 1960 y ahora es líder mundial en semiconductores, celulares y otras tecnologías, con más de 200.000 empleados.

Las empresas que ahora piden que los ejecutivos trabajen más horas han descrito las medidas como una respuesta a un descenso del negocio, alegando una crisis temporal o una emergencia. El crecimiento en Corea del Sur ha sido irregular, con un débil gasto de los consumidores que ha hecho mella en los beneficios empresariales. La economía se contrajo inesperadamente el trimestre pasado.

En HD Hyundai Oilbank, la unidad de refinerías y gasolineras de un conglomerado industrial, unos 40 ejecutivos empezaron a acudir a la oficina los fines de semana en las últimas semanas para “responder a la crisis causada por la lentitud de las condiciones comerciales”, según un representante de la empresa. Las ventas y la ganancia de HD Hyundai Oilbank cayeron bruscamente el año pasado debido a la caída de los precios del petróleo.

En julio, SK On, la unidad de baterías y vehículos eléctricos de un grupo tecnológico, anunció que entraría en “modo de emergencia”, congelando los sueldos de los ejecutivos y haciéndoles empezar antes su jornada laboral.

Lee Seok-hee, director ejecutivo de SK On, dijo en una reunión de personal que “los ejecutivos y líderes predicarán con el ejemplo y asumirán la gran responsabilidad de atravesar una crisis”, según un comunicado de la empresa. La empresa, que ha perdido dinero en los últimos trimestres, ralentizó la producción y advirtió de las “desfavorables condiciones del mercado” en un informe financiero de abril.

Un portavoz de Samsung Electronics dijo que, aunque no era una política oficial de la empresa, “los ejecutivos pueden optar voluntariamente por trabajar los fines de semana en función de sus necesidades profesionales”. El conglomerado ha estado en medio de una disputa con su mayor sindicato, cuyos miembros dijeron la semana pasada que volverían al trabajo tras una huelga sobre salarios y condiciones laborales.

Los grupos sindicales afirman que las medidas de “crisis” y “emergencia” son más que nada para aparentar. “Aquí existe una mentalidad cultural según la cual cuanto más tiempo se trabaje, mejor será el resultado”, afirmó Lee Sang Yoon, subdirector de política de la Federación de Organizaciones Sindicales Coreanas, uno de los mayores grupos sindicales del país. “Esto es obsoleto”.

Aunque los llamamientos a trabajar los fines de semana se aplican solo a los niveles ejecutivos de estas empresas, otros empleados pueden sentirse presionados a hacer lo mismo.

“La cultura empresarial de Corea del Sur es una pirámide”, dijo Kim, del Sindicato Juvenil de la Comunidad, en cuya cúspide se encuentran las grandes empresas, que marcan la pauta de la cultura empresarial del país.

La legislación laboral no siempre refleja la experiencia real de los empleados. Los trabajadores de Corea del Sur son de los que más horas trabajan de las economías avanzadas, unas 100 horas más al año que el trabajador medio estadounidense, según datos de 2022 recopilados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Eun Sung, una consultora de unos 20 años que vive en Seúl, dice que a menudo trabaja seis días a la semana cuando está en un proyecto.

“Salir a las 2 ó 3 de la madrugada es decente”, afirmó. Solo ve a sus amigos una vez cada pocos meses, y su salud se ha visto afectada por la falta de sueño, añadió. Aunque le gusta la consultoría, se plantearía trasladarse a un país donde pudiera conciliar mejor su vida laboral y familiar.

Según Ryu Jae Kang, jefe de la unidad de política de la Federación de Organizaciones Sindicales Coreanas, algunas empresas tienen formas de conseguir que los empleados trabajen más horas. Es posible que paguen salarios fijos que ya incorporan las horas extras, y que no se lleve registro de todas las horas de todos los tipos de trabajo.

La reducción legal de la jornada laboral a lo largo de los años ha sido un signo del desarrollo de Corea del Sur y de un cambio entre la gente para centrarse más en su vida personal, dijo Joon Han, profesor de sociología de la Universidad de Yonsei.

El año pasado, el presidente Yoon Suk Yeol, quien es considerado proempresarial, propuso elevar el límite de la semana laboral a 69 horas. Se enfrentó a una reacción violenta de la opinión pública y los partidos políticos de la oposición, y el presidente retiró el plan.

Algunos abogan por reducir la jornada laboral. La semana laboral de cuatro días formaba parte de los programas de algunos políticos que se presentaron a las elecciones parlamentarias de abril. En junio, el gobierno creó un comité de conciliación encargado de estudiar prácticas laborales más flexibles.

“Los tiempos están cambiando”, afirmó Han, de la Universidad de Yonsei. “Los jóvenes ya no quieren ser esclavos de las empresas”.