En su proyección más “pesimista”, la Bolsa de Comercio de Rosario indicó que el ingreso de dólares del agro podría ser de US$29.847 millones, frente a los US$45.689 millones estimados para el cierre de este año.
La Argentina podría perder hasta US$15.842 millones en liquidación de divisas del agro durante 2023 por la sequía que afecta a la actual campaña agrícola. Esto se debe a que, según su peor proyección, el próximo año ingresarían US$29.847 millones frente a los US$45.689 millones estimados para el cierre de 2022, lo que significaría una merma del 34,67% interanual.
La proyección fue realizada por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en el marco del cierre anual de charlas que celebró este martes en su Recinto de Operaciones.
No obstante, la entidad santafesina planteó otros dos escenarios. Uno “realista”, donde el agro liquidaría US$33.103 millones en 2023, representando una merma de US$12.586 millones, y otro “optimista”, donde ingresarían US$36.119 millones y la baja alcanzaría los US$9.570 millones.
En la alternativa “realista”, la producción de soja sería de 40,8 millones de toneladas, reflejando una caída de 1,4 millones respecto a 2022 y de 8,1 millones comparado con el promedio de los últimos 5 años. A su vez, la molienda caería de 37 a 36,5 millones de toneladas, y las exportaciones del poroto descenderían de 5,6 a 4,4 millones de toneladas. En maíz, habría una reducción de 3,8 millones de toneladas, al variar de 51,1 a 47,3 millones.
En tanto, la estimación “pesimista” para la oleaginosa se daría con un rinde similar al de la campaña 2008/09, cuando fue la última gran sequía, lo que significaría una baja interanual de 10,1 millones de toneladas, al descender de 42,2 a 32,1 millones, y de 16,8 millones respecto al promedio del último lustro. Esto traería aparejado la necesidad de importar 1,3 millones de toneladas, con el menor crushing en 12 años y las exportaciones más bajas en 25 años. Mientras que la cosecha de maíz se reduciría en 9,2 millones.
Por último, en la “optimista”, se lograrían 46,7 millones de toneladas de soja, lo que representaría un crecimiento de 4,5 millones frente al ciclo previo y una merma de 2,2 millones respecto al promedio de los últimos 5 años. En maíz, se lograría un repunte de 100 mil toneladas respecto a la campaña pasada.
El clima mejoraría recién en marzo
Lo que “encendió la alerta” de la entidad santafesina, e impulsó a este análisis, fue un ensayo en la localidad cordobesa de Monte Buey, donde tras la cosecha de trigo se encontró que hasta en 1,5 metros del suelo solo había el equivalente a 10 milímetros (mm) de agua.
“Consultamos a ingenieros de la zona, que habían hecho mediciones en septiembre; decían que, si no eran 10 mm, eran 30 mm, corroborando que los perfiles de los suelos están realmente muy secos”, explicaron.
En este contexto, alertaron que las perspectivas no son positivas. Sobre todo, porque después de la posible lluvia de este jueves, habría falta de agua hasta el 10 de diciembre.
Además, el comportamiento “podría ser similar a noviembre” en el último mes del año, con precipitaciones escasas. “La mejora puede ser en marzo”, comentaron, una fecha muy lejana para los cultivos de verano.
En su último informe, la entidad recordó que, por la falta de humedad, en la zona núcleo, de mayor potencial productivo, la siembra de soja se frenó desde el jueves pasado.
Hasta el momento, solo se implantó el 75% de la oleaginosa prevista. En este contexto, hay una situación “inédita”, porque “un millón de hectáreas de soja de primera se pasarán a sembrar en diciembre”.
A nivel país, la siembra va por el 20% de la superficie, un atraso de casi 20% respecto el año pasado, de acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).