Una quinta noche de protestas contra el encarcelamiento de un rapero español terminaron con enfrentamientos entre policías e integrantes de grupos marginales, que colocaron barricadas en las calles, incendiaron vehículos y quebraron ventanas de los escaparates de varias tiendas en el centro de Barcelona.
La quinta noche de protestas contra el encarcelamiento de un rapero español terminó con enfrentamientos entre policías e integrantes de grupos marginales, que colocaron barricadas en las calles y quebraron ventanas de los escaparates de varias tiendas durante la noche del sábado en el centro de Barcelona.
Pequeños grupos conformados en su mayoría por jóvenes iniciaron su juego nocturno del gato y el ratón con los policías aproximadamente una hora después de que miles de manifestantes se congregaran en la capital de la región catalana de España, que fue escenario de los peores incidentes de violencia registrados esta semana a causa de la detención del rapero Pablo Hasél.
Los agentes también fueron agredidos a pedradas en una marcha en la ciudad catalana de Lérida, donde Hasél pasó 24 horas atrincherado en el edificio de la universidad antes que la policía lo arrestara para cumplir una condena de nueve meses de prisión por haber insultado a la monarquía y elogiado la violencia terrorista a través de sus canciones.
La fuerza policial regional de Cataluña informó que también se registraron disturbios en la ciudad de Tarragona, donde varios manifestantes arrojaron botellas de vidrio a los oficiales y quebraron ventanas de tiendas.
La policía reportó al menos 11 arrestos el sábado, incluyendo los de tres menores. Los incidentes más serios ocurrieron en el Paseo de Gracia, la avenida más lujosa de Barcelona, que cuenta con tiendas de artículos de lujo y edificios de apartamentos de estilo modernista considerados tesoros arquitectónicos.
La multitud se abrió paso por la avenida, quebrando escaparates de tiendas, derribando motocicletas, montando barricadas metálicas e incendiando contenedores de basura para impedir el paso de los policías. Algunos incluso arremetieron contra las filas de los agentes, quienes usaron sus escudos para protegerse de la lluvia de rocas. La policía indicó que ha identificado a un joven que apuntó con un láser a un helicóptero de la policía durante cerca de dos horas.
Después de desplegar vehículos blindados, la policía blandió porras y dispararon balas de goma para dispersar a los manifestantes.
Los desórdenes aparentemente son provocados por un grupo marginal de jóvenes que constituyen una pequeña proporción de los miles de participantes en las marchas de apoyo a Hasél y contra las leyes bajo las cuales lo han condenado.
Desde el arresto de Hasél el martes, cerca de 90 personas han sido detenidas y más de 100 resultaron lesionadas en los disturbios.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lanzó un exhorto a mantener la calma.
“Defender la libertad de expresión no justifica en ningún caso la destrucción de la propiedad, asustar a nuestros conciudadanos y dañar negocios ya afectados por la crisis’‘, dijo Colau.
La semana pasada, el gobierno de izquierda español anunció antes de la detención de Hasél que reformaría la ley a fin de eliminar las condenas a prisión para delitos que involucren la libertad de expresión. No hizo referencia específicamente al rapero ni estableció una fecha precisa para las reformas, y su promesa al parecer no ha servido para aliviar la tensión social respecto al caso de Hasél.