Lo dijo Rosario Crocetta, el primer gobernador de izquierda de Sicilia, que ganó las elecciones regionales en octubre de 2012. Es comunista, declarado homosexual y está condenado a muerte por Cosa Nostra. Sin embargo, ha logrado conquistar a los ciudadanos italianos y también a algunas autoridades del extranjero, tras dos reportajes que ofreció al New York Times y al Sunday Times.
Rosario Crocetta ganó con el 30 por ciento de los votos y con la propuesta de realizar en Sicilia la “revolución de la dignidad”, que para él consiste en eliminar el despilfarro y la corrupción que hay actualmente en la isla. Por este motivo, Cu Salvatore ffaro está en la cárcel y Raffaele Lombardo va de tribunal en tribunal.
El político de 62 años se enfrentara a muchos problemas; entre ellos, el exceso de personal en nómina de la región: 50.000 personas. El gobernador se comprometió a reducir esa cantidad. Hasta entonces, ha prescindido de los 21 consejeros de prensa de Lombardo, por no hablar de los 28.000 guardias forestales.
Además, en su llegada al poder Croceta se ha encontrado con que los sicilianos son los más grandes consumidores de fármacos contra la osteoporosis en toda Europa. Por otro lado, descubrió que la Agencia de Sanidad Pública pagaba 27 millones de euros por el suministro de pañales, algo que se pudo bajar solo a 7 con el nuevo jefe de compras.
Entre otras acciones, Crocetta eliminó las nueve provincias sicilianas. El presidente de la Unión de las provincias italianas, Antonio Saitta, intentó convencerlo para que abandonara ese proyecto, pero Crocetta fue rotundo en su respuesta: “hay una revolución a las puertas, y si no cambiamos todo seriamente, la gente invadirá el palacio del poder, entrarán aquí y nos echarán por la ventana. ¿Y sabes una cosa? Me tiraré también yo porque tienen razón”.
A los dos periódicos extranjeros a los que Rosario Crocetta les brindó entrevistas, les dijo: “o muerte o en prisión. La elección, para mí, está entre ser un corrupto e ir a prisión o luchar por un ideal bello de cambiar la sociedad. Digamos que mi muerte es mucho más probable que el ir a prisión. Yo pienso cada día que puedo morir”. Y confesó que sigue recibiendo “amenazas de la mafia, pero me he habituado a no tener miedo”.
Por último, el gobernador Crocetta hace un llamativo juicio político: “Sicilia no es diferente de Roma. En la isla, la mafia ha ampliado la corrupción que existe por todas partes y la ha perfeccionado. Los mafiosos no necesitan ni siquiera disparar porque están dentro del sistema, hacen los asuntos legales con métodos ilegales”.