Los especialistas se animan con mayor frecuencia a utilizar el término en el contexto familiar. Datos y opiniones de una problemática creciente.
Peleas, discusiones, cargadas o provocaciones permanentes. Si estos conflictos de chicos de entre once y quince años tuvieran su origen en la escuela, no habría dudas de calificarlos como acoso escolar: un acto intencionado de agresión, física o psicológica, que se repite durante un periodo de tiempo y en el que un individuo o un grupo se sitúan en una situación de poder sobre otro.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando estos conflictos suceden en casa, entre hermanos? Atentos a una dinámica familiar cada vez más compleja y dinámica, son muchos los especialistas que comienzan a utilizar el término bullying en el contexto familiar.
Las relaciones fraternas, a menudo salpicadas por los celos y la diferencia de edad, suelen ser un buen caldo de cultivo para este tipo de relaciones conflictivas. Así, este concepto que suele aplicarse en los entornos educativos, expande su radio de acción.
“Peleas entre hermanos siempre hubo -aporta la psicóloga local Verónica Senfore, especialista en adolescencia-, pero es cierto que ahora los padres asumen otro compromiso o actitud frente a esas peleas. Si antes era impensado que una familia recurra a la consulta por conflictos entre hermanos, ahora se ha vuelto algo bastante frecuente”.
El fenómeno de las discusiones o acoso fraterno no es un tema observado no sólo por los expertos argentinos. Dos estudios realizados en Estados Unidos, de hecho, confirman este interés por la problemática. El primero se publicó en la revista norteamericana Pediatrics, bajo el título “Relación entre agresiones entre hermanos y problemas mentales en la adolescencia”. El trabajo, liderado por la psicóloga Corinna Tucker, entrevistó a 3.500 niños y jóvenes y descubrió que, comparativamente, se daban más situaciones de bullying en la familia que en el colegio: un tercio en el hogar frente a un cuarto en las aulas.
El informe, que fue reseñado por la Academia Americana de Pediatría, también destacaba que mientras que la intimidación entre compañeros de escuela es un problema reconocido, cuando sucede entre hermanos es despachado como algo normal. “La violencia entre hermanos es un tipo de violencia prevalente en las vidas de muchos niños y niñas, pero se sabe muy poco de este fenómeno”, destacan desde la publicación Journal of Interpersonal Violence, especializada en el análisis de la violencia.
Esta entidad, que también publicó un estudio sobre el impacto del bullying en casa, denuncia también que en los últimos años se hizo mucha investigación sobre esta cuestión en la escuela pero muy poca, en comparación, referida al ámbito familiar.
El Journal entrevistó a casi una treintena de parejas de hermanos, de los cuales el 78% aseguró haber sido acosado durante su infancia (un tercio, durante varios años). Muchos aseguraron haber sido tanto víctimas como perpetradores. Como el estudio publicado en Pediatrics, éste también destaca que los índices de acoso son más elevados dentro de casa que en las aulas. Asimismo, señala que el 85% de los entrevistados aseguró ver este tipo de violencia como normal. “Si bien no es algo que se deba naturalizar -dice Senfore-, tampoco se lo debe vivir como un drama. Lo mejor es realizar el abordaje con todo el entorno familiar presente, porque de esa manera se puede desentrañar un conflicto que, si bien en apariencia incluye sólo a los hermanos, tal vez comprometa a otros miembros de la familia”.