Según Ecolatina, pasará de un rojo de u$s 8500 millones a uno de u$s 5500 millones en el intercambio de bienes. La causa está en el derrumbe de las importaciones, que se explica por la acción combinada de la devaluación y la menor actividad económica.
El debate en torno al déficit comercial argentino transcurrirá por otros andariveles. Hasta ahora, el rojo comercial récord era explicado por el atraso cambiario y por un dinamismo económico que pugnaba por obtener en el exterior la renovación de equipos necesarios para acompañar esa reactivación, según la lectura oficial, que incluso lo celebraba como un “mal necesario”.
Los cimbronazos cambiarios de comienzos del otoño cambiaron todo y los últimos informes sobre intercambio comercial ya muestran un cambio de tendencia, con una moderación del déficit, pero no por mayor aumento de las exportaciones producto de mejoras en la competitvidad sino por un derrumbe de las importaciones, que se explica por la acción combinada de la devaluación y la menor actividad económica.
Así lo establece el ultimo informe de Ecolatina, que prevé que el rojo en el intercambio de bienes sería “prácticamente nulo en el segundo semestre de 2018, achicándose significativamente respecto a los casi USD 6.000 millones de la segunda mitad del año pasado”.
De acuerdo a la consultora fundada por Roberto Lavagna el rojo comercial se achicará en u$s 3000 millones respecto de 2017, año récord. Pasará de un déficit u$s 8.500 a u$s 5.500 millones, señala el informe, que también aclara que esto puede ocurrir pese a un primer semestre donde el déficit más que se duplicó.
Sin embargo, esta mejora no vendrá del lado de un aumento de las ventas externas, a las que “la sequía pondrá un freno”. Tampoco ayudará “un Brasil que viene morigerando sus proyecciones de crecimiento”, por lo que este “motor” quizá no sea “tan importante como se esperaba a comienzos de año”. Se le suma a esto “la escalada proteccionista en el plano global”, que “no sólo dificultará en términos comerciales”.
“No todos los shocks negativos serán exógenos: los sucesivos aumentos de tarifas (quita de subsidios) y las medidas en estudio de reducción de reintegros a las ventas externas, minarían la competitividad ganada”, agrega Ecolatina.
Por el lado de las importaciones el escenario luce más “simple”, dice Ecolatina. “El encarecimiento del dólar y la caída de la demanda interna están golpeando las compras externas. Por lo tanto, pese a la importante expansión de las importaciones de bienes en la primera mitad del año (+13% i.a.), las compras externas cerrarían 2018 en línea con los valores del año pasado (en la zona de USD 66.500 millones)”.
Servicios
El informe de Ecolatina no se limita al comercio de bienes, sino que abarca también el de servicios, donde se verifica un fenómeno similar. “El intercambio de servicios también se achicaría en la segunda mitad del año. Producto de una recuperación de las exportaciones (la capacidad de reacción al alza del tipo de cambio real es mayor que la de la producción de bienes) y una caída drástica de las importaciones, su déficit se achicaría alrededor de un 25% respecto a 2017, cerrando el año en torno a USD 8.000 millones”, dice el informe.
Tomados en forma conjunta, el déficit comercial en bienes y servicios comenzó a moderarse por el brusco freno de las importaciones, que pasaron de “crecer 20% i.a. en el primer cuatrimestre del año a caer 0,5% i.a. en mayo-junio de 2018”.
Sobre esta base pronostica que “en la segunda mitad del año, el rojo de bienes y servicios se reducirá, principalmente por el enfriamiento económico y la mejora cambiaria. Esta recuperación obedecerá al desplome importador y no a un salto exportador, por lo que será el resultado del círculo vicioso de “menos actividad-menos importaciones” y no del círculo virtuoso “más competitividad-más exportaciones”.
Ecolatina concluye incluso con un vaticinio para 2019, respecto del cual dice que la anémica recuperación económica y un peso depreciado ayudarán a reducir el déficit externo. Además, un Brasil más dinámico y una cosecha “normal” apuntalarían el avance exportador. Como resultado, el rojo comercial dejaría de ser un foco de inestabilidad”.