Martín Grandes, investigador del CONICET y director del Centro de Investigación en la Escuela de Negocios de la Universidad Católica Argentina (UCA), habló esta mañana en la 99.9 sobre las falencias del programa Pro.Cre.Ar. “Un 5% del total que se había planteado lograr, se ha ejecutado. Y eso llega muy poco a los sectores de bajos ingresos”, destacó.
El programa Pro.Cre.Ar tiene algunas falencias directamente vinculadas con la llegada del plan y su efectividad en el marco inflacionario que vive Argentina.
La Escuela de Negocios de la Universidad Católica Argentina (UCA), a través de su director, Martín Grandes, también investigador del CONICET, realizó un informe sobre el tema. Esta mañana en la 99.9, el especialista explicó: “el informe básicamente trata de conectar cuál es la falta del plan Pro.Cre.Ar con la demanda de crédito de los sectores de bajos ingresos, la gente que obtiene menos de dos salarios mínimos en el 2011. Lo que pretende es mostrar que el programa no solo está sub-ejecutado sino también mal diseñado”.
Luego abundó: “a esta altura, un 5% del total que se había planteado lograr, se ha ejecutado. Y eso llega muy poco a los sectores de bajos ingresos. La informalidad, además, crece en los sectores de bajos ingresos y quedan excluidos del plan. Si se pretende acceder al plan, se necesitan papeles para mostrar que se está en blanco”.
Originalmente, el programa era una buena oportunidad para muchos, pero la inflación también golpeó en este aspecto: “no quiere decir que Pro.Cre.Ar tenga que estar apuntado al segmento de bajos ingresos, sino que se diseñó para todas las clases de ingreso. Hay un problema de desfasaje entre las políticas cambiarias y de ingreso y el propio plan que es una muy buena idea”.
Para ejemplificar, Grandes detalló: “si dan un crédito de 300.000 pesos y el dólar paralelo sale 10 pesos, para redondear, están dando 30.000 dólares, con lo que no se puede construir nada. Aun pensando en un tipo de cambio más bajo, no se puede construir una casa; a no ser que se vaya fuera del casco urbano”. Este problema se suma a otro inconveniente que tiene que ver con los terrenos: “hay dos modalidades del crédito: con tierra propia y sin ella. Si uno tiene el terreno, lo cual no sucede en general, podrá construir algo pero no mucho; pero si no tiene el terreno, el Estado no se lo provee, es decir que hay un doble problema”.
Se han realizado algunos ajustes para atender la demanda de los argentinos; por ejemplo, mediante una línea de crédito destinada a reformas: “según lo que encuestamos nosotros en el total del país, de las personas que dicen que ganan dos salarios mínimos, el 62% ya son propietarias de una vivienda moderna, precaria o situada en zonas que no son céntricas. Estas personas no necesitan construir una nueva casa, necesitan ampliar o refaccionar. Esto fue atendido por la Presidenta y su equipo en el mes de marzo y surgió el programa extendido para incorporar las refacciones”.
Ante el escaso cupo de financiamiento, es preciso plantear soluciones. En ese sentido, Grandes señaló que “si se piensa en alguna solución, yo propondría reducir los subsidios a la luz o el gas a personas de clase media-alta para arriba, y esa plata la pongo en Pro.Cre.Ar; se generaría un montón de dinero. El financiamiento se soluciona levantando subsidios; y de paso el Fútbol Para Todos, que la gente que tiene recursos lo puede pagar”.
Mientras tanto, persistirá la falta de acceso para muchos sectores sociales, incluida la clase media: “el problema no es solo que llega poco a los más necesitados en vivienda, que se indica que es el 25% de las partidas; sino que la clase media urbana que necesita una nueva vivienda tampoco puede beneficiarse de con plan por los montos que se otorgan y el tipo de cambio que hay, no alcanza”.