El juez no dio por probado que Sanguinetti haya tenido participación directa en el secuestro, pero dijo que debía cuidarlo. En la causa está involucrado el jefe del Ejército, César Milani, quien hizo el sumario en el que se consideró a Ledo desertor.
El coronel retirado Esteban Sanguinetti, impune durante 37 años, fue procesado ayer con prisión preventiva por el secuestro y el homicidio calificado del conscripto Alberto Agapito Ledo en 1976. El juez federal Daniel Bejas no dio por probada la versión que los compañeros de Ledo le transmitieron a su madre, según la cual Sanguinetti tuvo participación directa en la desaparición, pero lo procesó porque como jefe de compañía del Batallón de Ingenieros de Construcción 141 de La Rioja tenía la obligación de cuidar la vida y la integridad de los soldados bajo su mando. Bejas destacó en los fundamentos de su resolución “la indiferencia” de las autoridades militares, que no ordenaron buscar al soldado desaparecido, y encomendó al Ministerio Público Fiscal profundizar la investigación de los hechos, tarea que en el fuero militar estuvo a cargo del entonces subteniente César Milani, actual jefe del Ejército, quien luego de “las averiguaciones practicadas” tras la desaparición concluyó que Ledo “fugó del vivac” ubicado en un predio de Monteros, Tucumán.
Ledo estudió historia en la Universidad Nacional de Tucumán hasta diciembre de 1975. Al mes siguiente se incorporó como conscripto al batallón riojano y el 20 de mayo de 1976 fue trasladado a un predio de las afueras de Monteros donde el Ejército había comenzado a construir una escuela. Su madre, Marcela Brizuela de Ledo, recibió cartas de Alberto todas las semanas durante meses. El 4 de julio, cuando cumplía 21 años, fue a visitarlo y se encontró con la noticia que le transmitieron otros colimbas: Sanguinetti sacó a Ledo del campamento a la una de la madrugada del 17 de junio en un vehículo del Ejército y nunca más lo vieron.
El sumario por “deserción” estuvo a cargo de Milani. Sanguinetti sostuvo en su declaración indagatoria que, como oficial sumariante, Milani era “responsable de la investigación profunda del caso” y tenía “la misión de dejar constancia por escrito de todo lo relacionado con ese hecho”. Según las ocho fojas del sumario que hizo públicas el CELS, Milani recibió la orden de investigar doce días después de la desaparición. “De las averiguaciones practicadas” concluyó que Ledo “fugó” del campamento militar “durante la noche” del 17 de junio y nunca regresó. Detalló la ropa que llevaba, aseguró “que no ha recibido malos tratos” y que como “conocía las leyes penales” había incurrido en “deserción simple”, figura que el Ejército utilizó para encubrir las desapariciones de soldados.
Sanguinetti es el primer procesado por la desaparición de Ledo. Sus superiores en la cadena de mandos eran Osvaldo Pérez Bataglia y Jorge Pedro Malagamba. Durante su indagatoria, dijo que como ingeniero civil lo habían designado jefe de una compañía vial del Batallón y lo habían enviado a Tucumán con 150 soldados a sus órdenes. “Ledo era para mí un soldado más”, dijo. Afirmó que nunca hizo recorridas con nadie y sugirió que la fuga no debía sorprender porque el predio estaba a 500 metros de la ruta 38 y “las necesidades fisiológicas se hacían a campo abierto”, alejándose lo máximo posible por cuestiones “de decoro”.
Según el procesamiento, el conscripto que relató la salida de Sanguinetti con Ledo no pudo ser ubicado. Bejas apuntó que la investigación “no tuvo mayores avances” desde 2009 y encomendó profundizarla. No fundó el procesamiento en las acciones directas de Sanguinetti, sino en su “obligación positiva de custodia y protección de las personas bajo su guarda”. Como jefe de compañía y miembro de la estructura jerárquica del Batallón 141, con mando sobre la tropa, tenía “el deber de defender en forma explícita los bienes e intereses” de los subordinados a su cargo, más aún si lo estaban por obligación y en un contexto de terrorismo de Estado, escribió. Remarcó que los jefes militares tenían “un control absoluto y discrecional” sobre los soldados y llamó la atención sobre “la indiferencia” ante la fuga, ya que no ordenaron buscar al supuesto fugado. Sanguinetti seguirá con arresto domiciliario en su departamento al menos hasta que los médicos forenses dictaminen si está en condiciones de ser trasladado a una cárcel.