Néstor Otero se presentó a la licitación lanzada por el macrismo para la remodelación y explotación de la Terminal.
El juez federal Sebastián Casanello procesó como testaferro de Ricardo Jaime a Raúl Omar Glories, cuñado de Néstor Otero, dueño de la Terminal de Ómnibus de Retiro. El caso por el que Casanello procesó a Glories se remonta al año 2006 cuando Jaime era secretario de Transporte y Glories le compró una casa en un barrio cerrado de San Isidro.
Glories, cuñado de Otero e integrante de varias sociedades del “Señor de las Terminales”, pagó $450.000 en efectivo por una casa en el lote 99 de barrio cerrado Camino Real en San Isidro. La compró en comisión para una señora llamada María Filomena Pfaffen, que vivía en Río Gallegos. Jubilada, y con ingresos –en aquel entonces– de $1.250, la mujer resultó ser la madre de Silvia Reyss, pareja de Jaime.
Jaime, como secretario de Transporte debía controlar a Otero en la explotación de la Terminal de Retiro. Para el fiscal Carlos Rívolo, que investiga desde el año 2008 a Jaime y sus testaferros, la casa de fin de semana que compró Glories para la que era la suegra de Jaime, sería uno de los tantos pagos recibidos por el ex funcionario de parte del empresario, dueño de la Terminal de Retiro.
Pusieron la casa a nombre de Pfaffen porque no podían ponerla a nombre de Jaime ni de su pareja de entonces. Los choferes de Jaime declararon en la causa y aseguraron que algunos fines de semana llevaban al funcionario a “su casa” en el barrio Camino Real.
En la casa, cuando fue allanada, no había una sola señal de que Pfaffen fuera la dueña. Había instalado un gimnasio más acorde para alguien atlético como Jaime que para su ex suegra jubilada. Había plaquetas entregadas a Jaime y documentación que indicaba que Reyss pagaba buena parte de los servicios. La casa era de Jaime y la había comprado el cuñado de Otero. Otro hecho de corrupción bastante simple.
Meses después de la compra de la casa en el barrio cerrado de San Isidro, Jaime- en nombre del Estado argentino- le extendió a Otero la concesión de la Terminal de Retiro hasta el año 2015. Lo hizo a un precio más bajo del que pagaba mensualmente Otero hasta entonces. Al mismo tiempo que Glories le compraba una casa a la suegra jubilada y santacruceña de Jaime, el ex secretario de Transporte vivía en un departamento que pagaba Otero.
Jaime fue condenado en octubre de 2015 cuando admitió haber recibido coimas de empresarios a los que debía controlar. Uno de los que le pagaba era Otero. Todos los meses, el dueño de la Terminal de Retiro- que durante el kirchnerismo obtuvo otras terminales en diversos lugares- pagaba el alquiler del departamento dónde vivía Jaime. Corrupción pura, dura y simple de comprobar. Jaime fue condenado y Otero fue beneficiado con una probation.
Casanello ya había procesado a Glories como testaferro de Jaime. Pero la Sala I de la Cámara Federal le había dictado una falta de mérito y ordenado profundizar la investigación. Luego de varios meses el fiscal Rívolo volvió a solicitar el procesamiento de Glories. Y Casanello resolvió en ese sentido.
En el procesamiento, al que Infobae accedió a través de fuentes judiciales, Casanello señaló: “que Raúl Omar Glories participó en la adquisición del inmueble ubicado en el barrio ‘Camino Real’ que en realidad integraban el patrimonio oculto de Ricardo Jaime quien a la fecha de la adquisición ya se desempeñaba como Secretario de Transporte de la Nación. Las pruebas recabadas en esta instancia indican que la intervención de Raúl Omar Glories conformó un aporte que colaboró en la adquisición de aquel bien. Es decir, todas las constancias recabadas en la presente permiten concluir que el verdadero dueño, oculto detrás de quien prestó el nombre para la operación de compra del bien, no era otro que Ricardo Jaime, quien tenía la capacidad económica real e ilícita pero no tenía la posibilidad de figurar como verdadero dueño debido al carácter espurio su enriquecimiento”.
El procesamiento de Glories, cuñado e integrante del esquema de negocios de Otero se da en medio de la licitación convocada por el Ministerio de Transporte de la Nación para la explotación y renovación de la Terminal de Retiro. Una de las empresas que se presentó es de Otero. El empresario no quiere perder su terminal. No importa que su gente y él mismo estén manchados por casos de corrupción comprobados.