Denton planta batalla a la técnica de extracción de petróleo y gas natural que ha impulsado el boom de la energía en EE UU.
Texas acaba de abrir una nueva batalla contra el fracking, con posibles repercusiones en todo Estados Unidos. La ciudad de Denton estableció esta semana la prohibición del fracking, la técnica de extracción de petróleo y gas natural que ha impulsado el boom de la energía en este país. La iniciativa, aprobada por los ciudadanos en las elecciones legislativas de noviembre con un 59% de apoyos, ha convertido a la ciudad en la primera en dar este paso en el Estado que lidera la explotación de gas y petróleo de EE UU.
Texas, junto a Dakota del Norte, acumuló el 90% del incremento neto en reservas de petróleo en el año 2013, según un informe de la Administración de Información sobre Energía (EIA) publicado esta semana. Los descubrimientos de reservas en Texas llegaron a 2.000 millones de barriles y además fue proveedor de un 29% de la producción de gas natural del mercado el año pasado, lo que lo convierte en el líder a nivel nacional.
Estas cifras han convertido a Denton en una zona clave para la extracción de gas natural en Texas durante los últimos 10 años. Pero las quejas de residentes y la incertidumbre por los efectos de esta práctica en el medio ambiente y en el agua llegaron a un límite cuando las extracciones se acercaron cada vez más a los hogares de los residentes.
La técnica del fracking sirve para realizar perforaciones hasta grandes profundidades. Consiste en inyectar fluidos en la tierra a presión muy alta para fracturar la roca y liberar así el gas o petróleo. Numerosos grupos ambientalistas se han opuesto con fuerza a su expansión por la falta de conocimiento sobre la potencial contaminación en reservas de agua, así como los efectos potenciales en la actividad sísmica.
“El consejo de la ciudad de Denton está comprometido en defender la ordenanza y utilizaremos todos los recursos legales disponibles para hacerlo”, dijo el alcalde Chris Watts una vez que se prohibió la práctica. Nada más entrar en vigor, la Oficina General Estatal de Tierra y la Asociación de Gas y Petróleo de Texas presentaron sendas demandas en contra de la prohibición.
La primera de estas demandas se basó en la responsabilidad fiduciaria con las escuelas públicas de Texas, que sólo en 2013 recibieron 1.200 millones de dólares para el Fondo Escolar Permanente del Estado, la mayoría provenientes de ingresos asociados al petróleo y gas. La segunda demanda argumentó que las regulaciones estatales en torno al manejo de tierras y extracción de gas invalidan la prohibición.
La batalla legal acaba de comenzar. Mientras los tribunales evalúan los argumentos, la pregunta clave tanto de residentes como autoridades locales sigue abierta: ¿Es seguro utilizar fracking en áreas pobladas? ¿Cuáles son sus efectos inmediatos y a largo plazo? Científicos como Michael Thurman e Imma Ferrer de la Universidad de Colorado Boulder están en busca de la respuesta.
Los fluidos a presión utilizados en fracking contienen agua y arena, pero también llevan una variedad de químicos, incluyendo agentes antibacterianos, inhibidores de corrosión, entre otros componentes. Hasta ahora las compañías en el negocio de la extracción han rehusado dar detalles sobre los componentes utilizados en los fluidos.
El trabajo de Thurman y Ferrer analizó muestras de fluidos utilizados en fracking en Estados como Colorado, Louisiana, Nevada, Pensilvania y Texas. Ahí encontraron que algunos de los químicos presentes son usados en productos como pasta de dientes, laxantes, detergentes y helados, entre otros.
Este es el primer estudio publicado que identifica algunos de los químicos orgánicos utilizados en fracking. “Los componentes encontrados en el agua son una huella del proceso de fracking. Durante los próximos 10 años Estados Unidos dejará de depender del petróleo extranjero, por lo tanto es esencial que las compañías desarrollen técnicas seguras de extracción y utilicen los componentes que sean más seguros”, comentó Thurman.
“Los componentes que identificamos son sólo una parte de los que se usan, pero hay muchos que todavía no conocemos. Nuestro estudio sólo identificó cerca de un 20%, el resto planeamos estudiarlos en el futuro y quizás ellos sean los más tóxicos”, explicó Ferrer. Los resultados son un aporte en un área con un vasto desconocimiento, pero ambos advierten que los resultados no pueden aplicarse a todos los depósitos donde se realiza esta técnica, por las diferentes mezclas utilizadas por los operadores y la geología predominante en cada área.
Por otra parte, Brian Rahm investigador del Instituto de Recursos para Agua en Nueva York defiende que el fracturamiento de la roca es probablemente la parte más segura de todo el proceso, pero áreas como el tratamiento de aguas residuales y la protección de pozos de agua en la zona, son más complicadas. “Hay ciertas partes del proceso en que las cosas pueden ir muy mal, como por ejemplo cuando se sella el exterior de los pozos con cemento”, comentó.
A nivel nacional existen varios condados y ciudades que han instaurado prohibiciones al fracking o moratorias para así analizar con tiempo suficiente las consecuencias medioambientales de esta práctica. La mayoría se concentran en estados como Nueva York, Nueva Jersey, Vermont, Ohio, Michigan, Pensilvania, Nuevo México, California y ahora, por primera vez, Texas.