El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, firmó una ley que condena con cadena perpetua a las personas homosexuales.
A pesar de las peticiones de la comunidad internacional, el gobierno de Uganda dictaminó una ley que ya había sido aprobada por amplia mayoría del congreso en diciembre de 2013.
El mandatario africano, un cristiano evangelista en un país donde el 84% de la población es cristiana, firmó la polémica ley en una ceremonia en la residencia oficial en Entebbe, ciudad cercana a la capital ugandesa, a la que acudieron periodistas y funcionarios, que aplaudieron luego de que Museveni estampó su firma en la norma aprobada el pasado 20 de diciembre de 2013.
Uganda debate este tema desde 2009. Originalmente, quienes están en contra de la homosexualidad proponían la pena de muerte, pero debido a las críticas internacionales, decidieron modificarla.
Grupos internacionales defensores de los derechos humanos, así como gobiernos occidentales, en especial Estados Unidos, criticaron la norma. Y algunos países europeos advirtieron que reducirían su ayuda a Uganda si la norma era aprobada.
La ley establece que quienes cometan un delito por primera vez sean sentenciados a 14 años de cárcel. También establece condenas de prisión perpetua para quienes cometan lo que llama “homosexualidad agravada”, definida como relaciones sexuales habituales entre homosexuales, así como actos que involucren a menores, discapacitados o en los que uno de los participantes esté contagiado de SIDA.
Luego de conocerse la promulgación, la ONU la calificó a la norma de “discriminatoria”. La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció la ley ya que “institucionaliza la discriminación hacia homosexuales y podría alentar el acoso y la violencia contra personas en razón de su orientación sexual”.
El premio Nobel de la Paz sudafricano Desmond Tutu instó a Museveni a no promulgar esta ley, al considerar que legislar contra el amor entre adultos recuerda al nazismo y al apartheid.