El CEO de la aerolínea low cost Sky quiere sumar nuevos destinos.
Eliminar la tarifa mínima y reducir las tasas aeroportuarias son dos factores claves para que el mercado de las compañías aéreas de bajo costo despegue en la Argentina. Así lo planteó a LA NACION Holger Paulmann, CEO de la low cost chilena Sky, que ya vuela a Santiago de Chile desde esta ciudad, Buenos Aires y Mendoza. Desde octubre sumará Rosario.
La empresa, fundada en 2002 y que cuenta con una flota de 15 aviones Airbus de la familia A320, sumará nuevos destinos a la Argentina, pero prefiere no anunciarlos porque está en negociaciones con sus proveedores. Como no está radicada en el país, no puede volar a puntos fuera de Chile.
Paulmann está muy conforme con los resultados en la Argentina; por ejemplo, en menos de un año la ruta Córdoba-Santiago de Chile creció 136% (una frecuencia diaria, en la actualidad con una ocupación del 90%). “El mercado argentino podría duplicarse en un año, pero por sus regulaciones es probable que requiera de más tiempo, dos o tres años”.
Plantea que las diferencias regulatorias entre los mercados tienen que ser “analizadas en detalle para saber el impacto que puede tener en los costos”. La principal barrera que detecta para que el segmento de bajo costo se expanda en el país es la existencia, en la Argentina, de una tarifa mínima regulada por debajo de la cual las empresas no pueden cobrar.
“En este modelo el precio es el elemento diferenciador respecto de las líneas aéreas tradicionales -señala Paulmann-. En ese sentido, Chile está mucho más desarrollado; hay más de un viaje por habitante por año y seguirá creciendo. En la Argentina llevará más tiempo el incremento de pasajeros; sería más veloz si se liberara la mínima”.
De todos modos, advierte que si el mercado doméstico local creciera fuertemente, con las actuales normas, “no habría suficientes pilotos y técnicos para satisfacer la demanda; en función de las restricciones el incremento tiene que ser gradual”. Señala que en Chile la tarifa media es más baja que la mínima en la Argentina: “Vendemos pasajes desde 3 dólares y eso permite que más gente vuele”.
A criterio de Paulmann, otra limitación son los precios de las tasas de embarque. Desde Argentina a Chile, son 70 dólares, y a la inversa, 30. Explica que ninguno de los dos países diferencia para establecer la tasa en conexiones internacionales, las de corta distancia de las de largas. “Las tasas son las mismas que para viajes a París, y eso es injusto, porque el vuelo a Buenos Aires dura lo que un doméstico. Deberíamos intentar fomentar el sector, y con esto le ponemos un freno de mano”. Agrega que en Chile solicitaron que se revise el tema, para lo que deben coincidir gobierno, aeropuertos y líneas aéreas. También en la Argentina lo conversaron con las autoridades de Transporte. “En otros países -continúa- ya se hicieron modificaciones. El esquema actual al que más le impacta es al cliente, especialmente al que tiene menos recursos y al que aspiramos llegar. Gran parte del pasajero que buscamos es el que se traslada en ómnibus, por vía terrestre”.
Respecto de la infraestructura, estimó que el costo de aeropuertos tiene un peso del 3% en su número global; los alternativos permitirían ahorrar y el nivel “caería a 1 o 2%; no es un impacto muy grande”. Enfatizó que el diseño de las estaciones debe acompañar al mercado. “Tener un servicio rápido, eficiente y un flujo dinámico”.
“El negocio del low cost es de volumen y alta productividad; eficiente uso de los aviones y procesos simples y consistentes. Algunas empresas ni siquiera transportan carga; para nosotros ese ingreso es un adicional, uno más que ayuda a poder dar una tarifa baja”, describe.