Por primera vez, la parálisis política que bloquea el país balcánico tuvo su efecto en las manifestaciones y protestas ciudadanas que trascienden las divisiones étnicas.
Del 12 de febrero a hoy, la pugna política entre serbios, croatas y bosnio-musulmanes llegó al extremo de bloquear la expedición de los números de identificación necesarios para los DNI y la seguridad social. Debido a la falta de acuerdo sobre cómo reformar el sistema vigente, los bebés nacidos en Bosnia durante los últimos meses aún están sin DNI ni número de seguridad social.
Berina Hamidovic y Belmina Ibrisevic son dos bebés que no solo tuvieron la mala suerte de llegar al mundo después de la fecha mencionada, sino que su situación se agravó aún más ya que nacieron con enfermedades congénitas. Ambos tuvieron una gran cantidad de dificultades y retrasos para poder salir del país y obtener los tratamientos necesarios. A tal punto, que Berina murió en un hospital de Belgrado a mediados de junio, probablemente como consecuencia de la demora en su tratamiento. Belmina todavía lucha ahora por su vida en Alemania.
La situación de estos bebés hizo que los ciudadanos de Bosnia salgan a las calles a protestar. La noche del 5 de junio, Fedja Stukan y Aldin Arnautovic decidieron darle fuerza a un idea que se difundía por Facebook: bloquear los accesos al Parlamento para forzar a los políticos a pactar una solución. “Al principio, éramos una decena de personas en total. Aparcamos nuestros coches en los accesos del Parlamento y nos plantamos ahí”, cuenta Fedja, un actor de 39 años. Ése fue el primer paso de una cantidad de movilizaciones que ha tenido a miles de personas en las calles de Sarajevo y otras ciudades. Durante el segundo día, lograron hacer una cadena humana que mantuvo retenidos dentro del Parlamento a los diputados y unos 250 delegados extranjeros en un encuentro internacional, hasta las cuatro y media de la mañana. El primer ministro Vjekoslav Bevanda salió por una ventana.
“La gente está harta de esta situación. Los políticos cultivan la cultura del miedo interétnico para luego erigirse en los indispensables defensores del pueblo. Pero la gente empieza a entender que el mayor peligro para sus vidas no es el vecino de otra etnia, sino los administradores ineptos y corruptos que tenemos”, asegura Emir Hodzic, un activista de 34 años. “Las manifestaciones no tienen carácter étnico. Solo queremos que los políticos empiecen de una vez a resolver problemas. Es intolerable que por aplicar el nacionalismo a una estúpida cuestión de números, tenga que morir un bebé”, explican los manifestantes.
En Banja Luka, capital de la entidad serbia del país, Nikola Dronjak, líder de la unión de los estudiantes universitarios, manifestó su apoyo a las reivindicaciones ciudadanas. Dronjak, de 25 años, encabeza un movimiento de protesta paralelo que lucha contra la corrupción de los líderes locales y su ineptitud para crear oportunidades en un país azotado por la crisis económica: “hemos tenido cinco siglos de Imperio Otomano. La gente está acostumbrada a sultanes con mucho dinero, muchas mujeres y escaso interés por el pueblo. Pero empieza a ser realmente demasiado para quedarse en la apatía”.
Según reconoce un alto cargo gubernamental, las autoridades tardaron dos días en remover los coches que bloqueaban el Parlamento porque no estaba claro quién tenía que hacerse cargo, si el Estado, la federación bosnio-croata o el cantón de Sarajevo. Los políticos saben que la gente está contra ellos, incluso admiten que la política es la fuente del problema y saben que no hay soluciones para hacer de Bosnia un país normal. “Estamos en la peor situación desde el fin de la guerra”, alerta Senad Pecanin, periodista fundador de la revista Dani. “Desafortunadamente, aquí perdemos nuestro tiempo con los números equivocados“, reconoce el economista Sanjin Arifagic. “Hemos sufrido una doble recesión y somos un país rezagado en una región que no va bien”, añade. En lugar de trabajar sobre las cifras del paro, la política pierde meses en debatir sobre los números de identidad. “La actual élite política tiene interés en mantener el status quo”, comenta Renzo Daviddi, vicejefe de la misión europea en Bosnia. Y añade : “no podemos permitirnos dejar que Bosnia siga a la deriva como hasta ahora”.
El actual gobierno serbio advirtió que no ejercerá una presión activa para que las cosas cambien. Las protestas han logrado ahora la expedición de los números de identidad y los activistas esperarán hasta el 1 de julio por una solución definitiva. “Si no la hay, volveremos a la calle”, confirmó Emir Hodzic. Por el momento, se reúnen ante el Parlamento a las 12 del mediodía, en silencio, “para no molestar el trabajo”.