Sería preventiva y buscan voluntarios en Argentina. Si su eficacia es alta, las personas que conviven con un Covid positivo podrían evitar la cuarentena.
Un integrante de la familia da positivo de Covid y todo su núcleo debe aislarse preventivamente. Hay una reunión de amigos y a uno le da positivo el PCR, por lo que los que fueron contactos estrechos deben guardarse. ¿Es posible que esta pesadilla termine? Hay una chance que se estudia y ya se ensaya en Argentina.
De ser eficaz el estudio en cuestión -dicen los expertos-, podrían cambiar los protocolos conocidos hasta ahora. Hoy, lo más probable es que los convivientes de un Covid positivo se hayan contagiado y deben permanecer en “cuarentena” para evitar infectar a terceros. ¿Por qué ese circuito inevitable podría tener un aliciente a partir de la nueva píldora?
“Con la continua propagación del virus y la aparición de variantes, se necesitan tratamientos adicionales para Covid-19. Es por eso que nos movemos con rapidez para acelerar el acceso global de Molnupiravir”, explicó Dean Y. Li, vicepresidente ejecutivo y presidente de MSD, el laboratorio que está detrás de esta droga.
Voluntarios en Argentina participarán del estudio denominado MOVe-AHEAD. Se trata de una investigación clínica aleatoria, doble ciego y controlada con placebo. Esto significa que un grupo de voluntarios recibe placebo y el otro, Molnupiravir. Esta misma droga ya fue aprobada en el Reino Unido para los pacientes de riesgo que dan positivo. Ahora podría sumarse este nuevo uso.
El estudio MOVe-AHEAD evaluará el Molnupiravir en una dosis de 800 mg cada 12 horas, durante cinco días para prevenir la propagación del SARS-CoV-2 dentro de los hogares. Esto significa que las personas que hagan el tratamiento podrían evitar contagiarse y de esta manera se lograría una importante reducción de los casos. Y si los porcentajes de efectividad que se alcancen son relevantes, los días de aislamiento de los contactos estrechos podrían volverse un mal recuerdo.
La investigación se lleva a cabo simultáneamente, a nivel global, en Argentina, Brasil, Colombia, Francia, Guatemala, Hungría, Japón, México, Perú, Filipinas, Rumania, Rusia, Sudáfrica, España, Turquía, Ucrania y Estados Unidos.
“Si se consigue una droga preventiva que evite el contagio ya no habría que aislar a los contactos estrechos. Pero el ensayo recién empieza y todavía estamos lejos de esa meta”, explicó a Clarín el infectólogo Martín Hojman, del Centro de Investigación Clínica Mautalén, uno de los que participa en Argentina del ensayo. Hay en total siete centros distribuidos en la Ciudad, Buenos Aires y Santa Fe, que llevan adelante la investigación..
En este momento están en la etapa de reclutamiento de voluntarios. Y no es fácil conseguirlos porque para para poder participar hay dos requisitos excluyentes: no hay que estar vacunado y tampoco haber tenido Covid. Esto es porque lo que buscan es asegurar que la eventual eficacia del tratamiento pueda atribuirse al Molnupiravir y no a la vacuna o a la inmunidad natural del convaleciente.
Con esas dos condiciones de base debe ser conviviente de alguien con Covid. “Por suerte, en Argentina los niveles de vacunación son altos, por lo que conseguir voluntarios para el ensayo no será sencillo. Pero los que no se hayan vacunado ni hayan tenido contacto con el virus y estén interesados en participar pueden comunicarse al mail investigación@mautalen.com”, dijo Hojman.
La búsqueda de un freno
Todos los caminos conducen al mismo objetivo: tratar de buscarle un freno al coronavirus, que se perfecciona y se vuelve cada vez más contagioso, ahora con su nueva variante Ómicron, que en la Argentina ya hace una gran demostración de su poder en Córdoba.
El devenir del Covid indica que desde el día que comenzó la pandemia hasta el 15 de noviembre de 2020 se reportaron en la Argentina 1.310.491 infectados y 35.436 muertos. Un año después, el 15 de noviembre de 2021, los datos oficiales indicaban que el acumulado de infectados era más del cuádruple (5.307.159) y los fallecidos más del triple (116.250).
De los brotes iniciales y con gran mortalidad los países fueron pasando por distintas etapas. En este periodo, sucedió una de los hitos más esperados desde que se inició la pandemia: la aparición de las vacunas que, si bien no previenen totalmente el contagio (y ahora menos aún con la variante Ómicron), son un freno para las internaciones con casos graves.
A la vez que se investigaban y aprobaban las vacunas para uso de emergencia, comenzó la búsqueda de tratamientos para tratar a los pacientes con Covid. En ese contexto se dio la aprobación del uso en emergencia del Molnupiravir por parte de la Agencia Regulatoria de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido y está en proceso por parte de la FDA de Estados Unidos.
El Molnupiravir fue el primer medicamento antiviral oral autorizado para el tratamiento de Covid leve a moderado en adultos con una prueba diagnóstica positiva para SARS-CoV-2 y que tienen al menos un factor de riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
La autorización se basó en los resultados positivos de un estudio clínico de fase 3 MOVe-OUT, que evaluó Molnupiravir 800 mg dos veces al día en pacientes adultos no hospitalizados y no vacunados, con Covid leve a moderado confirmado por laboratorio, que presentaron inicio de los síntomas dentro de los cinco días posteriores a la aleatorización del estudio y presentan al menos un factor de riesgo asociado con resultados negativos relacionados a la enfermedad.
Ahora viene el paso siguiente, que es determinar que la eficacia que la píldora antiviral ha demostrado con los pacientes infectados puede tener la misma destreza para evitar que la gente que esté en contacto con el virus se contagie. El porcentaje de eficacia será clave.
En las últimas horas se conoció la noticia de que la FDA aprobó en Estados Unidos la píldora de Pfizer contra el Covid, el Paxlovid, para adultos en riesgo y chicos mayores de 12 años. Se trata del otro antiviral que aparece como nueva arma contra la pandemia.
Los estudios de ambas píldoras incluyeron a pacientes con comorbilidades, que padecen la enfermedad y demostraron un buen nivel de seguridad. Los ensayos realizados hasta ahora incluyeron la variante Delta, pero fueron anteriores al surgimiento de Ómicron.