Pionera en muchos temas, esta vez la Argentina llega a la cita con retraso. Pero luego de varias idas y vueltas, demoras y discusiones, antes de fin de año podría finalmente arribar al Congreso la ley que permitirá generar energía eléctrica para consumir y, a la vez, inyectar el excedente a la red. La iniciativa que, con diferencias, ya funciona en Uruguay, Brasil, Chile y Colombia, se espera que redunde en menores tarifas para los usuarios.
El envión decisivo lo dieron los representantes de los bloques de diputados de Cambiemos, Bloque Justicialista, Frente para la Victoria y Chubut Somos Todos, que lograron unificar las iniciativas respecto a un proyecto de ley de “generación distribuida de energías renovables”.
En esencia, la ley “posibilitará el derecho en todo el país de que el usuario pueda autoconsumir e inyectar a la red energía renovable”, establecerá “un piso de las normas que se deberán cumplir en la instalación” y marcará “un antes y un después, será el nacimiento del usuario generador”, resume el diputado oficialista Juan Carlos Villalonga en diálogo con ámbito.com.
El camino estuvo plagado de obstáculos. El punto de controversia más fuerte estuvo marcado por la oposición de las distribuidoras provinciales y cooperativas eléctricas, jugadores chicos del sistema que se declararon en riesgo ante la posible sangría en sus ingresos.
Cuando un ciudadano consume la energía que genera, deja de consumir de la red. Y como la distribuidora recarga una parte de sus gastos operativos en ese consumo, temían desfinanciarse. Finalmente, las negociaciones llegaron a un acuerdo.
“Las grandes tienen mayor posibilidad de adaptarse pero las pequeñas se resienten mucho más. Entonces tuvimos que ir atendiendo todas las realidades, y esas discusiones en el terreno regulatorio fue dilatando todo. Pero a esta altura, las grandes disputas ya se zanjaron”, afirma el legislador, aunque advierte que “es un modelo disruptivo y requiere que el sistema eléctrico se adecue a la nueva realidad. Las distribuidoras van a tener que cambiar progresivamente su modelo de negocios”.
• Generar, consumir, inyectar
El primer paso será superar la evaluación técnica, luego de la cual el usuario-generador y el distribuidor suscribirán un contrato de generación eléctrica bajo la modalidad distribuida. “Se trata de incentivar el autoconsumo residencial, que la generación sea para autoabastecerte. Si vos consumís todo lo que generas, cada kw/h es uno menos que consumís de la distribuidora, es decir, al precio mayorista. Pero si te sobra te pagarán un valor menor (se conoce como sistema net billing), por lo que si generas 100 kw/h te conviene consumirlos todos”.
Si existiese un excedente monetario por los kilowatt-hora inyectados a favor del usuario-generador, quedará un crédito para la facturación de los períodos siguientes. De persistir, se podrá solicitar al distribuidor la retribución del saldo favorable acumulado.
“Un equipo básico para una casa sale unos $70 mil”, afirma el legislador. Desde ahí, el precio se va incrementando de acuerdo a las dimensiones. Se estima que la compra tarda en amortizarse de cinco a ocho años, con una vida útil de entre 20 y 25. “Requiere un 50% del tiempo, o menos, para amortizarse y luego es gratis. La ecuación tiene que ser razonable, si no cualquier persona con esa plata va a preferir cambiar el auto”, razona.
Por lo general, para alimentar con electricidad una vivienda mediana se necesitan varios paneles solares, o módulos fotovoltaicos, interconectados entre sí y fijados por una estructura metálica, que se pueden instalar sobre el techo, en el patio o el jardín. En principio, abastecen sin problemas la iluminación y electrodomésticos de consumo medio, como la tv, equipos de audio o computadoras, pero para un lavarropas, heladera o freezer, se necesita un equipo de tamaño más grande.
Además habrá que contar con un dinero adicional para cambiar los medidores convencionales por otros bidireccionales, que registran tanto el consumo como la generación de energía eléctrica. El acuerdo con las empresas es que la colocación de los nuevos medidores debe costar lo mismo que los tradicionales, para que no haya gastos excesivos que desincentiven el traspaso. También se seguirá pagando el cargo fijo a la distribuidora, necesaria para inyectar la energía y tener un respaldo en caso de que la generación no alcance para el autoabastecimiento.
Dos detalles: la distribuidora hará la transacción con el propietario del inmueble, quien tendrá que hacer la inversión salvo que llegue a algún acuerdo con el inquilino. En el caso de una vivienda de copropietarios de propiedad horizontal o conjunto inmobiliario, el contrato será con el consorcio.
Otro punto a tener en cuenta son los distintos niveles de radiación solar que tiene cada región del país, lo que brindará más o menos horas de autonomía. ¿Cómo medirlo? Es un terreno en el que aún estamos en sombras. La Red Solarimétrica Argentina, nacida en 1975, llegó a contar con 47 estaciones de medición, pero la falta de inversión la sacó de funcionamiento. La Universidad de Luján con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) confeccionan un mapa mensual sobre la radiación solar en la pampa húmeda, pero el avance definitivo debería darlo la esperada red EnArSol, un proyecto para recolectar datos en tiempo real con 30 estaciones interconectadas y distribuidas en todo el país.
A grandes rasgos, la zona de radiación más favorable es el noroeste, en el resto del país es aceptable y disminuye en algunos puntos del sur, en especial en Santa Cruz y Tierra del Fuego.
• Hogares y pymes
El proyecto está dirigido a todos los clientes de distribuidoras que no integren el grupo de los grandes usuarios, sean residenciales o no. “Las pymes ya están haciendo cuentas y se dan cuenta de que será conveniente, porque tienen altos consumos y pagan una tarifa cara, por lo que la amortización será más rápida. Además tienen la capacidad de invertir. Para los residenciales se piensa casi exclusivamente en paneles solares, pero para un establecimiento industrial o agropecuario aparece la posibilidad de generar energía con biogás u otras fuentes “, señala el diputado. Todavía resta definir la letra chica de un plan de incentivos, basado en facilidades de crédito para la compra de equipos y exenciones fiscales.
El proyecto también estipula la creación del Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables. “Es necesario tener un fondo de garantía para que las políticas se apliquen”, asevera Villalonga. La primera idea era establecer un cargo de 0,5% sobre los valores actuales, pero el escaso margen que dejó el “tarifazo” en los servicios públicos hizo reflexionar. “Las tarifas iban a tener una suba ínfima, pero iba a ser polémico y tenía todas las de perder por ser un tema tan sensible”, explica. Las grandes empresas también se quejaron ya que ese porcentaje, aunque pequeño, en su escala de consumo intensivo iba representar un gasto extra considerable.
Al fin de cuentas, la idea es que se constituya con recursos del Presupuesto Nacional, intereses de las financiaciones que se otorguen y aportes de organismos multilaterales de crédito. La apuesta es que para el primer año de entrada en vigencia de la ley el Fondo cuente con $500 millones.
• Un primer paso
“Concordamos en una ley que comience a rodar, es un primer paso. Lo que tiene que venir dentro de unos años es una red inteligente y un sistema con bandas horarias, porque el precio de la energía no vale lo mismo en horarios pico. Hoy en día ya se están popularizando los kits fotovoltaicos con una batería de litio para acumular la energía generada, entonces cada uno de nosotros dirá: ‘Me conviene consumir mi energía en determinada hora e inyectarla en otra’. Habrá posibilidades mucho más sofisticadas”, avizora.
Pero para eso falta. Con el texto unificado entre los distintos bloques, la aspiración ahora pasa por hacer una reunión después de las PASO, recabar las últimas observaciones (de empresas, distribuidoras, entes reguladores) y tratar de tener dictamen antes de las elecciones de octubre. Si todo se cumple de acuerdo a lo previsto, llegaría al Congreso antes de fin de año.
“Este proyecto es una buena noticia, debería salir”, adelanta el legislador, aunque prefiere no celebrar por adelantado: “Es un año electoral, y sabemos que los años electorales son muy complejos”.