Quisieron robarle otra vez al jubilado que mató a un ladrón en Quilmes: “Tuve que convertir mi casa en un búnker”

Trataron de llevarse el medidor de gas de su hogar. El hombre contó que le “arruinaron la vida” y está “como en una prisión domiciliaria”, en una vivienda “que está marcada”.

Jorge Ríos, el jubilado que mató en defensa propia, según el dictamen de la Justicia, a uno de los ladrones que ingresaron a robar su casa en 2020, sufrió este fin de semana largo un nuevo intento de robo en su hogar. “Tuve que convertir mi casa en un búnker”, afirmó, en relación a las modificaciones que debió hacer desde aquella noche que “lo traumó”.

Ríos, quien fue absuelto luego de que el Tribunal hiciera lugar al pedido del fiscal, quien alegó que la muerte de Franco “Piolo” Moreyra fue en legítima defensa, recordó en declaraciones a TN lo sucedido en el 17 de julio de aquel año. Esa madrugada, un grupo de cinco delincuentes irrumpió en su vivienda.

Moreyra (26) lo atacó con un destornillador y lo amenazó. La víctima se defendió con su pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros y disparó varias veces en el patio. “Una situación de esas no se la deseo a nadie. Gracias a Dios que a mí me salió dentro de todo bien porque pude haber perdido la vida en ese momento”, rememoró.

Este lunes, tras el robo de su medidor de gas, sostuvo que su hogar “está marcado” y que “está todo el mundo al tanto de esta casa”. Ante ese contexto, y con “el aguantadero” de los delincuentes a “180 metros” de su casa, tuvo que tomar la determinación de extremar las medidas de seguridad. “Ahora esto es un búnker, porque tuve que tomar mil precauciones”, describió.

“Hay cámaras adentro y afuera, la concertina que tuve que poner, el patrullero que pasa… más que eso…”, dijo resignado el jubilado que por los golpes sufridos en julio de 2020 no puede caminar. “Es el precio que estoy pagando ahora”, dijo y luego coincidió con quienes lo entrevistaron: “Estoy como en una prisión domiciliaria”.

Luego, añadió que durante algo más de un año tuvo policías “viviendo” en su casa y que “cuando la cosa fue mermando”, seguía con ellos a disposición, pero de una manera más laxa porque así lo pautaron.

“Pasaban, firmaban un presente. Hasta de madrugada me han preguntado si estaba todo bien, yo les levantaba el pulgar. No pretendo tener un policia las 24 horas”, deslizó.

Además, volvió a coincidir con sus interlocutores en que le “arruinaron la vida” y sostuvo que se va a tener que “acostumbrar” a vivir así.

Previamente, en el mismo canal habló Fernando Soto, abogado de Ríos. “Don Jorge quedó muy mal, muy afectado por haber tenido que vivir todo lo que pasó”, afirmó. En ese sentido, dijo que “no lo mataron de casualidad” y que el jubilado “no quería disparar”.

Sobre el arma que utilizó entonces, informó que era portador legítimo. “La habia comprado en 2012 después de un asalto”, aclaró.

“Está probado que se defendió”, indicó, aunque por la inseguridad de la zona añadió que “está a la buena de dios, pero tiene toda su vida ahí y no quiere irse”.