El jefe del ilegalizado Jamaat-e-Islami, Motiur Rahman Nizami, fue absuelto de dos cargos pero mantuvo otros cinco, entre ellos asesinato, violación y matanza de intelectuales, cuyo máximo castigo es la pena de muerte.
El Tribunal Supremo de Bangladesh ratificó la pena de muerte contra el presidente de la principal formación islamista del país por su implicación en crímenes contra la humanidad cometidos durante la guerra de independencia de 1971, informaron hoy (06.01.2015) medios locales.
La corte absolvió de dos cargos a Motiur Rahman Nizami, jefe del ilegalizado Jamaat-e-Islami (JI), pero mantuvo otros cinco, incluidos tres que conllevan el máximo castigo de la horca como el asesinato y violación de medio millar de personas y matanza de intelectuales, conforme a extractos del fallo recogidos por el diario Daily Star y el portal digital Bdnews24. Rahman Nizami fue encarcelado hace poco más de un año y, desde entonces, enfrenta 16 cargos, entre ellos el de genocidio, torturas y destrucción de la propiedad.
Según el tribunal, presidido por Surendra Kumar Sinha, Nizami cometió esos crímenes al frente de una milicia de apoyo al Ejército de Pakistán. Poco después del dictamen, la formación JI hizo un llamamiento para iniciar una huelga a modo de protesta, una medida habitual que en los últimos meses ha perdido el seguimiento que tuvo en 2013, cuando se fallaron las primeras sentencias de peso contra la formación islamista.
Político de larga trayectoria
El septuagenario Nizami ocupó carteras de Agricultura y de Industria entre 2001 y 2006 en un gobierno liderado por el Partido Nacionalista (BNP), actualmente en la oposición, y había sido condenado a muerte por un tribunal especial de crímenes de guerra a finales de 2014.
Como último recurso, la defensa del presidente de los islamistas podría pedir una revisión de la sentencia del Supremo y, eventualmente, solicitar clemencia al presidente del país, algo que se probó fútil con los dos últimos reos ajusticiados por crímenes contra la humanidad el pasado noviembre.
juicios son una promesa electoral con la que regresó al poder hace siete años la actual primera ministra, Sheikh Hasina, hija de la figura central de la guerra de independencia, en la que Jamaat-e-Islami se alineó con el régimen de Pakistán.
Aquel conflicto, en el que Pakistán recibió la puntilla del Ejército indio, duró nueve meses, durante los que hasta tres millones de personas murieron y cientos de miles de mujeres fueron violadas, según estimaciones oficiosas que algunos historiadores rebajan. Más de veinte personas han sido ya condenadas en diferentes instancias en este proceso de revisión de la memoria histórica, que tiene a JI como principal afectado.