El empresario pesquero, escritor del libro “De Proa al Sur” habló en la 99.9 sobre los diferentes problemas que afronta el sector en este momento y las posibilidades a futuro que se deberían explorar.
La actividad pesquera en todo el país está en una situación delicada con varias aristas de análisis interesantes que el empresario Raúl Cereseto planteó en su libro “De Proa al Sur” y donde se dedica a exponer varias problemáticas existentes en el sector.
En diálogo con la 99.9, el autor de este libro señaló que “es un libro que trata la problemática pesquera y plantea como se va trasladando con la aparición del oro naranja, el boom del langostino, hacia la zona sur. Esto generó modificaciones en la actividad pesquera desde el punto de vista productivo, esto trajo inversiones asociadas, generación de trabajo pero puso en manifiesto muchas problemáticas y con el libro busco darle visibilidad desde la crítica y la auto crítica”.
Al tener muchas embarcaciones abocadas al langostino, para Cereseto se están desperdiciando otros recursos que también pueden ser una fuente de trabajo: “hay un problema que es la concentración de la matriz productiva, nos concentramos en el langostino para la flota fresquera. Todos los esfuerzos se concentran en determinadas especies y desperdiciamos otras que podemos trabajar. El empresariado argentino es responsable de ir a una sola especie porque es la que más plata nos deja. Tenemos que generar herramientas para la búsqueda de distintas especies. El pescado está y necesitamos abrir en ese sentido el mercado porque estamos todos con el langostino”.
En este caso se refirió también a lo que está pasando en su provincia: “en Chubut tenemos anchoa que Mar del Plata la está padeciendo, en efecto en este momento estamos con varios barcos alimentando la industria conservera de Mar del Plata. Hay muchas especies con alta demanda internacional y no cuesta armar negocios porque tenemos dificultades económicas entre el precio de venta del dólar oficial y los costos ajustados por inflación”.
Los problemas aparecen desde diferentes ángulos y llevan a replantearse varios aspectos de la industria: “en el langostino también hay señales sobre la situación económica, estamos perdiendo mano de obra local porque es más barato procesar en el exterior y estamos muy sujetos al precio internacional. Hay que laburar mucho en ese camino, después hay un tema que tiene que ver con la acuicultura y Argentina está en una etapa embrionaria. Más del 50% de los productos ictícolas provienen de la acuicultura ya”.
Para desarrollar esa especialidad, hay que trabajar metodológicamente y a largo plazo, algo muy difícil en el país: “falta mucha información y apoyarnos mucho en la comunidad científica además de proveerles los recursos para que estudien las especies y preparen aspectos importantes como la genética, la reproducción, nutrición, calidad de agua y muchos aspectos que hacen a la acuicultura. Lo primero que hacemos es prohibir, pero hay un camino informativo que no estamos aprovechando”.