El Secretario General de la Asociación de Empleados de Comercio de Bahía Blanca habló en la 99.9 sobre la situación actual a una semana de la grave inundación en la ciudad.

La situación en Bahía Blanca, exactamente a una semana de la lluvia que sumergió a la ciudad, sigue siendo muy compleja y los bahienses están tratando de administrar recursos de la mejor manera posible para llegar a todos lados.
El Secretario General de la Asociación de Empleados de Comercio de esa ciudad, Raúl Oviedo dio un panorama en la 99.9 de la situación que atraviesan sobre todo porque desde el gremio tienen un hospital que ha servido como refugio para muchas personas. «En pleno inicio de catástrofe, ya los hospitales comenzaron a colapsar y el nuestro estuvo exento, estuvo en un punto crítico en donde pudimos llegar a tiempo con los trabajos de mantenimiento correspondiente, con las bombas extractoras de agua de los subsuelos para que no comprometieran los tableros eléctricos y estuvimos a centímetros de estar en ese riesgo. Gracias a la provincia que nos prestó una bomba más grande y el personal de mantenimiento que dejó a su familia en el agua y vino a socorrer la situación, pudimos salvar el hospital. Fue el único soporte de la ciudad operable, de tal manera que teníamos el único resonador de la ciudad. Los bebés que veían en las noticias estaban deambulando por la ciudad, los recibimos a todos automáticamente apenas nos enteramos. Así fue durante las 48 horas», comentó.
Cada sector de Bahía Blanca tiene una realidad distinta y eso hace que se deba trabajar de formas distintas para asistir a los damnificados: «hoy a siete días de la catástrofe, hay edificios en el centro que aún no tienen electricidad porque sus subsuelos todavía están con agua, las napas tampoco ayudan a desagotar y no se le puede dar suministro eléctrico hasta que no esté seco. Y eso conlleva la falta de agua, la dificultad para las personas mayores para subir y bajar del edificio; un sinfín de cosas. Eso con respecto al microcentro. En el macrocentro hay calles que han desaparecido, hay gente que no puede salir ni siquiera con una bicicleta de sus hogares, y hay sectores en donde aún permanece el barro. Con lo cual las ayudas que estamos haciendo desde el gremio, con productos que nos donan las llevamos con los vehículos hasta donde nos permite, de ahí a pie, alcanzando mercadería casa por casa de cada afiliado y obviamente uno no puede estar ajeno a la situación. El vecino de ese compañero, por más que no sea afiliado, también lo asistimos».
La organización de todo lo que llega en materia de donaciones, también es un factor fundamental para que toda la solidaridad del país, pueda tener un efecto concreto en aquellos que lo necesitan: «La municipalidad dividió en 40 puntos los lugares para entregar mercadería y 30 lugares para ropa. La ciudad está teniendo dificultades de acceso en vehículo a los lugares más carenciados y justamente más necesitados, que a su vez son personas que no pueden salir porque además no tienen vehículo para salir y hacerse de la mercadería. De manera que estamos en una situación en donde la voluntad de llegar a todos lados está. Lo que hay son dificultades para acceder a asistirlo».
Es un tránsito muy largo el que todavía tienen por delante, sabiendo que la reconstrucción no es inmediata y lleva consigo muchos inconvenientes: «va a ser largo sobre todo anímicamente porque hay muchas empresas que dejaron de trabajar y han quedado personas sin trabajo. Aumenta toda esta cuestión de angustia. Después desde el punto de vista sanitario empezarán a aparecer nuevas enfermedades gastrointestinales por la contaminación que hay, escapes de gases, infecciones y esperemos que el clima se mantenga fresco para no proliferar el nacimiento de mosquitos, que eso complica más con el dengue, que aún no lo tenemos superado en el país. Es una carrera contra el tiempo», dijo finalmente Oviedo.