Algunos republicanos exigen que ninguno de los 10.000 que ha aceptado Obama sea musulmán.
Los ataques terroristas de París han dado la vuelta a la carrera electoral y a la política estadounidense. Entre los republicanos más conservadores se ha abierto paso el rechazo a los 10.000 refugiados sirios que se comprometió a acoger la Administración Obama, en un llamamiento a evitar la llegada de potenciales terroristas. Varios precandidatos y 23 gobernadores de Estados (incluida una demócrata) se han pronunciado en contra, aunque el matiz que intentan introducir algunos aspirantes a la Casa Blanca, como Ted Cruz, es que se niegue sólo la entrada a los sirios musulmanes. En medio de una loca disputa electoral y de un notable impacto de los atentados de Estado Islámico en una opinión pública sensible al terrorismo, no faltan excesos como el del exgobernador de Arkansas, Micke Huckabee, quien muestra su rechazo a los refugiados sirios con este reclamo: «Despertad y oled el falafel».
Nadie quiere dar un paso en falso en sus aspiraciones electorales. La ola de temor y de rechazo que ha surgido de la ofensiva yihadista no se para en consideraciones humanistas ni en el sufrimiento de los millones de sirios que huyen de la guerra que se intenta frenar. Si entre los precandidatos a optar por la elección de 2016 se ha abierto una división entre partidarios y detractores, los gobernadores se han lanzado en tromba y avisan de que no acogerán a los refugiados en sus Estados. Chris Christie (Nueva Jersey), Bobby Jindal (Luisiana) y John Kasich (Ohio), los tres que son aspirantes del partido además de gobernadores, y todos habitualmente moderados, ya se han adelantado a negar la mayor. Pero también lo ha hecho la demócrata Maggie Hassan, actual gobernadora de New Hampshire y que se encuentra en plena disputa electoral para repetir en el cargo.
Algunos van más allá. En su empeño por hacerse un hueco mayor entre los conservadores y en abierto disputa por el espacio de Ben Carson y Donald Trump, actuales líderes de la carrera republicana, el senador por Texas Ted Cruz va a plantear en el Congreso que, aceptando que entren los refugiados, ninguno sea musulmán. Cruz lo justifica en el «alto riesgo» de que se cuelen yihadistas entre los 10.000 que Estados Unidos se ha comprometido a dar cobijo. El presidente Obama salió ayer al paso de la propuesta, que tachó de «vergonzosa», y replicó a Cruz con este razonamiento: «Es inadmisible aceptar que se le haga test de religión a la gente. Eso no es América. Eso no es lo que nosotros somos». Y sugirió que «a lo mejor lo que hay que hacer es un test de compasión».
Test ideológico
De lo que llama un «test ideológico» es partidario Carson, el neurocirujano negro conservador, que también se muestra contrario a la entrada de musulmanes. Al igual que Trump, quien añade además la propuesta de derribar algunas mezquitas en Estados Unidos.
En el entorno conservador intenta poner algo de mesura Ari Fleischer, ex asesor del presidente George W. Bush y colaborador del Comité Nacional Republicano, quien considera “preocupante” esta radicalización y pide que “se haga la distinción entre una mayoría de musulmanes, que respetan la ley, y aquellos radicales que realmente quieren hacernos daño”.