Un caro cóctel de anticuerpos ajenos evita una muerte por cada 17 pacientes tratados, según los resultados del mayor ensayo clínico del mundo.
La humanidad desarrolló en tiempo récord vacunas para evitar la covid, pero acumula fracasos en la carrera para encontrar un tratamiento eficaz para las personas que ya tienen la enfermedad. En el mundo siguen muriendo unos 80.000 infectados cada semana. Tras un año y medio de pandemia, al fin, una terapia antiviral ha demostrado por primera vez que puede salvar vidas de enfermos hospitalizados con coronavirus. El tratamiento, desarrollado por la empresa estadounidense Regeneron, es eficaz solo en pacientes graves que carecen de defensas propias contra el virus. En estos enfermos, por cada 100 tratados se evitarían seis fallecimientos, según los resultados preliminares del mayor ensayo clínico del mundo, el Recovery, coordinado por investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
El tratamiento, denominado Regen-cov en Estados Unidos, es un cóctel de dos medicamentos experimentales —imdevimab y casirivimab— que se administran juntos por vía intravenosa, en una dosis única. Son dos tipos de potentes anticuerpos neutralizantes del virus, seleccionados y multiplicados tras un análisis de miles de anticuerpos naturales procedentes de personas recuperadas de la covid o de ratones modificados genéticamente para imitar un sistema inmune humano. Esta terapia experimental se hizo célebre en octubre de 2020, cuando el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que era “una cura”, tras tener síntomas leves de covid y ser tratado con ella.
En el ensayo clínico han participado unos 9.800 pacientes hospitalizados en el Reino Unido, todos con un mismo tratamiento estándar, pero la mitad de ellos, además, con el cóctel de anticuerpos. El estudio solo ha observado efectos significativos en los enfermos graves sin anticuerpos propios contra el coronavirus. En este tipo de afectados, la mortalidad alcanzó el 30% en el grupo con la terapia habitual, frente al 24% en los pacientes que además recibieron el cóctel de Regeneron. Es una reducción de la mortalidad de un 20%. El tiempo de estancia en el hospital, además, bajó desde el promedio habitual de 17 días a 13 días, una disminución del 24%.
El epidemiólogo Martin Landray, de la Universidad de Oxford, ha recalcado este miércoles en un comunicado que “es la primera vez que un tratamiento antiviral demuestra salvar vidas en pacientes hospitalizados con covid”. Landray cree que son “excelentes noticias”. Su colega Peter Horby ha recordado que había muchas dudas sobre la eficacia de los tratamientos antivirales frente a la enfermedad grave, con el virus ya desbocado. “Es maravilloso saber que, incluso en casos de covid avanzada, atacar al virus puede reducir la mortalidad en los pacientes que no han logrado generar una respuesta de anticuerpos propia”, ha declarado Horby.
El ensayo Recovery, en el que participan casi 180 hospitales del Reino Unido, ha sido esencial durante la pandemia para distinguir los tratamientos realmente eficaces y descartar las terapias que no servían para nada. El proyecto, coordinado por Landray y Horby, demostró justo hace un año que un antinflamatorio sintetizado en 1957, la dexametasona, reduce un tercio el riesgo de muerte de los enfermos más graves. Es un fármaco muy barato que ha salvado cientos de miles de vidas. Según los cálculos de los investigadores de Oxford, por cada ocho pacientes graves tratados con dexametasona se evita una muerte. Y el tratamiento apenas cuesta unos euros. Por cada 17 enfermos tratados con el cóctel de Regeneron se impide un fallecimiento, pero la terapia cuesta más de 1.700 euros por persona, según sugiere un acuerdo de EE UU con el fabricante. Con este precio solo será una opción en países ricos. Las autoridades estadounidenses ya inyectaron 450 millones de dólares en Regeneron en julio de 2020, para impulsar el desarrollo de este tratamiento experimental.
El Regen-cov no es la solución a la covid, pero sí es una nueva incorporación al escaso arsenal médico contra la enfermedad. La viróloga Isabel Sola, del CSIC, aplaude la aparente reducción de la mortalidad y el tiempo de hospitalización, pero es cauta. “Bienvenido sea ese efecto, aunque habrá que ver cómo funciona con las variantes del virus”, advierte. Sola participa en el proyecto europeo Manco, que también busca anticuerpos monoclonales eficaces contra el coronavirus.
La científica Fiona Watt, directora ejecutiva del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, ha celebrado los resultados del ensayo. “Es un hallazgo muy importante. Significa que los pacientes hospitalizados con covid se pueden dividir en dos grupos, en función de si han producido anticuerpos contra el virus o no”, ha explicado Watt. Si los enfermos no tienen anticuerpos naturales, ha argumentado la investigadora, un cóctel de anticuerpos ajenos puede reducir el riesgo de morir y el tiempo de estancia en el hospital. Y, si los pacientes ya presentan anticuerpos propios, los médicos se pueden ahorrar el carísimo tratamiento de Regeneron, porque con estas personas no funciona.
Los dos anticuerpos del Regen-cov se adhieren a las espículas del coronavirus, reduciendo su capacidad para infectar las células humanas. Los ensayos previos habían mostrado resultados esperanzadores en pacientes leves, no hospitalizados, pero se desconocía si el cóctel de Regeneron era capaz de salvar vidas de enfermos graves. El Recovery es el primer ensayo lo suficientemente grande como para demostrar la eficacia en algunos pacientes, según el comunicado de Oxford.
La empresa biotecnológica Roche, con sede en Basilea (Suiza), se ha asociado con Regeneron para fabricar y suministrar el Regen-cov. La agencia reguladora de los medicamentos en Estados Unidos, la FDA, autorizó en noviembre el uso de emergencia de este cóctel de anticuerpos en pacientes de alto riesgo recién diagnosticados. En febrero de 2021, el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea de Medicamentos también apoyó el uso de imdevimab y casirivimab como opción de tratamiento en los enfermos leves de alto riesgo, como los mayores de 65 años, los obesos y los diabéticos.