El acuerdo con el FMI fijó en USD 9.800 millones la meta de crecimiento de los activos externos netos para este año. Las dificultades financieras que plantea el año electoral
Las reservas del BCRA se fortalecieron en el cierre del 2022, con un fuerte aporte del dólar soja por más de USD 7.000 millones, pero siguen ajustadas por los compromisos comerciales y pagos de deuda que el país tiene por delante con esos recursos.
Además, este año pesa sobre la economía una prolongada sequía que afecta al sector agropecuario y que acarrea pérdidas millonarias que afectarán tanto el nivel de exportaciones como los ingresos fiscales, con un déficit público que será difícil recortar en un año electoral.
Con datos actualizados por el Banco Central al 7 de enero 2023, las reservas netas de la entidad se ubicaron en USD 8.424 millones, según cálculos de GERES (Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social). Este monto fue sostenido por USD 3.695 millones que correspondieron a la tenencia de oro y un remanente de USD 5.886 millones en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI, mientras que las reservas estrictamente líquidas fueron negativas en USD 1.158 millones, dato que revela que la posición del Central está lejos de ser holgada para intervenir en el mercado de cambios.
Por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las reservas internacionales netas deberían aumentar en unos USD 9.800 millones este año, unos USD 4.500 millones más que la meta del 2022. El cronograma estableció que este stock debería crecer hasta USD 5.500 millones al cierre del primer trimestre, a USD 8.600 millones en el segundo, y a USD 8.700 millones en el tercero.
En este sentido, se registró una mejora en cuanto a reservas netas el 8 de enero, cuando el Banco Central confirmó la puesta en marcha de una nueva etapa en el acuerdo de canje (swap) de monedas con China que le permitirá a la entidad que preside Miguel Pesce destinar una parte de ese intercambio de divisas para operaciones corrientes del mercado cambiario por un monto equivalente a USD 5.000 millones, restringido a importaciones del país asiático. Es decir que funcionará como opción para que las empresas que importan desde China no tengan que utilizar dólares del MULC para realizar sus operaciones.
Los analistas del mercado ponen el foco sobre el nivel de activos en el balance del BCRA y describen cinco grandes obstáculos que ponen en riesgo el objetivo de la comprometida acumulación de reservas con el FMI:
1. Pérdidas por sequía
De acuerdo con la proyecciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el impacto de la sequía generará una pérdida de ingresos por exportaciones entre USD 9.600 millones y USD 14.300 millones en la cosecha de los tres principales cultivos, en particular de la cosecha gruesa: soja y maíz, que prospera en verano y se recolecta en otoño.
En ese contexto, en Facimex Valores aseguran que atravesar este panorama “es un desafío enorme para la política cambiaria”. Por eso creen probable que “para evitar un salto en la tasa de devaluación” el camino que siga el Gobierno sea “combinar nuevos esquemas de tipo de cambio diferencial con restricciones sobre los pagos de importaciones (controlando cantidades y forzando acumulación de deuda)”.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, ante la menor producción de soja, maíz y trigo por el efecto de la sequía en la actual campaña agrícola este año dejarán de ingresar al país por exportaciones casi USD 8.000 millones. Además, la pérdida de ingresos netos del sector productor ya asciende a USD 10.425 millones, que representa más de dos puntos del PBI.
En base a estas proyecciones, los economistas del Grupo IEB (Invertir en Bolsa) cifran además en “USD 3.700 millones menos de ingresos para el Tesoro”, en un “año electoral en el que la Argentina se ha comprometido con el FMI a bajar el déficit a 1,9% de PBI”, objetivo que se enfrenta al “crecimiento explosivo de los pasivos remunerados y la necesidad de bajar la tasa de inflación. Todo ello inmersa la Argentina en un año electoral y con la actividad económica en franco declive, producto -principalmente- de la fenomenal ‘pisada’ a las importaciones para cuidar las reservas”.
2. Atraso cambiario
El establecimiento de un tipo de cambio diferencial para incentivar las exportaciones, el dólar soja 1 (a $200) en septiembre y el dólar soja 2 (a $230) en noviembre dejó en evidencia la necesidad de una devaluación más agresiva si el BCRA pretende comprar más divisas en el mercado.
“De la mano de una cosecha de granos que en 2023 puede estar USD 9.000 millones por debajo de la de 2022, el recurso del ‘dólar soja’ puede ser menos predecible, con los productores demandando un ‘premio’ mayor al 32% de diferencia que hubo en diciembre con el tipo de cambio oficial. En este último caso, la emisión monetaria por el plus será potenciada, al tiempo que no habrá cómo recuperar reservas en el segundo semestre, con los silobolsas vacíos”, consideró Jorge Vasconcelos, economista Jefe del Ieral de Fundación Mediterránea.
Un estudio de Ecolatina concluyó que “el sostenimiento del crawling peg estará tensionado por un frente cambiario que presentará mayores dificultades en 2023, especialmente durante el verano, en un año en que a diferencia de 2021 y 2022 no se espera un salto en la liquidación de agrodivisas -incluso puede haber una caída-”.
“Si la respuesta del Gobierno fuera imprimirle una mayor velocidad al ritmo de devaluación, retroalimentaría la dinámica de precios, y el escenario ganaría inestabilidad; pero, por otra parte, convalidar un mayor atraso cambiario dificultaría aún más la capacidad de defender la paridad oficial y pondría en jaque la necesidad de acumular reservas”, describió Ecolatina.
“La acumulación de reservas trae consigo calma al mercado cambiario, y en este sentido, será importante monitorear el comportamiento del BCRA en las distintas ruedas del MULC. Ya que si acostumbra a terminar el día con saldo vendedor, puede causar esto mayor presión sobre los dólares financieros. En este sentido, despejado ya el panorama por unos meses en la curva pesos, el equipo económico puede dedicar mayores esfuerzos para encaminar el cumplimiento de la meta que refiere a la acumulación de reservas”, aportó el Grupo IEB.
“Actualmente, esta no parecería presentar mayores complicaciones, sin embargo el cambio en la dinámica de intervenciones en el MULC tras la finalización de la segunda versión del ‘dólar soja’ ha sido innegable. La liquidación de cosecha -en términos de promedio diario- se encuentra por debajo de enero de 2021 y enero de 2022″, añadió el reporte del Grupo IEB.
3. Créditos de los importadores
La balanza de pagos de 2023 no sólo enfrentará el problema de la sequía, sino también el hecho de que el Banco Central forzó a muchos importadores a acumular deuda comercial en 2022, por un monto estimado en USD 8.000 millones, según cálculos de la Consultora 1816.
Para Argentina, “el frente externo presentará mayores dificultades este año, especialmente durante el verano. El escenario local tampoco viene acompañado de buenas noticias”, sintetizó un panorama Ecolatina. “Ante la necesidad de acumular reservas para evitar una devaluación brusca y cumplir con lo acordado con el FMI, estimamos que el grado de restricciones a las importaciones continuará siendo elevado en 2023, e incluso podría endurecerse en caso de ser necesario. A su vez, surgen interrogantes sobre cuánto podrán seguir postergándose los pagos pendientes de importaciones (deuda comercial)”, apuntó.
4. Clima electoral
Es una práctica común en la Argentina que ante la eventualidad de las elecciones, que en 2023 serán decisivas porque se trata de comicios presidenciales, se incremente la demanda de dólares en todos los segmentos del mercado. Cuando la demanda presiona, el margen del BCRA para quedarse con divisas se acota.
“Más allá de la reacción inicial de los dólares financieros tras el anuncio de recompra de deuda, la calma podría finalmente resultar transitoria a raíz del escenario de exceso de pesos y defecto de dólares. A ello se suma un año electoral así como la próxima caída en la demanda de dinero, lo cual ubica como piso para la dinámica del reacomodamiento a la nominalidad de la economía, toda vez que ya no queda espacio para acentuar el atraso”, evaluó el economista Gustavo Ber.
Javier Casabal, estratega de renta fija de Adcap Grupo Financiero, recordó que “hay problemas por resolver y el más inmediato son las elecciones; lo que viene por delante es un escenario con candidatos moderados y se empieza a configurar un cuadro similar al de2015, y al mercado le va a gustar. Pero si domina la polarización, el mercado se va a asustar”.
“Los tres políticos con mejor imagen positiva son de la oposición. Entre los candidatos del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner es la favorita, aunque su imagen negativa es la mayor no sólo puertas adentro del Frente de Todos, sino del arco político en su conjunto. El partido parece estar prácticamente definido para la oposición, que resultaría victoriosa casi sin importar el candidato que lleve a la elección. Para confirmar la relación entre imagen y proyección de votos, tendremos catorce elecciones provinciales antes de las PASO”, sintetizó un informe de Portfolio Personal Inversiones.
5. Pagos de deuda
Argentina se encuentra imposibilitada a acceder a los mercados financieros internacionales en búsqueda de crédito en moneda dura, con un riesgo país que ronda los 2.000 puntos básicos y nunca perforó los 1.000 puntos desde agosto del 2019, aún reestructuración mediante en el 2020. De todos modos, lo pagos en dólares a abordar este año son muy manejables, aunque de todos modos habrá que afrontarlos con pocas reservas netas.
Los vencimientos más abultados para los próximos dos años corresponden a los organismos multilaterales. Ecolatina refirió que “gran parte de los vencimientos con el FMI estarían ya financiados en el marco del actual programa con el organismo, en el que se estiman desembolsos por casi USD 19.000 millones en 2023-24″.
En 2023 deberá efectuarse una devolución neta al FMI de Derechos Especiales de Giro por cerca de USD 750 millones, más el pago por intereses por casi USD 3.500 millones, un monto que aumentó después del ajuste alcista de las tasas de la Reserva Federal de EEUU.
Por intereses de los bonos reestructurados habrá que afrontar pagos por unos USD 4.000 millones, que se reducirían a USD 2.500 millones, pues “más del 40% de dichos instrumentos se encontraría en manos del mismo sector público, lo que podría aminorar en cierto punto las exigencias financieras”, puntualizó Ecolatina.
A esto hay que añadir otros USD 1.000 millones por la recompra de bonos soberanos en moneda extranjera anunciada por el ministro Sergio Massa el miércoles 18 de enero.
La Consultora 1816 explicó que “es el Tesoro quien cubrirá la operación -el BCRA será solo el agente financiero del fisco- pero no se especifica con qué recursos. Considerando el bajo stock de reservas y el nulo financiamiento con el que cuenta el tesoro, es posible que la idea del Gobierno sea sencillamente ‘mandar el mensaje’ de que se sostendrán las paridades sin llegar a comprar USD 1.000 millones -quizás sí USD 1.000 millones de nominales-”.