Lo anunció ayer el titular del ente monetario como “un objetivo agresivo” de la institución. Deslizó que el plazo estimado para concretarlo será entre uno o dos años. El plan apunta a mejorar la solvencia de la institución pero, también, a levantar el nivel del tipo de cambio.
El presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, anunció ayer que se planteará como nuevo objetivo acumular reservas para mejorar la solvencia de su institución; y que, para esto, incrementará el stock que tiene hoy, del 10% al 15% del PBI, hasta dejarlo más acorde con el que tienen sus pares en los países vecinos. “Nos proponemos un objetivo más agresivo en la acumulación de reservas que el que tuvimos en el último año”, esbozó Sturzenegger. Y si bien no fijó ninguna fecha para empezar a llevar adelante su iniciativa, reconoció más tarde ante periodistas que el plazo estimativo para completarla será de entre uno y dos años.
En los bancos hay cierto consenso sobre que las reservas deben acumularse en tiempos de bonanza cambiaria como el actual, para que el Central pueda estar preparado ante un escenario adverso de salida de dólares financieros.
El ingreso de dólares (por deuda, blanqueo y cosecha) no se detiene y el tipo de cambio mayorista tocó un piso de $15,20 en estos días. En esta semana, además, sufrió mayores presiones a la baja por la fuerte oferta que generaron los pagos del Tesoro por el Bonar X, las Letes en moneda extranjera y el inicio del período de comercialización de la cosecha gruesa con el exterior. Ante esto, el Banco Central parece haber encontrado la oportunidad indicada para enviar su mensaje y apuntar a un doble propósito: por un lado, mejorar el balance del organismo con un aumento de sus reservas, que representan el “activo” en su balance; y por el otro lado, levantar el adormecido tipo de cambio en un contexto de baja actividad.
Objetivo I: la solvencia
Se calcula que las “reservas netas” del BCRA, que surgen de descontar aquellas que no pertenecen a la entidad (préstamos con organismos internacionales y bancos y depósitos en dólares del sector público y privado), son hoy de apenas u$s15.000 millones. Acumular un 5% del PBI, como se anunció ayer, para llegar a tener un ratio del 15% en unos años, supondrá para el organismo sumar alrededor de u$s25.000 millones.
Esta acumulación de divisas podría ayudar a disipar algunos temores que existen hoy en torno a los “pasivos” que pesan sobre el Central: el alto stock de deuda que debe mantener en circulación, para controlar la inflación, lo fuerza a pagar intereses cada vez mayores y empeorar el llamado “déficit cuasi fiscal”. Si bien la compra de dólares lo llevará a inyectar pesos en el mercado, que deberá reabsorber con nuevas Lebac, una recuperación de la actividad (y por lo tanto de la demanda de dinero) podría aliviarlo.
Objetivo II: levantar el dólar
En los bancos daban por descontado ayer que el mensaje provocará un cimbronazo en el mercado cambiario: reacomodará las expectativas del sector privado sobre el dólar y generará, en el corto plazo, un efecto sobre la cotización. Sucede que, ante este nuevo escenario, los actuales tenedores de los billetes podrían verse incentivados a esperar a desprenderse de ellos; y, del otro lado, aquellos que hoy miran la plaza cambiaria desde afuera (empresas y bancos) podrían decidir lanzarse a hacer compras por especulación.
El riesgo que algunos temen: que un eventual salto cambiario, como el que parece buscar con esto el BCRA, pueda trasladarse a los precios de la economía y poner mayor obstáculos para frenar la inflación. El diagnóstico de Sturzenegger, ayer en la conferencia, parece desestimar cualquier posibilidad: “Queda claro que la inflación hoy tiene más que ver con las condiciones monetarias que con el tipo de cambio”, tranquilizó el funcionario.