El programa europeo ‘New-Mine’ tiene como objetivo la recuperación de recursos a través de la mejora de la minería de vertederos como el de Houthalen-Helchteren, en Bélgica.
La superficie total de este sitio es de 230 hectáreas. En algunas zonas subterráneas existen capas de 10 metros de espesor llenas de plásticos, madera, metales, papel o cartón. Donde la mayoría de la gente solo ve basura, los científicos ven aquí un tesoro escondido.
Según Yves Tielemans, Director de la Unidad de Producción del Grupo Machiels, “los residuos que hay aquí representan una gran cantidad de materias primas secundarias y energía que podemos recuperar de los antiguos vertederos para introducirlas de nuevo en la economía. Para conseguirlo, necesitamos tecnologías avanzadas para la clasificación de los residuos”.
Una de esas tecnologías se está probando en Austria. Tres sensores diferentes en un prototipo permiten tratar los residuos de antiguos vertederos. Su composición y estructura, alteradas, hacen que sea muy difícil la clasificación con los equipos comerciales existentes.
Bastian Kuppers, ingeniero de gestión de residuos, explica que “en el interior de los vertederos, los residuos están expuestos a varios factores, como el polvo y el agua, que alteran la superficie de los residuos enterrados. También el ambiente puede ser muy alcalino y muy ácido, lo que afecta a los materiales. Cuando se extraen los residuos, adaptamos los algoritmos de los sensores de nuestra máquina para poder clasificar correctamente los diferentes materiales, sin tener en cuenta algunas sustancias.”
Una vez clasificados, los materiales del vertedero pueden ser reciclados mediante sofisticados procesos químicos. Los investigadores transforman los residuos en polvo de cristal que mezclan con arena y otras sustancias. De esta manera se pueden crear materiales de construcción como tejas, ladrillos o adoquines.
Lukas Arnout, ingeniero de materiales de la Universidad Católica de Lovaina, afirma que “la composición química de estos productos es completamente diferente a la del hormigón. Ofrecen las mismas propiedades mecánicas pero químicamente son muy distintos. Por ejemplo, pueden soportar mucho mejor los ataques ácidos o las altas temperaturas.”
Unos 500.000 vertederos repartidos por toda Europa están a la espera de ser explotados. Los investigadores afirman que en este proceso todos ganan, tanto la economía como el medio ambiente.
Para Peter Tom Jones, coordinador del proyecto ‘New-Mine’, “cada vertedero es como una casa que tarde o temprano empezará a agrietarse, así que tarde o temprano aparecerá la contaminación del agua o de la tierra. Esto también significa que tarde o temprano cualquier vertedero necesitará algún tipo de reparación. Esto es por lo que mejorar la minería de vertederos trata de combinar el remedio, eliminando la contaminación, con actividades de recuperación de recursos.”
Los investigadores concluyen que el perfeccionamiento de la explotación minera de vertederos podría convertirse en una realidad en Europa en menos de diez años, siempre y cuando se establezca rápidamente una mayor reglamentación jurídica.