La sonda Rosetta detectó que el 67P, al que viene estudiando, no tiene magnetismo. El dato cambia la idea que había sobre la formación de estos cuerpos celestes.
Los datos de la sonda europea Rosetta señalan que el cometa 67/P Churymov-Gerasimenko (67P) no tiene campo magnético propio, lo que contradice la creencia científica actual sobre la formación y evolución de los cometas.
Esta revelación, que representa un quiebre para la teoría astronómica sostenida hasta el momento, fue presentada ayer en Viena por Hans-Ulrich Auster, un científico alemán del proyecto Rosetta, desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).
La presentación de los datos del módulo de aterrizaje Philae, de Rosetta, han sido difundidos en una rueda de prensa celebrada durante el congreso de la Unión Europea de Geociencias que se celebra hasta el viernes en la capital austríaca.
Las mediciones del instrumental de Philae, que aterrizó el pasado noviembre sobre ese tipo de cuerpos celestes, sugieren que fuerzas magnéticas “no juegan un papel dominante en la formación y evolución de un cometa”, sostuvo Auster.
Aunque fuera difícil de comprobar, la comunidad científica pensaba hasta ahora que procesos como la magnetización eran una parte integral de la formación y la evolución de los cometas.
En misiones espaciales anteriores resultó siempre complicado obtener datos fiables al respecto, por la interacción entre los vientos solares y los cometas, explicó el científico en Viena.
Enviado al espacio en marzo de 2004 por la Agencia Espacial Europea, la aeronave Rosetta está orbitando 67P desde el año pasado y se acerca a ratos a unos 10 kilómetros de su superficie.
Los instrumentos a bordo del módulo de aterrizaje de la sonda incluyen dos sofisticados medidores magnéticos, usados por el equipo liderado por Auster, de la Universidad de Braunschweig, Alemania.
Durante varios contactos directos con la superficie del cometa, los científicos pudieron tomar mediciones precisas que de forma consistente estaban por debajo de niveles considerados críticos.
Por eso, los científicos encabezados por Auster interpretan estas observaciones como un indicio de la ausencia de un campo magnético global en torno al núcleo del cometa.
Eso sugiere que las fuerzas magnéticas no podrían ser tan importantes como la ciencia pensaba hasta ahora para el nacimiento y la evolución de cometas de ese tamaño.
Rosetta acompaña a 67P en su viaje al Sol, y lo hace equipada con diez instrumentos de alta precisión que registran cada detalle de la profunda transformación de un cometa hacia su perihelio (el momento más cercano al Sol), previsto para el 13 de agosto próximo. El modulo se posó en noviembre sobre 67P, situado a unos 500 millones de kilómetros de la Tierra, tras un viaje de diez años, y se ha convertido en el primer objeto humano en posarse sobre ese tipo de astro. Con estos datos de Philae, que está en estado de reposo por falta de batería, se pretende tener más datos acerca del origen y la evolución del universo.