El presidente de la Sociedad Rural del Vella de Chubut, Ricardo Irianni, se refirió en la 99.9 a la poco conocida historia de los galeses que llegaron a la Patagonia e introdujeron el cultivo de trigo de alta calidad.
La historia es tan apasionante como desconocida. Los galeses llegaron a la Patagonia argentina hace años y comenzaron a desarrollar en esas tierras áridas el cultivo de trigo introduciendolo en el país y logrando un producto de alta calidad.
Sin embargo, poco se habla de ello en la historia de nuestro territorio. El presidente de la Sociedad Rural del Valle de Chubut, Ricario Irianni, se refirió al tema en la 99.9: “los galeses llegaron a colonizar la Patagonia en 1865, unos 15 años antes de la Conquista del Desierto que fue el poblamiento definitivo de la Patagonia. El último asentamiento estable hasta ese momento era Carmen de Patagones”.
A partir de ahí, hubo uno de las nuevas poblaciones que tuvo mayor suceso: “el único asentamiento que tuvo éxito hacia 1780 fue el de Francisco de Viedma que por eso lleva el nombre la capital de Río Negro que antes se llamaba Mercedes Patagones. En esa época, Viedma trajo 34 productores de España de la maragatería y por eso a los habitantes se los llama maragatos”.
El trabajo en el trigo empezó a ser una costumbre hasta transformarse en una producción destacada en el país: “ese asentamiento exitoso producía trigo en el margen sur del Río Negro. El censo indicaba que el partido que más trigo producía en 1865 eran unas 3 mil hectáreas en Carmen de Patagones porque no tenían hacienda alrededor que se comieran los trigales”.
La evolución fue tal, que se empezó a reconocer en el orden internacional la calidad del trigo que se cosechaba en un lugar recóndito como la Patagonia argentina: “el éxito de los galeses en la producción de trigo les permitió enviar el producto a competencias internacionales. Ahi obtuvieron premios que reconocieron al trigo de Chubut como de alta calidad”.
La producción, en esos tiempos, demandaba un esfuerzo mayúsculo, por las condiciones existentes en aquel momento. Por lo tanto, se tomó otra decisión que fue la de construir molinos. Fueron más de un centenar: “el esfuerzo para producir trigo era muy grande, pero había que molerlo para hacer harina. Se empezaron a construir molinos para evitar el costo de enviar el trigo al norte y vuelva transformado en harina. Hubo muchos molinos en la zona del río Chubut pero del lado de la cordillera también”.
Todo aquél progreso, la política lo dio por tierra con una decisión tomada desde lejos: “quedó en el olvido todo, pero por la decisión de un gobierno en 1940 cuando se desalentó la producción de trigo. Dijeron que la Patagonia no tenía escala y había que dedicarse a la oveja porque el trigo se producía en el norte. Fue una decisión política y ahí se inició el declive de la producción para luego desaparecer”.
Para Irianni, este ha sido un gran problema de la historia argentina, porque se toman decisiones a la distancia, pero sin consultar con las personas que son especialistas y están habitualmente en el lugar: “la falla que debemos solucionar es que las decisiones que se toman en Buenos Aires, deben tener un fundamento. Se debe consultar a los técnicos locales y no tomar decisiones que terminen con un efecto contrario al buscado”, finalizó.