La petición de López de Obrador al Rey de España para que pida perdón a México por la conquista de Hernán Cortés es el último ejemplo de la asombrosa salud de hierro mostrada por la Leyenda Negra.
María Elvira Roca Barea, autora de «Imperiofobia y Leyenda Negra» (Siruela), advirtió en 2016 a través de su ensayo de la alargada sombra que proyecta aún la hispanofobia en nuestros días. Desde entonces, no han dejado de salir ejemplos de cómo la Leyenda Negra sigue influyendo en la forma en la que el mundo se relaciona con España. No porque los demagogos, como el presidente de Filipinas, que hace unas semanas planteó cambiar el nombre de su país, o los que critican cada años que se celebre la Reconquista de Granada, estén empeñados en darle la razón a la malagueña y que pueda vender más libros, sino porque precisamente su obra ha despertado a muchos españoles que pensaban que la Leyenda Negra era una cosa ya enterrada o, como mucho, un pleito entre académicos.
La petición de López de Obrador al Rey de España para que pida perdón a México por la conquista de Hernán Cortés es el último ejemplo de la asombrosa salud de hierro mostrada por la Leyenda Negra.
-¿Por qué López Obrador ha elegido el actual momento para exigir una disculpa al Rey de España?
– López Obrador ha comprado muy barato portadas y opiniones. Con el problema de entidad que tiene en su territorio y con su vecino del norte, ha logrado un medio de distracción a un precio muy bajo. Se ha colgado una medalla de patriotismo a costa de los mismos, de España, la cabeza de turco de siempre, en vez de sacarle el colmillo a EE.UU., que está haciendo un muro vergonzoso y no deja de agredir a los intereses mexicanos. Si tuviera un gramo de dignidad estaría preocupado por sus problemas reales y no por lo que ocurrió hace cinco siglos.
-La carta de López Obrador asegura que Cortés se abrió paso con violaciones, violencia y destrucción de patrimonio cultural a través de México.
-Eso es muy sencillo de refutar. México tiene 33 sitios hoy en día que se consideran Patrimonio de la Humanidad, de los cuales la mitad son construcciones virreinales. Puestos a exigir perdones y compensaciones anacrónicas, habrá que pedir el derecho de España a llevarse todas esas piedras. Una detrás de otra.
-También habla, en términos modernos, de un abuso de los derechos humanos.
-Dice que Cortés abusó de los derechos humanos… y López Obrador de la paciencia e inteligencia del resto del mundo. ¿Por qué no exige a los aztecas que se disculpen por los años de matanza y de conquista de los pueblos mexicas que le eran vasallos y por los sacrificios humanos? En México quedan como un millón setecientas mil personas que hablan aquella lengua de los aztecas, que no todos son descendientes de este pueblo en concreto, pero muchos sí. Los aztecas llegaron 250 años antes que los españoles al valle de México y conquistaron aquel territorio. ¿Esa conquista no vale?
-Equipara el México actual a lo que fue el Imperio azteca, tragándose tres siglos de historia.
-Si toda conquista es deleznable habrá que exigir a todos lo mismo, a aztecas y a españoles. Pero claro, la declaración de López Obrador requiere un libro de instrucciones. Resulta muy confuso que tengan que pedir perdón los que viven en el lugar de donde partió la conquista. Más bien tendrán que pedir disculpas los descendientes de esos conquistadores, que se asentaron en México. Porque no hay que caer en la trampa: los descendientes de esos «malvados y terribles» conquistadores y come hígados siguen viviendo en México. Mis antepasados no fueron a México. Si México requiere un auto de fe con muestras de perdón público, lo que tiene que hacer es organizarse entre sí.
-Algunos le han recordado que el propio presidente tiene apellidos claramente españoles.
-López Obrador tiene que tener claro que esta especie de obrilla que ha organizado es una maniobra de distracción que distrae a unos tontos, pero solo cinco minutos. Su discurso de demagogo funciona, siempre funciona, porque se basa en la necesidad de evitar encarar los auténticos problemas que tiene en su territorio. Busca fantasmas y enemigos imaginarios para evitar enfrentarse a los auténticos, ante los cuales no tiene lo que tiene que tener. ¿Por qué no escribe al presidente de los EE.UU. pidiéndole que se disculpe por arrebatar a México el 52% de su territorio por el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848)?
-¿En qué momento deja de ser Hernán Cortés el padre de México y se convierte en un villano?
-En el momento en el que la República mexicana se va hundiendo más y más en el tercer mundo. Y sus élites necesitan una justificación para explicar lo que ha ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de cuando los salarios se hunden, su economía cae en el caos y les quita EE.UU. el 52% de su territorio, en vez de reconocer que es un desastre político, las élites buscan causas para el derrumbe fuera de la realidad mexicana de su tiempo. Es ya casi un mecanismo cultural de autoexculpación.
Se trata de acusar a los españoles y a Cortés de los problemas modernos, ignorando que Nueva España había gozado de una grandeza incomparable en el periodo español. Necesitan colgarse una medalla y miran a sus parientes españoles, donde saben que no va a haber respuesta y no va a pasar nada, para desarrollar sus performance. Eso es lo que se dice disparar con pólvora del Rey.