El productor santafesino a quien le faenaron la mitad del ganado en su pequeño tambo cercano a la localidad de San Martín de las Escobas, habló en la 99.9 y señaló lo difícil que fue ver todo su sacrificio tirado por la borda.
El caso recorrió el país. Rodrigo Berta es un pequeño productor tambero en la localidad de San Martín de las Escobas, en Santa Fe que construyó durante un año su propia empresa y la semana pasada se encontró con la mitad de su ganado faenado y además, le destrozaron herramientas fundamentales para su tarea de ordeñe.
En diálogo con la 99.9, explicó que “el miércoles de la semana pasada por la noche pasó eso, llegué al campo el jueves y me encontré con esa situación. El tambo lo empecé hace un año y medio, tuve un arreglo en la fábrica que trabajaba por un retiro voluntario y con ese dinero decidí emprender esto que era lo que me gustaba. Me compré las primeras cuatro vacas y comencé. Con mucho esfuerzo compré otra vaca más y seguí así”.
Su progreso se fue dando de a poco y vio como todo empezaba a funcionar de la manera en que lo había pensado: “cuando tenía seis vacas me decidí a alquilar dos hectáreas de campo, un productor amigo me sembró las dos hectáreas de alfalfa para que pueda trabajar. Me pude comprar una enfriadora después, fui a una feria, hice negocio y compré 4 vacas más. Me armé un tambo de 10 vacas y estaba feliz porque estaba armando todo, era mío más allá de que no tenía mucha ganancia. Llegar a la mañana y encontrarme con 5 vacas carneadas al costado del tambo, fue duro”.
No fue un ataque que se dio de casualidad, porque los animales estaban carneados por alguien que conoce como hacerlo y parecía querer enviarle un mensaje: “por la forma que estaban carneados los animales no fue un improvisado, es alguien que está en el tema. Las coyunturas de los animales estaban perfectamente cortadas”, indicó Berta.
Ante un hecho tan negativo, también está la parte negativa porque este hecho lo hizo pensar en abandonar su sueño: “había pensado en dejar todo, vender las 6 vacas que me quedaron y todo lo que me queda. No quería saber más nada, pero parece que hay gente buena. Se acercó un hombre de El Trébol, que está a 60 kilómetros y atiende tambos, me regaló todo para armar una ordeñadora nueva para que siga trabajando. Ayer a la tarde, se acercó un productor y me dio cuatro vacas, me dijo que después se las pagaba cuando podía. Todavía queda gente buena”.