Dos mil mamíferos marinos, entre machos, hembras y crías, atrajeron la atención de los turistas en el Muelle 39.
El número de visitantes a San Francisco no ha recuperado su nivel de antes de la pandemia, al menos no entre los humanos. Los leones marinos, en cambio, están nadando hacia la ciudad en mayores cantidades que nunca.
Esta semana, los contadores de leones marinos —sí, existen— han contabilizado 2000 de estas criaturas bigotudas y regordetas en el agua junto al Muelle 39, en el extremo norte de la ciudad. Según Sheila Chandor, quien ha sido capitana del puerto del Muelle 39 desde 1985, esta cifra supera en 600 ejemplares el récord anterior de 1400, establecido a principios de la década de 1990.
”¡No se tragan la espiral catastrofista!”, dijo Chandor riendo, en referencia a la teoría difundida por los detractores de que San Francisco está al borde de la ruina. “Nos han invadido de verdad”.
Adam Ratner, experto en leones marinos del Centro de Mamíferos Marinos, al otro lado del puente Golden Gate, en Sausalito, describió la oleada como “verdaderamente notable”. Dijo que su grupo registró un récord de 1701 leones marinos en 2009.
“Todos los muelles están llenos”, dijo. “Es todo un espectáculo para la vista, el oído y el olfato”.
En un principio, los animales se sintieron atraídos por un gran banco de anchoas a las afueras del puente Golden Gate, aunque no está claro qué los ha mantenido cerca, dijo Chandor. Los leones marinos, a su vez, han atraído a bandadas de turistas y lugareños por igual.
Cuando los curiosos llegan, son recibidos con el ensordecedor sonido de 2000 pesos pesados gruñendo, bufando, roncando, chapoteando y coreando ”¡Arf, arf, arf!”, todo lo cual conforma una inolvidable banda sonora de la ciudad.
El Muelle 39 es uno de los puntos turísticos más populares de San Francisco, situado cerca de uno de los extremos de Fisherman’s Wharf, con un carrusel, tiendas de camisetas y restaurantes famosos por sus sopa de almejas servidas en tazones de masa madre. En un golpe de genialidad, los responsables del muelle 39 instalaron hace más de tres décadas unos flotadores de madera para que sirvieran de parada de descanso a los curiosos leones marinos.
Pero hoy en día no hay espacio suficiente. Los leones marinos son demasiado numerosos para los flotadores y en una tarde reciente los mamíferos marinos se amontonaron una y otra vez y se empujaron unos a otros.
Otros han optado por descansar en muelles más alejados, uno de los cuales ya ha empezado a hundirse bajo el peso de los gigantes de 350 kilogramos. Chandor dijo que su equipo tuvo que cortar el suministro de agua dulce a un muelle porque los leones marinos dañaron los grifos y el agua salía a borbotones.
Julian De La Cruz, de 36 años, viajó en ferry desde su casa en Vallejo, California, solo para ver a las bestias.
“Me encantan”, dijo, mostrando por primera vez los leones marinos a su bebé y a su hijo pequeño. “Forman parte de San Francisco, de California. La gente viaja desde todas partes del mundo para verlos”.
Erica Schmierer, de 31 años, vive a pocos kilómetros, en el distrito Castro de San Francisco, pero nunca se había aventurado a visitar el Muelle 39 hasta esta semana, cuando recibió a un amigo de fuera de la ciudad. Los lugareños suelen considerar el muelle una trampa para turistas.
“Siempre pensé que solo había un carrusel y tiendas”, dijo. “No sabía que había 2000 leones marinos en mi patio trasero”.
Mientras San Francisco lucha por recuperarse de la pandemia, que golpeó su industria turística yvació el centro de la ciudad, los leones marinos han sido una gran ventaja. Este suceso imita la llegada de los leones marinos a principios de la década de 1990, pocos meses después de un devastador terremoto en 1989 que también paralizó el turismo.
Por aquel entonces, los primeros leones marinos se lanzaron sobre los muelles, causando daños y enfadando a los propietarios de embarcaciones, que no podían ingresar a ellas, recordó Chandor, capitana del puerto. Es por eso que el personal del Muelle 39 decidió construir los flotadores de madera y un mirador para los turistas boquiabiertos. Desde entonces, los animales han sido una presencia regular en cantidades variables.
Actualmente hay 250.000 leones marinos en la costa de California, y la mayoría se reproduce en el archipiélago del Norte, cerca de Los Ángeles. Cada primavera, las hembras se quedan allí para tener a sus crías mientras los machos nadan en busca de comida, algunos viajando tan al norte como Alaska.
Este año, más machos que nunca han encontrado una estación de avituallamiento en el Muelle 39, pero las madres y las crías más al sur han sufrido las consecuencias. Los investigadores han informado de la llegada a la costa de cientos de crías de león marino muertas, al parecer nacidas demasiado pronto para sobrevivir.
Los investigadores consideran que la población actual de leones marinos goza de buena salud en general, pero están estudiando los nacimientos prematuros de las crías, que creen que son consecuencia del cambio climático y del aumento de la temperatura del océano, dijo Michael Milstein, portavoz de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica. El agua más caliente ha hecho que los peces naden más lejos de las zonas de cría de los leones marinos, lo que ha obligado a las leonas marinas preñadas a nadar más lejos para llegar a ellas y mantener sanas a sus crías.
A los padres, sin embargo, parece irles bien. Quizá demasiado bien, según Chandor.
Dijo que los machos probablemente se irán en un par de semanas para nadar de vuelta al sur, y espera que el número no aumente mientras tanto. El muelle ha alcanzado su capacidad de acogida de leones marinos.
“A todo el mundo le gustan las historias de animales que nos hacen sentir bien”, dijo. “Pero pasará literalmente de sublime a ridícula en muy poco tiempo”.