La científica explicó en la 99.9 el mecanismo que siguen en la ANMAT los genéricos y se refirió a una diferencia fundamental que son los estudios de bioequivalencia.
Los medicamentos genéricos se han vuelto parte de la industria farmacéutica y son una salida importante sobre todo en materia de costos. Detrás de su elaboración hay una serie de controles necesarios de los cuáles habló la científica Sandra Pitta a través de la 99.9 haciendo importantes diferenciaciones.
“Los genéricos se utilizan en todo el mundo, son excelentes y se ahorra mucho dinero. Se puede hacer una vez que se cae la patente que tiene el laboratorio que la desarrolló originalmente. Ese genérico debe ser bioequivalente, debe tener el mismo efecto que el medicamento original. Lo que se puso muy de moda en Argentina fueron las copias que son equivalentes, pero no bioequivalentes. Se le hacen estudios pero no se hacen los de biodisponibilidad que miden el grado y la velocidad con la que un fármaco llega al sistema circulatorio y alcanza el lugar donde tiene que actuar. Sin eso, no es un genérico”, dijo.
Originalmente, esto se debía aplicar a todos los medicamentos de estas características, pero como muchas otras cosas en Argentina, lo que era provisorio pasó a ser permanente: “ANMAT inicialmente dijo que había que empezar con los más críticos por correr riesgo sanitario pero todos tendrían que cumplir. Lo que pasa que se quedaron sólo con los críticos. Salvo que el laboratorio quiera exportar y ahí si le hacen estudios de biodisponibilidad”.
Por último, Pitta destacó que la calidad no es lo que está en discusión porque los laboratorios de mayor renombre no sólo hacen los medicamentos de primera línea sino que también desarrollan genéricos: “otro equívoco que existe es pensar que el genérico no es de marca. Todos los laboratorios nacionales hacen genéricos, desde los más conocidos. Tienen un público cautivo, venden copias sin hacerles biodisponibilidad se ahorran mucho dinero y cuando quieren exportar, sí los hacen”.