Desde la casa matriz de Scania en Suecia, RPM conoció la ruta eléctrica para camiones y los nuevos sistemas de conectividad. Además, los futuros combustibles “verdes” para la Argentina.
No solo los fabricantes de autos están replanteándose el futuro. También los de camiones, que tienen como objetivo convertir al transporte de cargas en una actividad más sustentable a partir de factores como los combustibles alternativos y la inteligencia artificial. El caso de Scania, firma cuya sede central está en Estocolmo -allí estuvo RPM-, es uno de los más elocuentes: fijó el objetivo de ofrecer un line up de productos, de aquí a 2030, que esté alimentado al 100% de combustibles alternativos provenientes de fuentes de energía renovables.
La energía más limpia es la electricidad, ya que produce menos ruidos y emisiones, pero Scania hace hincapié en un aspecto clave: cómo se genera. En Europa, se produce en centrales hidroeléctricas; es decir, en fuentes renovables limpias. En la Argentina, no. Entonces, al menos para la marca Suecia, no sería congruente vender a nivel local vehículos eléctricos que se alimentan a partir de combustibles provenientes de fuentes no renovables.
Lo que propone esta empresa en la Argentina es el biodiesel, un diésel de origen vegetal, que no proviene de combustibles fósiles y está disponible en el mercado. De hecho, puso a prueba un vehículo de este tipo como recolector de residuos para la parte de higiene urbana de la Ciudad de Buenos Aires. “Los resultados fueron excelentes. Las emisiones de dióxido de carbono caen al 70%. A final de la operación se desarmaron los motores y los vimos en mejor estados que los alimentados a combustión con diésel”, asegura el gerente de Marketing y Comunicaciones de Scania a nivel local, Alejandro Pazos.
Dentro de dos a cinco años, la marca sueca cree que el gas, a partir del descubrimiento de Vaca Muerta, se presentará en el país como una fuente de energía limpia, alternativa, sustentable y eficiente para el transporte de cargas.
En el largo plazo, Scania calcula que habrá una reconversión de las matrices energéticas y que la electricidad llegará a América latina para quedarse. “Lo vemos de acá a 30 años. Pero no podemos esperar tanto y debemos hacer todo lo que esté disponible según la matriz energética disponible en el país. Hoy es el biodiesel. En poco tiempo será el gas. Y a futuro puede ser la electricidad. Para eso, deberían realizarse inversiones y desarrollo”, resumió Pazos.
Hacia 2030, Scania calcula que en el país estarán disponibles dos tecnologías que están en fase experimental en Europa. Un es la ruta eléctrica, un desarrollo de Siemens junto a otras firmas -entre ellas Scania, que proveyó el G 360 4×2 híbrido para las pruebas-. Consiste en un cableado en autopista al que los camiones se conectan para apagar el motor diésel y circular en modo eléctrico. Lo hacen a través de un pantógrafo, ubicado por encima de la cabina y, al llegar a la zona del tendido de cables, se despliega al apretar un botón desde el puesto de conducción. Se desconecta y repliega automáticamente al poner la luz de giro o “volantear”. Por ahora, a la espera de inversionistas, consta de apenas dos kilómetros. Siemens dice que, con este sistema, un camión de 40 toneladas ahorra 20.000 euros de combustible cada 100.000 kilómetros.
La otra es un sistema llamado “platooning”, que conecta dos o más camiones en la ruta. Uno atrás del otro, y a través de una red WiFi, se enlazan y son comandados por el que va primero. Sus aceleraciones o frenadas se repiten en milisegundos en los que van atrás, que pasan a funcionar de manera semiautónoma. Las ventajas son muchas, principalmente la seguridad y el ahorro de combustible, ya que los vehículos que van atrás -a una distancia prudente- tienen menor resistencia al viento. Eso sí: para que los autos puedan sobrepasar esas filas de camiones que se formarían, se necesitan sí o sí rutas con dos carriles por mano, algo que parece lejano en la Argentina.