Durante la apertura de la Asamblea Nacional, las autoridades chinas anunciaron que el presupuesto de defensa ascenderá a 95.823 millones de euros, el segundo mayor del mundo luego del estadounidense.
De acuerdo a este anuncio publicado durante la apertura de la Asamblea Nacional Popular del Parlamento orgánico del régimen chino (donde sus casi 3.000 diputados pertenecen al Partido Comunista), el país aumentará su presupuesto militar un 12,2 por ciento hasta ascender a 808.230 millones de yuanes.
El año pasado, Pekin alcanzó los 720.000 millones de yuanes, lo que supuso un incremento de 10 por ciento. Al menos oficialmente, porque numerosos expertos consideran que la cifra real podría ser mayor y llegar a los 200.000 millones de dólares.
De esta manera, China se convierte en el segundo país que más dinero gasta en su ejército, pero aún se encuentra por debajo de los 526.800 millones de dólares que el Departamento de Defensa de Estados Unidos destinará al Pentágono este año.
“Mejoraremos de forma eficiente la naturaleza de las Fuerzas Armadas chinas, ahondado en su modernización y perfeccionando su capacidad disuasoria y de combate en la era de la información”, aseguró el primer ministro, Li Keqiang, en el informe sobre la labor del gobierno leído en la apertura de la Asamblea. Para ello, abogó por “fortalecer la defensa nacional y el desarrollo de nuevas armas y equipamiento de alta tecnología”.
Este crecimiento militar de China es visto con preocupación por sus vecinos, con los que mantiene serias disputas territoriales. Con Japón está en crisis por las deshabitadas islas Senkaku, cuya soberanía le reclama a Tokio, que las viene controlando desde finales del siglo XIX y que en 2012 las compró a sus dueños particulares.
Por su parte, Li Keqiang prometió que “salvaguardaremos la victoria de la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional establecido tras ella, y no permitiremos que nadie altere el curso de la historia“. Sin embargo, los gastos militares de Japón están muy por debajo de los de China.
Por sus reservas de petróleo y gas, el régimen de Pekín reivindica el 90 por ciento de 3,5 millones de kilómetros cuadrados en el Mar Oriental de China, una zona también buscada por Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán.
Con 2,3 millones de soldados y dotado con armas nucleares, el Ejército Popular de Liberación ha incorporado recientes avances tecnológicos como el caza J-20 invisible al radar, sus submarinos atómicos y su primer portaaviones, un antiguo buque de 300 metros de eslora que estaba siendo construido en la extinta Unión Soviética y adquirió para rehabilitarlo.
Además de sus “hackers” en la famosa “guerra cibernética”, China ha potenciado su carrera espacial no solo lanzando varios astronautas al cosmos, sino también probando en 2007 su capacidad para destruir satélites en órbita.