Ante la sucesión de días grises, son muchos los que se quejan, se sienten desanimados y esperan con ansias la llegada del sol. Más allá de que la asociación entre tormentas, tristeza y mal humor es frecuente, “los días de lluvia no afectan en sí mismo el estado de ánimo, sino que esta sensación es un aprendizaje cultural que se reedita”, relató a DocSalud.com la psicoanalista y psiquiatra Lía Ricón.
La experta destacó que hay personas que disfrutan de los días lluviosos y de caminar bajo el agua, pero resaltó que sin embargo, ante la seguidilla de tormentas, “la posibilidad de inundación puede llevar a quienes gustan de los días grises a sentirse culpables”.
Es cierto que durante las mañanas tormentosas, a la mayoría de los individuos les cuesta levantarse de la cama, algo que Ricón atribuye a que “tanto la oscuridad como el frío típico de los días grises provocan una regresión a la infancia en los tiempos en que uno se sentía protegido y atendido”.
A su vez, existen otras condiciones climáticas, como la humedad, asociadas a ciertas dolencias como cansancio y dolores musculares, lo que puede ser la causa del mal humor.
Por de pronto, los que sí sienten desánimo ante los días grises, pueden beneficiarse con un “modelo cognitivo-comportamental de psicoterapias para cambiar una conducta en la que se aprendió inadecuadamente a hacer una asociación que no es válida, como por ejemplo, vincular lluvia con depresión”.
“No es lícito atribuir a los cambios de tiempo estados emocionales que tienen otras causas. Es más fácil decir estoy triste porque llueve que averiguar por que se está triste”, indicó la psicoanalista.