Un nuevo informe del periodista Hugo Alconada Mon publicada en La Nación, en este caso, basada en las inversiones hoteleras del entorno kirchnerista.
Los hoteles son una obsesión kirchnerista a la hora de invertir y recaudar. Esa predilección alcanza a la familia presidencial y a sus principales socios y colaboradores. También, a algunos de los empresarios más asociados al poder en la última década, incluidos Lázaro Báez , Cristóbal López y, posiblemente, Rudy Ulloa, según verificó LA NACION sobre la base de registros societarios oficiales.
Esa misma obsesión se extiende al socio de Máximo Kirchner , Osvaldo Sanfelice, pero también a Fabián Gutiérrez, ex secretario privado de la Presidenta, y a Raúl Copetti, ex tesorero de las campañas electorales del kirchnerismo. Todos ellos, y muchos más, apostaron al sector hotelero y turístico, que se expandió como nunca en la Argentina durante la última década, pero que también es considerada una actividad privilegiada para el lavado de activos.
Los Kirchner controlan tres hoteles. El más importante de ellos es Alto Calafate, con el que ocho empresas de Lázaro Báez, más una financiera de Ernesto Clarens, firmaron acuerdos retroactivos y confidenciales para garantizarle el pago de más de 1000 habitaciones todos los meses, aunque no usaran esas reservas. Gracias a esos convenios, la familia presidencial recaudó por lo menos $ 11 millones entre 2010 y 2011.
Al Alto Calafate se suma la hostería Las Dunas, que en El Calafate siempre se consideró propiedad de Báez, pero pertenece a los Kirchner, según informó la Casa Rosada luego de que LA NACION revelara que el empresario le pagó $ 3,2 millones a la familia presidencial por su “alquiler”, como figura en los registros contables del empresario.
El tercer hotel presidencial es Los Sauces, que a diferencia de los dos anteriores -gerenciados por Báez hasta que estalló el escándalo del valijero Leonardo Fariña-, administra la familia Relats, dueña del Panamericano en Buenos Aires. El canon fue de US$ 105.000 por mes, monto que luego se redujo ante las pérdidas irremontables que afrontaron los Relats.
El propio Báez impulsa dos hoteles, pero ambos ya acumulan problemas aun cuando ni siquiera se inauguraron. El primero es el Bahía Calafate, que continúa cerrado después de que el ex empleado del Banco de Santa Cruz destinó millones durante 2010 para su supuesto “posicionamiento y comercialización”, e infló así los ingresos de la gerenciadora Valle Mitre, tal como reveló LA NACION.
La hostería Petrel, en Tierra del Fuego, es el segundo proyecto de Báez, a través de la firma Proyect One SA. También le destinó millones, pero no abrió sus puertas aún y en 2009 acumuló una denuncia ante la unidad antilavado (UIF) del entonces presidente del Instituto Fueguino de Turismo, Pablo Pfur, por presuntas irregularidades detectadas en la licitación.
Los Kirchner y Báez también aparecen cerca de otros dos hoteles . Pero a través de un ex secretario privado del matrimonio y de un directivo de una de sus sociedades, que a su vez comparte otro directorio de otro hotel con un fiel colaborador del gran beneficiario de la obra pública.
Lejos del fin del mundo, y a sólo nueve cuadras de la Casa Rosada, el socio de Máximo Kirchner en la firma Negocios Inmobiliarios SA, Sanfelice, desembarcó en el hotel Waldorf, tras pagar varios millones de dólares, según cuentan allegados a la familia Boente, que hasta septiembre de 2007 controló el establecimiento ubicado en la calle Paraguay 450.
Conocido como uno de los pocos que viajan en el Tango 01 junto a la Presidenta, “Bochi” Sanfelice también figura desde noviembre de 2008 como director titular en Hotesur, la sociedad anónima con que los Kirchner controlan el hotel Alto Calafate. Y ese mismo año se inscribió también como socio del “zar del juego”, Cristóbal López, en Talares de Posada SA, una firma que pensaban destinar a la construcción de viviendas, pero que nunca despegó.
Cristóbal López despegó por su cuenta. Y aunque colocó fichas en el complejo de hotel, casino, shopping y centro de convenciones City Center de Rosario a través de Inverclub SA, es en la Patagonia donde se dio el gusto. Fue al comprar la hostería Los Notros, frente al glaciar Perito Moreno, en 2012. López le compró el establecimiento, entre otros, a Miguel Bicquard, un empresario muy conocido en el Sur. No sólo porque era uno de los dueños de Los Notros -a través de Tarr Aike SRL junto a Jorge Mackinlay-, sino porque también lo fue de las firmas Estancia Cristina SA y Patagonia Aventura SA, entre otras, con domicilio en la calle Arenales 1457 de esta capital.
LA PATAGONIA, EPICENTRO
Ese domicilio es uno de los que informa otro hotel dilecto del kirchnerismo en la Patagonia: Los Cerros del Chaltén. Queda casi al pie del monte Fitz Roy y del Parque Nacional Los Glaciares, 215 kilómetros al norte de El Calafate. Controlado por Glaciar Viedma SA, allí también aparece Bicquard como ejecutivo, junto a Gustavo Carlos Sánchez, aunque trascendió el interés de Cristóbal López por quedarse también con Los Cerros.
De todos modos, El Calafate se mantiene como la gran meca kirchnerista. Allí también construyó su hotel, Imago, quien fue el tesorero histórico del Frente para la Victoria, Raúl Copetti, amigo histórico de la familia presidencial. Valuado en cerca de US$ 5 millones, el establecimiento figura a nombre de Yapa SA, por las primeras letras de sus hijos, Yanina y Pablo, corredor de autos. No figura su esposa, legisladora.
En Río Gallegos, los Copetti acumularon versiones de todo tipo durante los últimos meses. En particular, desde que estalló el escándalo Fariña y se adjudicó a los dueños del Imago que apuraban la venta de múltiples departamentos en la capital provincial.
Rudy Ulloa, en cambio, parece un paso más atrás de los Kirchner, Báez y López, entre otros. Aun cuando le atribuyeron que había comprado el hotel Hurlingham de Mar del Plata por US$ 6 millones -lo que resultó falso porque su verdadero dueño sería el fallecido ex presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata Juan José Muñoz-, uno de sus grandes socios podría despuntar el vicio.
Se trata de Carlos Enrique Long, quien además de asociarse a Ulloa en Cumehue SA desde 2005 y comandar inversiones en todo el país, en julio pasado pasó a integrar Camax SA. ¿Actividades previstas? Según la escritura constitutiva 284 del 2 de ese mes, para operaciones inmobiliarias, turísticas y “la explotación, compra, venta, construcción o desarrollo de emprendimientos hoteleros”.