El periodista Hugo Alconada Mon destacó esta mañana en la 99.9 que la Unidad Antilavado comenzó a archivar las denuncias que llegan desde el exterior, cada vez que la persona señalada no tiene investigaciones abiertas abierta en nuestro país. Esta modalidad termina repercutiendo, incluso, en el caso de la ex Ciccone.
La Unidad Antilavado de Argentina está en medio de un proceso que terminará con muy poca funcionalidad, para un tema que debe ser prioridad en el contexto de los escándalos que envuelven a distintos funcionarios a lo largo y ancho del país.
El periodista Hugo Alconada Mon presentó una investigación donde enuncia que el organismo “cajonea” las denuncias que llegan desde el exterior, si no están investigando a la persona en cuestión. “Lo que se ha provocado es una politización de la Unidad Antilavado, que comenzó hace años pero se agudizó en los últimos tiempos. Eso incluye la salida de los analistas técnicos de la unidad y el ingreso de familiares y personas sin conocimientos específicos, como una muchacha que trabajaba en una panadería y carecía de conocimientos para investigar el lavado de dinero. También una amiga del titular de la Unidad Antilavado que es ingeniera en asuntos pesqueros”, ejemplificó en la 99.9 esta mañana. Luego abundó: “en este proceso, lo último que se verificó es en la unidad, todo lo que llega desde el exterior se archiva si la persona indicada no estaba siendo investigada en nuestro país”.
Siendo aún más claro, el periodista explicó la situación con el testimonio de una fuente del organismo: “me indicó que se está cazando dentro del zoológico, es decir que si saltás el cerco y no tenés reportes en Argentina, te podés mover tranquilo. Todo lo que hagas en el exterior queda sin protección”.
Como todo tiene que ver con todo en Argentina, la medida repercute en un caso en particular como es el de la ex Ciccone: “la Unidad Antilavado de España reportó en su momento al presunto testaferro del vicepresidente Amado Boudou, Alejandro Vandenbroele, y a su socio Fabián Carosso Donatiello, que vino 27 días en los últimos dos o tres años a Argentina, a pesar de figurar como inquilino en el departamento. Los reportó por una serie de movimientos de dinero que quedaron bajo sospecha. Pero como no tenían ningún alerta o reporte en Argentina, quedó archivado ese alerta. Sólo cuando explotó el caso Ciccone, la Unidad Antilavado reactivó el alerta de España”, comentó Alconada Mon.
Los ejemplos sobran y los destinos elegidos para los extraños depósitos de dinero, son muchos. Lo más interesante es quién está relacionado en todo esto: “hay distintas denuncias que involucran a políticos, empresarios, sindicalistas, ciudadanos y empresas de alrededor del mundo. Aquí no se las investiga”.
El problema de esta política es cómo se proseguirá cuando la gente que dirige el organismo deje su cargo. “Supongamos que algún día las autoridades de la Unidad Antilavado renuncian o se les termina el mandato. El desafío será para la próxima autoridad, porque tendrá acumulada en los archivos de la unidad una larga lista de reportes llegados desde el exterior e incluso del interior, que no han sido investigados. Habrá que ver qué se hace con ese reporte. Si no los motoriza, caerá en incumplimiento del deber de funcionario público. Y si lo hace, habrá un cimbronazo político-social en el país de grandes proporciones”.
Por eso las causas de lavado no pueden avanzar cuando se traspasan las fronteras. Ya veces, el sistema judicial encuentra escollos mucho mayores de lo esperado: “hoy, investigar al poder es un verdadero dolor de cabeza para el Poder Judicial”.