Según datos oficiales, las remesas familiares mueven en la Argentina u$s 5.000 millones. Con base en la Argentina, XCOOP propone la transformación digital del envío de remesas con especial foco en la inclusión financiera.
Cada vez que vamos al mostrador de una empresa para enviar o recibir dinero hacia y desde otro país estamos formando parte de un mercado enorme: según datos oficiales, las remesas familiares mueven en la Argentina u$s 5.000 millones, con España entre los principales destinos pero básicamente gracias a las transacciones que día a día se realizan con Paraguay, Bolivia, Perú, Colombia y, debido a la crisis de los últimos tiempos, Venezuela.
Sin otra alternativa, el modelo tradicional que se impuso es llevar en persona el cash a una sucursal y pagar una comisión (de alrededor del 15%) para efectuar el envío. Pero la irrupción de la tecnología que comenzó a transformar ese modelo en Estados Unidos, Europa y Asia promete ganar terreno en nuestra región. “Así como el mundo evolucionó, tenemos que evolucionar”, explicó Alex Torriglia, uno de los fundadores y Director de Operaciones de XCOOP.
Con base en la Argentina, la fintech propone la transformación digital del envío de remesas con especial foco en la inclusión financiera. “Hasta ahora la relación se termina cuando el usuario recibe el dinero, pero no fue incluido en el sistema bancario ni en ningún sistema de pagos”, afirmó durante la presentación.
Hay que tener en cuenta que el 90% de los que reciben remesas familiares se ubican en la base de la pirámide social y gastan el dinero principalmente en alimentos, salud, vestimenta y educación. Efectuar la transacción desde un celular podría representar para esos sectores vulnerables una solución más sencilla y menos costosa, un ecosistema comercial en el que incluso el costo de la remesa podría bajar hasta cero, cubierto por las diferentes comisiones generadas con el uso del dinero en el sistema.
Mayor libertad para realizar las transacciones cualquier día y a cualquier hora y elegir qué hacer con el dinero, como una réplica de lo que fue el proceso de inclusión financiera de los asalariados, que abandonaron el efectivo o el cheque y con la bancarización pasaron a cobrar el sueldo en un cajero automático y accedieron a tarjetas de débito o crédito con las que hacer sus pagos u obtener préstamos.
“Si una persona vive acá y necesita enviarle dinero a sus familiares en Paraguay para pagar la electricidad, ¿por qué gastar un 15% de comisión si en la Web puede pagar la luz desde la Argentina?”, se preguntó Torriglia. Para eso, XCOOP cerró acuerdos con las compañías de servicios de cada país, al tiempo que definió alianzas para poder recargar crédito de celulares desde la plataforma.
La idea es que la gente se vaya sumando de manera voluntaria a una red cooperativa regional, conformada por instituciones financieras, proveedores de tecnología, retailers y comercios. Por eso el proceso de inclusión financiera contempló como primer paso un acuerdo con la mayor empresa de servicios de pagos de Argentina: en esos locales será posible realizar los envíos cash-to-cash, para luego acompañar a los usuarios en el camino de adaptación a nuevas herramientas como card-to-card o billeteras móviles.
“Es un recorrido que hay que hacerlo con la gente, paso a paso. Después podremos ofrecerles otros servicios financieros como las tarjetas recargables, y calificarlos para otorgarles microcréditos o adelantos de remesas”, señaló.
Traspasado ese punto, una vez que la remesa opere en el ecosistema comercial, el costo del envío, inicialmente en 5%, podría bajar hasta cero, cubierto por las diferentes comisiones generadas por el uso de ese dinero en el sistema.
La punta de un iceberg gigante
Históricamente, la Argentina es un país más emisor de remesas que receptor, aunque los montos de esa balanza se modificaron al ritmo de la crisis económica de los últimos dos años: si hasta 2017 salían cada año del país u$s 4.000 millones e ingresaban u$s 500 millones, en la actualidad se envían unos u$s 3.500 M y recibimos u$s 1.500 M. El principal país al que se envía dinero es España, más de u$s 900 millones por año que se explican en gran parte por los aportes de la clase media y alta a familiares que estudian o están paseando allí.
Pero la mayor parte del dinero de remesas proviene de la suma enviada, en orden de importancia, a Paraguay, Bolivia y Perú, en menor medida a Colombia y, como novedad de los últimos tiempos producto de la grave situación que atraviesa, Venezuela. Salvo en España, se trata en su mayoría de personas no bancarizadas.
A nivel global, las remesas acumulan más de u$s 610.000 millones, con un costado informal que se calcula en otros u$s 300.000 millones extra. Hay sistemas económicos enteros basados en ellas, como en Nicaragua, donde representan el 85% del ingreso de capitales. México, el gran receptor latinoamericano, acumula u$s 30.000 millones al año.
Tomando en cuenta que para el Banco Mundial el mercado potencial en Latinoamérica es de u$s137.000 millones, que el ritmo de crecimiento del sector a nivel mundial es de 6 a 8% anual y que en los países desarrollados las compañías de envíos de dinero les ganaron entre un 30 a 40% de terreno a las empresas tradicionales, para Torriglia el escenario “abre una gran oportunidad. Nuestro modelo es mucho mas simple y ágil que el tradicional, que necesita de intermediarios, oficinas y agentes de tasa en un proceso con demasiados actores en el medio, que encarecen el costo del envío y lo hacen extremadamente complejo”.
Luego de una inversión inicial de u$s 5 millones y dos años de desarrollo interno, la hoja de ruta de XCOOP es tener operativa la ruta Argentina – Paraguay para la Navidad y sumar los distintos destinos, a medida que se finalicen los aspectos regulatorios en cada país, desde el primer trimestre de 2020. El objetivo es alcanzar los 5 millones de usuarios y unos u$s 5.000 millones remesados para 2025.