La fundadora de la APDH y escritora, Graciela Fernández Meijide, habló en la 99.9 sobre su último libro “Eran humanos, no héroes”. Indicó que “actualmente le transmiten a la juventud que los detenidos y torturados eran héroes y que ese es el ideal a perseguir”.
El escándalo que ha girado en torno a César Milani como jefe de las Fuerzas Armadas Argentinas, ha derivado en varias discusiones sobre cuestiones puntuales que sucedieron en la última dictadura militar argentina.
En ese contexto, el último libro editado por Graciela Fernández Meijide, “Eran humanos, no héroes”, tiene un repaso sobre los orígenes del proceso militar y también una reflexión sobre aquellos que eran detenidos y torturados para sacarles información.
En la 99.9, Fernández Meijide explicó que “el libro tiene dos ejes básicos. Uno es cómo nos pasó lo que nunca nos debió haber pasado, ya que vivimos una tragedia que nos costó muchas vidas de todos los sectores. Averiguar qué nos pasó me remontó a fines de los 50, reconocer la gravedad del enfrentamiento de Estados Unidos y la Unión Soviética que a todo el mundo le anticipaba una tercera guerra mundial”.
La tendencia la llevó a pasar por el pensamiento que dominaba por esos tiempos el continente. “Esa juventud que en varios países de América Latina tenía como enemigo al imperialismo y como objetivo el socialismo, también nos puso en la situación de amigo-enemigo. Del lado de las fuerzas armadas se impidió que se revisara a fondo la identidad de las víctimas”, indicó.
En la vereda de en frente de ese pensamiento, está lo que se transmite aún hoy a las generaciones actuales: “otra línea es la que tiene el Gobierno y Organismos de Derechos Humanos que dicen que la verdad la tienen ellos. Esas víctimas fueron héroes y le transmiten a la juventud actual que esa década fue el ideal a perseguir. Yo digo que está lejos de ser el ideal, en ese momento todos eran víctimas. Se cometieron errores por ambos lados inequiparables”, destacó.
En la actualidad, cada vez que se acusa a un integrante del Gobierno por su pasado en aquellos años, se trata de impedir que sea investigado, algo que la fundadora de la APDH, definió como “de escaso alcance y de poca defensa de la democracia”. También se refirió a las últimas palabras de Estela Carlotto: “dijo que había miles de acusados en Nunca Más que no habían sido procesados, pero no es cierto. Nunca Más no tiene una lista de represores, sino que cuenta hechos y si nombra a alguien es porque era responsable de un batallón, pero no se acusa a nadie”. Luego abundó: “en la CONADEP se armó una lista de represores que nunca fue agregada al anexo del Nunca Más. Eso incluso generó una discusión en el interior de la CONADEP porque la decisión política fue no publicarla porque se interpretó que sería como un pre-juicio y se dejó que la justicia hiciera ese camino”.
Hoy parece que la palabra que más se escucha es la que difunde el CELS, pero en ese sentido, advirtió que “es una entidad privada, una ONG que, hasta donde yo sé, no tiene el apoyo gubernamental. La Secretaría de Derechos Humanos es el espacio que creó Alfonsín para recibir toda la información de la CONADEP para seguir analizando, interpretando y llevando a juicio todos los datos que se recibieran en todo el país”.
Por último, llevó a todos una reflexión sobre el título de su último libro: “Eran Humanos, no Héroes”, también es señalar que en la militancia se consideraba héroe a quien, tolerando la tortura, no se quebraba y no declaraba nada. La tortura estaba hecha para quebrar a cualquiera. El reconocimiento de que esto era así, llevó a la cápsula de cianuro. Pretender de un militante que sea un héroe y que no abra la boca es porque si caía uno, caía toda la célula. A lo mejor fueron héroes que murieron en la tortura, pero los más terminaron queriendo salvar su vida o dejar de sufrir”, concluyó.