El abogado Julio Hikkilo representará a los familiares de Alejandro Sepúlveda, después de que el joven de 27 años fuera encontrado sin vida en un calabozo de General Madariaga. Entrevistado por la 99.9, afirmó que “hay contradicciones en la versión policial”.
La muerte del joven Alejandro Sepúlveda conmocionó a la localidad de General Madariaga. Tal como lo relató el periodista Guillermo Pereyra ayer en “Noticias & Protagonistas”, el cuerpo fue trasladado a Lomas de Zamora, donde se le realizará una autopsia. Una de sus hermanas, que vive en Mar del Plata, comenzó a moverse para esclarecer el hecho.
El abogado que representará a los familiares será Julio Hikkilo. Esta mañana en la 99.9, el letrado explicó que “la familia se presentará en el expediente como particular damnificado, querellante. Estará colaborando y controlando la investigación. La muerte de Alejandro no es un hecho aislado, sino que se enmarca en una profunda crisis que atraviesa la Policía de la Provincia de Buenos Aires”.
Teresa Tisera, hermana de Sepúlveda, trabaja como policía en nuestra ciudad, formando la misma fuerza que será investigada. “Es una paradoja. Ella pertenece a la Policía Provincial y está cumpliendo servicio en la Comisaría 15º de Mar del Plata. Su hermano termina demorado por una contravención en la vía pública y luego ahorcado con una remera. Un muchacho de 27 años de edad y con más de 90 kilos, es difícil que pueda hacerlo. La hermana conoce los calabozos. Desde el sentido común, es materialmente imposible hacer un nudo y colgarse de una reja. Hay contradicciones en las versiones de la Policía que hacen que se parezca más a un homicidio que a un suicidio en un calabozo”, recordó el abogado.
En sus primeros movimientos dentro de la causa, Hikkilo viajó a Madariaga para interiorizarse sobre ciertas cuestiones: “quiero estar en el lugar donde sucedieron los hechos, quiero estar en el calabozo y poder acceder a la copia del dictamen del médico forense; ayer a última hora me avisaron que estaba presentado. Ahí se verán las causales de la muerte y si reciben el cuerpo, porque todavía permanece en Lomas de Zamora”. El traslado del cuerpo para la autopsia también fue más complejo de lo que debería ser: “es tan dramático que tuvimos que interceder un hábeas corpus para saber dónde estaba el cuerpo, porque había versiones de que estaba en Lomas de Zamora, en Pinamar y en La Plata, tratando de distraer y dilatar la situación. Después de esto se pudo conocer que estaba en la morgue de Lomas de Zamora”.
El caso aparece como un punto de culminación para una historia de maltratos policiales harto conocida en todo el país. “Esta situación de torturas y suicidios sugestivos en las comisarías se venían dando. Hoy rige una prohibición absoluta para los policías en caso de demorar a una persona, no se los puede poner en el calabozo. Tienen que dar la intervención al fiscal; si el caso es de gravedad, alojarlos en las penitenciarías. No pueden estar en el calabozo”, indicó. Luego abundó: “una riña con otro vecino en la calle no justifica la detención ni ponerlo en un calabozo. Esto de utilizar el uniforme y el arma de fuego, es un abuso. Es una policía que no queremos y no necesitamos. En Mar del Plata, la propia policía reclama por falta de herramientas y entrenamiento, hay una policía desmoralizada. Esto pone en evidencia un situación policial que hace agua por todos lados”.
Ante este nuevo caso, que puede transformarse en un hecho testigo, se debe afrontar una discusión de fondo sobre el trabajo que desarrolla en la actualidad la Policía Bonaerense: “no alcanza con renovar la cabeza y traer jefes nuevos, esto es más de fondo. Ojalá este caso nos ayude para reflexionar sobre la policía que queremos y necesitamos”, finalizó Hikkilo.