María Andrea Suárez, vecina de Mar del Plata, contó esta mañana en la 99.9 cómo fue el violento robo que sufrió junto a su familia dentro de su casa. “A mi marido lo empujaron, le pegaron un culatazo en la cabeza y le pidieron que le dieran todo”.
La inseguridad, incluso en verano y con mayor presencia de efectivos policiales, sigue aquejando constantemente a los vecinos de la ciudad de Mar del Plata. Esta mañana en la 99.9, María Andrea Súarez relató cómo ingresaron ladrones a su casa y golpearon salvajemente a su marido reclamándole más dinero del que le habían dado.
“El sábado a las nueve menos cuarto, mi marido salió a la puerta a prender una luz que tenemos en un árbol. Cuando estaba entrando, tres tipos se subieron a la reja y lo metieron adentro de la casa. Lo empujaron, le pegaron un culatazo en la cabeza y le pidieron que le dieran todo”, contó inicialmente.
Luego, prosiguió: “le pedían más. Como no tenía, buscaron un cuchillo en la casa, tomaron la sábana de mi hijo y le hicieron un nudo en las piernas y los brazos. Después salió mi hijo del baño y lo llevaron a punta de pistola hasta la pieza; los dejaron ahí a los tres con mi otra hija y un compañerito de mi hijo”.
Al parecer, los delincuentes no tenían límites en cuanto al dinero y se querían llevar absolutamente todo: “mi marido gritaba porque le pegaban y mi hijo se levantó para ir a buscar más plata así dejaban de pegarle. Como era poco, le tiraron la plata y les ofreció una consola de juegos, que se llevaron. También le preguntaron dónde estaban y se iban comunicando como por un teléfono y los pasaron a buscar. Se quisieron llevar hasta el perro”.
No se trata del único hecho ocurrido en las cercanías de su casa. Por eso, en el barrio están preocupados, ya que el Operativo Sol brilla por su ausencia en muchos sectores de la ciudad. “Le pasó lo mismo a una mujer embarazada a la vuelta de mi casa, le entraron 5 tipos. Encañonaron a dos abuelitos en Formosa y Alsina y nos dicen que el Operativo Sol es un éxito, eso me indigna. No es que te roban cuando no estás, violentaron la intimidad de la casa, se treparon por las rejas como si nada”, indicó Andrea, alarmada.
Como no es la primera vez que sufren robos, los vecinos de la zona se juntaron y la policía nunca apareció: “los vecinos se reunieron en un punto neutral en el barrio y estuvieron 3 horas, no pasó ningún patrullero en todo ese tiempo. Cuando terminó el episodio en mi casa, me dijeron que nos iban a dejar un móvil, que estuvo media hora y se fue”.
El robo pasa a un segundo plano cuando se habla de la violación de la privacidad y el uso innecesario de la violencia: “mi marido quedó muy afectado emocionalmente, se vio vulnerado como padre de familia. La dignidad del hombre se va a su mínima expresión. Ahora mi marido sabe que no puede salir ni a regar una planta porque te pueden robar”.
Ninguna medida parece suficiente para los ladrones: “no te sirve electrificar la casa porque van a saltar, tenemos alarma, rejas; pero no sirve de nada. Pienso que los ladrones estudian cómo entrar en nuestras casas”. Está claro que la inseguridad continúa en la ciudad, a pesar de los pomposos anuncios veraniegos, y que los afectados de todos los días siguen siendo los vecinos.