Un grupo de encapuchados incendió un autobús Tras las protestas de la semana pasada que culminaron con el incendio parcial del Congreso de la nación, el mandatario anuló el cuestionado presupuesto. Sin embargo, no fue suficiente para terminar con los reclamos sociales.
Un grupo de manifestantes encapuchados quemó este sábado un autobús en la esquina del Palacio Nacional de la Cultura (oficina de Gobierno) de Guatemala, en medio de la protesta ciudadana pacífica que se desarrollaba en contra del Gobierno y Congreso.
El incidente se dio en el marco de que miles de guatemaltecos volvieran a salir a las calles en protesta contra la corrupción y exigir la renuncia del presidente Alejandro Giammattei, una semana después de que otra manifestación se tornó violenta y dejó como saldo a varios heridos por la policía y el incendio parcial del edificio legislativo.
El grupo de encapuchados quemó una unidad de Transurbano, un sistema de autobús rápido, luego de tres horas de protesta sin incidentes y en condiciones tranquilas. El Cuerpo de Bomberos Voluntarios llegó a la escena para apagar el incendio ante la presencia de un contingente de la Policía Nacional Civil y de unos 7.000 manifestantes que protestaban de forma pacífica.
Los manifestantes apuntan contra el primer mandatario y todos los miembros del Congreso nacional por ser responsables de votar con opacidad un presupuesto que más tarde fue anulado, debido a la presión popular.
“El pueblo no debería tener miedo a sus gobiernos, los gobiernos deberían tener miedo a su gente”, “Nos falta cartel para tanta rabia”, “Fuera los corruptos”, “Encierro a los políticos, libertad al pueblo”, se leía en algunos de los carteles que los manifestantes portaban camino a la Plaza Central, frente al Palacio Nacional de la Cultura, antigua sede de gobierno.
En esta convocatoria para el movimiento denominado #28N, hecha por redes sociales, participaron diversos sectores de la sociedad civil.
La revolución de los frijoleros
Varios manifestantes han denominado la protesta como “revolución de los frijoleros”, en respuesta a los comentarios de un diputado conservador afín al gobierno que los llamó “comelones de frijoles”.
Entre las demandas de los opositores se encuentran el pedido de renuncia del conservador Giammattei, que lleva solo 10 meses en el poder, y de todos los diputados, por haber aprobado un presupuesto para 2021 al que critican por no atender los problemas más urgentes del país, como pobreza, salud y educación.
Hace una semana las manifestaciones degeneraron en la quema parcial de las instalaciones del Parlamento. Además, al menos dos personas resultaron con heridas en los ojos supuestamente por el impacto de bombas lacrimógenas lanzadas por la policía y más de 35 fueron detenidas.
En medio de la presión, el Congreso, de mayoría oficialista, debió eliminar el nuevo presupuesto.
En la sesión del miércoles, donde se evaluó el tema, el diputado Rubén Barrios, del partido Valor, dijo, desafiando a los manifestantes: “Solamente nuestras rodillas inclinarlas delante de Dios, y delante de cualquier comelón de frijoles estaremos de pie todo el tiempo”.
“Los frijoleros queremos que renuncien”, “Afuera Giammattei”, escribieron los manifestantes en otros carteles, mientras un grupo de universitarios gritaban al unísono “Presidente fascista, vos sos el terrorista”.
Los manifestantes portaron mascarillas, como medida de seguridad sanitaria por la pandemia del nuevo coronavirus y llevaban banderas guatemaltecas azul y blanco.
El Palacio Nacional de Cultura, epicentro de las protestas, estaba fuertemente custodiado por la policía.
En esta ocasión no hubo manifestaciones frente al Congreso, donde el sábado vez se registraron violentos enfrentamientos con la policía.
El derechista Giammattei, elegido para un período de cuatro años, convocó a un diálogo nacional para reajustar el presupuesto y denunciado simultáneamente intentos de desestabilización de la democracia.
Giammattei pidió la intervención de la OEA al señalar que las protestas eran de grupos minoritarios que intentaban darle un golpe de estado. La OEA envió una comisión encabezada por el exdiputado argentino Fluvio Pompeo, quien fue descalificado por varias organizaciones argumentando que este había participado supuestamente en un fallido negocio del gobierno argentino y la ex administración de Jimmy Morales.
El vicepresidente Guillermo Castillo, quien pidió a Giammattei que ambos renunciaran por el bien del país, declinó reunirse con Pompeo.
Mientras tanto, la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) pidió este sábado a la ONU y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) enviar al país a sus respectivos relatores para la libertad de expresión, debido a agresiones y penalizaciones registradas en los últimos días.
”Han sucedido una serie de hechos de agresión y penalización a periodistas y contra el pueblo que se ha manifestado pacíficamente en diversos lugares”, enfatizó la organización gremial periodística en un comunicado para pedir la presencia de las entidades internacionales.