Se vende pueblo minero (y fantasma) en California: así puede vivir en el salvaje oeste

Protegido durante décadas de los saqueadores, posee varios edificios que siguen en pie y en buen estado. Cerro Gordo fue una de las minas de plata y plomo más importantes del siglo XIX.

¿Para qué comprarse una casa si puede comprarse una ciudad? La respuesta es sencilla, sobre todo si tiene 925.000 dólares. Cerro Gordo, una ciudad fantasma del siglo XIX situada en el estado de California (EEUU) se acaba de poner en venta. Situada a tres horas y media de Los Ángeles y a cuatro de Las Vegas, este antiguo pueblo minero permitirá a su comprador vivir en primera persona la experiencia del salvaje oeste. Eso sí, sin asesinatos, ya que informes que datan de 1870 revelan que en esta ciudad había, al menos, un asesinato al día.
Propiedad de una familia de la zona, ha llegado el momento de ponerlo a la venta. Y su carta de presentación es de lo más llamativa. Posee un hotel abandonado, una iglesia, un barracón de grandes dimensiones y hasta un par de graneros. Además, le acompaña un gran interés histórico, ya que Cerro Gordo es considerado uno de los mejores “auténticos pueblos mineros” de California. Hasta ahora se ha mantenido gracias al apoyo financiero de la Fundación Histórica Cerro Gordo, formada por organizaciones privadas, algo que ha permitido su apertura al público a 10 dólares la entrada.
Quien compre este pueblo encontrará una veintena de edificios que se han mantenido en pie. Su estado es bastante bueno a pesar de que ha pasado casi un siglo de la construcción de alguno de ellos. En las últimas décadas ha estado protegido de saqueadores e, incluso, de las inclemencias meteorológicas, ya que algunos edificios han sido restaurados. Varias han sido las personas y empresas que se han interesado por Cerro Gordo. Según cuenta el agente inmobiliario Jake Rasmuson a la CNN, “se baraja la idea de convertir Cerro Gordo en un parque temático o en una ciudad de la marihuana”. Por el momento, el cartel de ‘vendido’ no se ha colgado.

El origen: una mina de plata en 1865

Cerro Gordo nació como una pequeña ciudad minera después de que en 1865 un hombre llamado Pablo Flores descubriera una mina de plata. Este punto se convirtió en una de las minas con mayor producción de plata y plomo de California, y atrajo a cientos de buscadores de oro. De hecho, la calidad de los metales eran tan buena que en esta misma localidad se construyeron dos fundiciones, lo que multiplicó el número de trabajadores que eran necesarios en la mina. Posteriormente, los minerales y lingotes de alta calidad se trasladaron a Los Ángeles, primero en carretas tiradas por mulas y caballos y más tarde en tren. “Lo que ahora es Los Ángeles se lo debe a Cerro Gordo. Para esa ciudad el comercio de plata y plomo fue esencial”, se puede leer en la página web de este pueblo californiano, situado en pleno desierto de Nevada.
Sin embargo, los tiempos de vacas flacas no tardaron en llegar. La explotación del metal fue tan rápida y agresiva que en 1875 comenzaron a escasear la plata y el plomo, lo que obligó a cerrar los hornos de Cerro Gordo. A eso se sumó una fortísima sequía, que hizo que muchos de los que vivían allí emigraran. Un año después la situación empeoró debido a un incendio que arrasó varios edificios y que puso punto y final al sueño de relanzar la producción de metales a gran escala al encontrar nuevas zonas de excavación. A esto se sumó, además, la caída de los precios del plomo y la plata, lo que hizo que se cerrase cualquier actividad en Cerro Gordo.

Del zinc al cierre en 1924

Pero este no fue el final para Cerro Gordo. En 1905 la actividad minera se activó al ser comprado por Great Western Ore Purchasing and Reduction Company, que previó la construcción de una fundición de 100 toneladas para trabajos a medida y también para procesar el mineral dejado en los vertederos de Cerro Gordo, anteriormente considerado de baja calidad para los métodos tecnológicos en uso. En 1907 se encontró zinc de alta calidad y se iniciaron los envíos de mineral. Pasaron los años y en 1912 varios hombres de una mina de Utah compraron la mina de Cerro Gordo. Allí encontraron enormes cantidades de carbonato de zinc, convirtiéndose en el mayor productor de este material en Estados Unidos, enviando al exterior 1.000 toneladas al día.
En 1920, la compañía de minas Cerro Gordo todavía empleaba a 10 hombres y enviaba mineral de plata. Unos años más tarde, en 1924, el mineral de plata y plomo aún se estaba trabajando, cerrando sus puertas solo unos meses más tarde. Desde entonces, Cerro Gordo ha pasado de mano a mano a varias familias. Ahora, y tras explotarla turísticamente, llega el momento de darle otra oportunidad.