Los problemas de aprendizaje en Brasil son democráticos: con variaciones de intensidad, afectan a todas las clases sociales.
Los jóvenes de la elite brasileña (25% más ricos) tienen peores calificaciones que los alumnos 25% más pobres de los países de la Organización para la Cooperacion y Desarrollo Económico (OCDE) en el ranking del Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (Pisa), dijo la directora para Educación del Banco Mundial, Claudia Costin, este jueves (3).
La especialista elaboró una radiografía de los problemas y desafíos de la educación en Brasil, señalando la contradicción que implica ser la séptima economía del mundo y tener tales índices en educación.
Costin presentó su trabajo en el seminario internacional “Caminos hacia la Calidad de la Educación Pública: Gestión Escolar”, un evento promovido por el Instituto Unibanco y realizado junto con Folha.
Sin embargo, no todo es negativo: Brasil prácticamente universalizó el acceso a la educación básica y desde 2003 viene avanzando en la enseñanza de matemáticas.
Entre otros problemas citados, Costin clasificó a las clases nocturnas que se imparten en el nivel medio como una “parodia educativa“. El presidente del Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas (Inep), Francisco Soares, dijo que los datos sobre la trayectoria de los estudiantes desde 2007 ayudan a entender el panorama de la educación.
“Donde hay éxito, hay buena gestión”, dijo. “El problema es que la Constitución prevé la gestión democrática, pero no la define”, agregó. Soares propone tres ejes: garantía de derechos, gestión participativa y transparencia.
