El vertiginoso aumento de casos en las últimas semanas obligó al Gobierno a reimponer restricciones ante una estructura sanitaria tensionada. La agresividad de este segundo embate de la pandemia sorprendió a autoridades nacionales y locales que no parecen haber tomado las suficientes previsiones.
La agresividad de la segunda ola de coronavirus que golpea a Argentina sorprendió a los autoridades nacionales y locales. Si bien se esperaba un rebrote con la llegada de los primeros fríos, no previeron que llegara tan temprano y con tanta fuerza. El aumento del promedio de nuevos casos diarios en las últimas dos semanas a nivel nacional fue del 89% y, en los últimos 14 días, el de los fallecidos cada 24 horas 102%, más del doble.
El tiempo que le llevó a la pandemia llegar a su pico en octubre del año pasado -siete meses- le permitió al sistema de salud fortalecer y redireccionar todos sus recursos de infraestructura y humanos para atender casi en exclusividad -excepto las urgencias- los casos de COVID. La limitación de la circulación redujo significativamente los accidentes de tránsito y el encierro forzado, las enfermedades respiratorias.
La situación es completamente distinta ahora, por varios motivos. Por un lado, en el verano comenzaron las consultas e intervenciones que no se hicieron el año pasado por la extensa cuarentena, y actualmente hay un porcentaje de camas de internación y terapia intensiva ocupadas por pacientes no COVID-19, que con el vertigonoso aumento de contagios, pusieron en tensión al sistema sanitario. Hoy la ocupación de camas UTI a nivel nacional es del 65%, incluidas todas las patologías, el mismo porcentaje que tuvimos en el primer pico de la pandemia, en la segunda quincena de octubre pasado. Pero en el AMBA, epicentro de la pandemia, asciende al 74,3%.
Pero la cantidad de camas de terapia intensiva en el sector público surge que no aumentaron desde octubre del año pasado -cuando fue el pico de la primera ola- hasta ahora.
Recién esta semana, ante la disparada de casos, la Provincia de Buenos Aires anunció que se crearán 250 más, y el sector privado comenzó a complejizar camas comunes, a partir de derivar pacientes con síntomas leves de COVID a hoteles, para sumar plazas de internación con cuidados intensivos.
Antes del inicio de la pandemia, había a nivel nacional 8.521 camas en unidades de terapia intensiva (UTI) del sector público y privado. En junio, se añadieron 2.996 nuevas, con lo cual pasaron a ser 11.517 disponibles. Al mes siguiente se añadieron 151; en septiembre 792 y, desde ese momento a la fecha, 51 nuevas camas UTI.
Hoy el total disponible a nivel nacional de camas UTI es de 12.501, un 47% más respecto a la situación pre-pandemia, un número que no varió en los últimos seis meses de cara a la segunda ola, según el relevamiento realizado por la Unidad de Datos de Infobae.
De esas 12.501 camas UTI actuales en todo el país, 5.428 corresponden al sector público y 7.073 al sector privado. Según los datos provistos por la cartera sanitaria nacional, también se incrementaron en un 70% los respiradores el año pasado. No hubo precisiones respecto de nuevas compras en lo que va del 2021.
A diferencia de lo que pasaba en la primera ola, donde todos los recursos físicos y humanos estaban direccionados para atender a los infectados con coronavirus, solo el 32% del total de internados en terapia hoy están transitando un cuadro grave producto del virus. El resto obedece a otras patologías.
La ampliación de camas el año pasado obedeció también a la instalación de 12 Hospitales Modulares de Emergencia “en lugares estratégicos del país para fortalecer la respuesta sanitaria”, 19 Centros Modulares Sanitarios en 12 provincias, y 31 Centros de Aislamiento Sanitarios (hospitales sanitarios) en los servicios penitenciarios federal y bonaerense. De estos últimos fueron construidos 21 y, este año, “se están encarando los últimos 10″, según afirmaron en el Ministerio de Salud.
“En articulación con el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el año pasado hubo 236 intervenciones en los sistemas públicos de salud provinciales y municipales a lo largo de todo el país, con una inversión estimada de más de $20.000 millones, en gran medida financiada con créditos internacionales”, agregaron desde la cartera hoy en manos de la ministra Carla Vizzotti.
Respecto de este año, adelantaron que “se va a ampliar la cantidad de los hospitales y centros modulares de emergencia”, pero sin dar precisiones de cantidad ni montos involucrados.
Las camas UTI en PBA
En la Provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, a la llegada de Axel Kicillof a la gobernación, el sistema público contaba con 883 camas de terapia intensiva, según un comunicado oficial difundido por el mandatario. Durante el 2020 el ámbito bonaerense aumentó su capacidad hasta las 2.183 camas, lo que representa un aumento del 147%.
Ahora, de cara al recrudecimiento de la pandemia, de acuerdo a lo informado por la gobernación bonaerense esta semana, se planean agregar otras “250 camas nuevas camas de terapia intensiva al sistema sanitario bonaerense en dos etapas, con un intervalo de 15 días. Si bien, la ocupación alcanza el 70% y la provincia cuenta con 1.686 camas libres, la velocidad de ocupación es muy rápida que obliga a tomar decisiones para evitar el colapso sanitario”.
Según explicaron desde la cartera que maneja el ministro Daniel Gollán, “el gobierno de la Provincia de Buenos Aires es el único que cuenta con un tablero integrado de ocupación de camas UTI, es decir, con información en tiempo real del nivel de ocupación, tanto en el subsector público como privado”.
Al día de hoy, el sector privado en el territorio bonaerense suma 2.153 camas UTI, por lo que, entre ambos sectores, público y privado, totalizan 4.336.
Asimismo, desde el Ministerio de Salud bonaerense precisaron a Infobae que “desde hoy (por el viernes) hasta finales de mayo, ingresarán 1.565 trabajadores para reforzar los planteles hospitalarios durante la segunda ola”.
Y ante la consulta sobre la la compra de insumos, aseguraron: “Seguimos comprando insumos de todo tipo, incluidas camas y respiradores, durante el tiempo que bajó la tensión y tenemos los depósitos llenos”.
Y explicaron lo que implica montar una cama de cuidados intensivos: “Incluye no solo la cama, sino un respirador, monitores multiparamétricos y el personal que la pone en marcha. El año pasado, se pusieron terapistas y personal de todas las áreas para atender pacientes con COVID y, por eso, estaban activas muchas más camas que ahora. Esas camas habían dejado de estar contabilizadas como cama de terapia, pero ahora en etapa de emergencia van a volverse a activar esas camas. Y a esas, le vamos a agregar 250 más”.
Y detallaron lo realizado en 2020 anticipándose a la suba de casos que finalmente ocurriría pasada la mitad de año: “Hicimos la reconversión del 90% de la camas pediátricas, que implicaba capacitar a los recursos humanos para atender camas de adultos con COVID. Hubo una concentración de camas asignadas. Eso se va a volver a hacer ahora en esta situación emergencia. Igualmente no se va a poder recuperar en un 100% porque ahora hay internaciones por otras patología, por lo que no va a poder poner todo para COVID como el año pasado”.
Las camas de terapia en CABA
En la Ciudad de Buenos Aires, el sistema público mantuvo las mismas 450 camas UTI para pacientes con COVID desde que comenzó la pandemia. Actualmente están ocupadas 275 de ellas, el 61%.
A estas se suman 564 (37.6%) de las 1.500 camas generales disponibles para pacientes moderados de COVID-19 en los hospitales públicos porteños, según le informaron desde el Ministerio de Salud porteño a Infobae. Actualmente, hay 542 personas con un cuadro leve de coronavirus leve que no requieren de cuidados especiales, y que están alojadas en hoteles. “En total hay disponibles 5.000 camas, con el 10.8% ocupadas”, precisaron desde la cartera que conduce Fernán Quirós.
Según fuentes del ministerio porteño, en el sector privado las camas disponibles de terapia en total son hoy 1.624, una cifra que casi triplica las 612 que había al inicio de la pandemia. La cifra actual surge de la aplicación con la que están trabajando conjuntamente con los privados. “Diariamente van reportando las camas ahí”, explicó una fuente oficial.
Según datos provisto por el Ministerio de Salud de CABA, de esas 1624 en la Ciudad, el 76% están ocupadas por distintas patologías. Y de ese total, 675 son camas asignadas a pacientes con COVID, con un ocupación del 84%.
AMBA: sistema privado al borde de saturar
Son justamente las del sector privado las que hoy están con un 95% promedio de ocupación en el AMBA, según alertaron desde la Unión Argentina de Salud (UAS) a Infobae. Esto se debe a la demanda contenida que arrastraron durante los largos meses de la cuarentena del 2020. “Algunas instituciones están en el 90 y otras en el 100%. Esta segunda ola nos agarra con los sanatorios que ya venían con una ocupación de enfermedades no relacionadas con COVID-19″, explicaron desde la organización que agrupa a las prepagas médicas.
“Por otro lado, un 95% de las camas de terapias ocupadas implica, en realidad, tener una ocupación a pleno, porque hay que tener un backup para pacientes internados en sala común o las urgencias, por un infarto, un parto o un accidente, por ejemplo. Si un paciente en sala común se descompensa, hay que mandarlo a terapia del mismo sanatorio, no se lo manda a otro sanatorio”, agregó la fuente del sector privado.
Otro referente de una empresa de medicina prepaga agrega que, de ese 95% de camas UTO ocupadas, entre un 60% y un 70% corresponden a pacientes con COVID. “Depende del centro. No es lo mismo una clínica general que un centro de alta complejidad como el Hospital Alemán por citar un caso”.
Para ejemplificar el panorama que enfrenta hoy el sector privado, afirma. “Hoy tenés 70 personas esperando una cama de internación en una guardia. En los momentos de mayor demanda, tenías 20”. Aunque aclara, que en esa espera en la guardia, mientras tanto, se puede asistir al paciente “con un monitor y un respirador. Cuando la situación desborda, por cada cama que te falta se mueren tres personas”. Otra fuente del sector privado consultado, señala el tiempo que puede pasar un paciente de una prepaga en una ambulancia, con atención médica, dando vueltas por la Ciudad hasta conseguir una cama en el AMBA: cuatro horas. Y cada vez se hace más difícil, asegura.
Frente a esta situación, y para evitar un colapso del sistema, clínicas y sanatorios privados empezaron, desde hace dos semanas, a suspender cirugías programadas para liberar camas de terapia intensiva. “Se vino haciendo una desprogramación de aquellos que se pueden cancelar, pero eso te habilita camas comunes, no son camas de terapia. Y hay un porcentaje que no se puede desprogramar. Y un trasplante bipulmonar lleva 10 días de internación”, señalan desde una prepaga.
Lo otro que está haciendo el sector privado para ampliar las camas es lo que se denomina “medicalizar” espacios por fuera de las instituciones médicas. Esto implica ampliar las camas para pacientes leves, con COVID, en hoteles que alquilan las propias prepagas para sus afiliados, como prolongación de sus sanatorios. “Con el concepto de internación domiciliaria, podes optimizar la atención en un solo hotel, con todo un equipo médico, con enfermería, kinesiología y equipos de oxígeno, y tenés un sistema de derivación en caso de urgencia”, explican en una de las principales prepagas del AMBA a Infobae. Esta modalidad comenzó a finales de marzo cuando comenzaron a subir los casos.
Y en paralelo a esa ampliación de camas para casos sin complicaciones en hoteles, las prepagas están “complejizando las camas comunes en los sanatorios”.
En la provincia de Buenos Aires miran con interés esta experiencia de habilitar hoteles de forma transitoria como sanatorios, y evalúan replicarla con algunos de los hoteles de La Plata. “Vamos a hacer una experiencia piloto, es una vía nueva a explorar. No serían lugares de internación extrahospitalarios como el año pasado, sino clínicas avaladas por las prepagas, y en la Provincia también por el sector público, IOMA y PAMI”, adelantaron a Infobae.
“Estamos mirando la experiencia de Swiss Medical, OSDE y Medife, que alquilaron hoteles y los acondicionaron como clínicas de baja complejidad, para que sean aceptados de hospitales de campaña para pacientes con COVID leve y otras patologías”, agregaron.
El principal déficit: el recurso humano
Aunque admiten que “el limitante es el recurso humano”, que lleva tiempo formar y no hay suficiente.
Según distintas fuentes, hay una merma por los que son personal de riesgo y no pueden realizar tareas presenciales, los contagios que siguen sucediendo – aunque en menor cantidad por la vacunación -, y el agotamiento por un año de pandemia, agravado por el multiempleo debido a sueldos insuficientes.
Si bien hoy la casi saturación de camas de terapia se da hoy en el sector privado de la salud, desde el sector público miran con mucha atención la ocupación en hospitales por la vertiginosidad de los contagios. “El año pasado, el virus comenzó por el sector socioeconómico medio y medio-alto, y luego comenzaron a subir los casos en el nivel socioeconómico más bajo. Si la curva sigue subiendo como estas últimas semanas, es factible que en los próximos días, ese 95% de ocupación de camas UTI alcance también a la atención pública”, especuló una fuente de la UAS.
Desde la cartera sanitaria porteña aseguraron a Infobae que, en el ámbito público para hacer frente a la pandemia, “se reforzó el equipamiento en los hospitales con más respiradores, monitores multiparamétricos, equipos de Rayos X y de diálisis portátiles, entre otros elementos clave para el cuidado de los pacientes internados”.
Más allá de las camas UTI y la disponibilidad de respiradores -claves en cuadros graves- informaron que sumaron “más de 4.600 personas al sistema hospitalario: 1200 médicos; 2300 enfermeros; 290 kinesiólogos; 122 bioquímicos; y 750 entre técnicos especialistas de la salud, personal de administración y servicios generales”.
Y agregaron que “para el seguimiento epidemiológico de los contactos estrechos, los dispositivos en los barrios, los testeos al personal de la Ciudad, y los hoteles preparados para recibir pacientes leves, se incorporaron 1300 personas entre médicos, enfermeros, profesionales de la salud y técnicos especialistas”.
Cómo se procesó la información
La Unidad de Datos de Infobae viene monitoreando desde el inicio de la pandemia la evolución de camas de terapia intensiva en tres ámbitos: Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Las fuentes de los datos son los ministerios de salud de las respectivas jurisdicciones. El registro contiene información discriminada por tipo de efector: público y privado.