La investigadora del CONICET habló en la 99.9 sobre la eficacia del Test de VPH en la prevención del cáncer cérvicouterino que incluso sería mejor que el Papa Nicolau. “Es el único cáncer que es completamente prevenible, tenemos la tecnología, la vacuna y el test que son tecnologías superadoras que generan que uno no llegue a enfermarse”, explicó.
El cáncer cérvicouterino es uno de los pocos que tiene una manera de prevenirlo y tratarlo a punto tal que muchas personas pueden evitar directamente tener la enfermedad. Sin embargo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 72 mil mujeres fueron diagnosticadas en 2018 en la región de las Américas y casi 34 mil fallecieron. El cáncer -catalogado como “una de las amenazas más graves para la vida de las mujeres”-, es causado por la infección del virus del papiloma humano (VPH o HPV en inglés), un virus de transmisión sexual. Si bien es un cáncer casi totalmente prevenible, el mayor problema actual es la desigualdad que existe para acceder al tamizaje, es decir al método de búsqueda de posibles rastros de la enfermedad. De hecho, su tasa de mortalidad es tres veces más alta en América Latina y el Caribe que en Norteamérica.
En la argentina, la investigadora del CONICET Silvina Arrossi pudo profundizar el estudio del test de VPH que puede ser la clave para que la enfermedad no avance: “es el único cáncer que es completamente prevenible, tenemos la tecnología, la vacuna y el test que son tecnologías superadoras que generan que uno no llegue a enfermarse. Las mujeres que están muriendo, es porque no llegan a los controles preventivos. Por eso decimos que es un cáncer de la pobreza”, dijo en la 99.9.
En los chicos que se insertan en el sistema de salud, no hay demasiado inconvenientes, pero si en los adultos: “la vacunación es un tema particular porque tenemos a los chicos en los colegios con los controles de los papás y las mamás. La vacuna del VHP está relacionada con el paquete de salud necesario para cobrar la AUH. Cuando pasamos a la mujer adulta es más difícil tener esas instancias de control”.
Su tarea es llevar adelante una tarea de prevención a través de una llegada más directa a todo el país del test de VPH: “en el Programa Nacional de prevención de cáncer cervicouterino, estamos trabajando en la implementación del test de VPH que es una nueva tecnología que sustituye al tradicional Papa Nicolau. Encontramos que es más eficiente incluso para detectar esa lesión pre-cancerosa que si no se trata puede transfomarse en un cáncer”.
Incluso han sido pioneros en que este sistema pase a ser parte de las políticas de Estado, pero saben que todavía falta mucho: “cuando comenzamos a trabajar el test de VPH, ningún país del mundo lo tenía como parte de su política pública aún en 2011. Lo hicimos entonces en el contexto de la salud pública de Jujuy, ahí vimos que no solamente se detectó dos veces más lesiones que el Papa Nicolau sino que además nos permitió llegar a más mujeres porque tiene una particularidad, se lo pueden hacer ellas mismas, es indoloro y muy fácil de hacer”, explicó la Dra. Arrossi.
Todavía en localidades como Mar del Plata, el programa del estado no ha llegado pero hay muchas provincias donde está presente: “el Instituto Nacional del Cáncer financió todo el trabajo que se hizo y en base a los resultados preliminares que eran promisorios, en 2015 se decidió el escalamiento del test de VPH a todo el país, pero vamos de a poco sumando distritos y provincias”, concluyó.