En Eslovaquia, los osos atacan con cierta regularidad a las personas. Por ello, el Gobierno quiere permitir el sacrificio de estos animales.
La granja Zelena Ruza, en el pueblo de Klacno, al pie de las colinas del oeste de Eslovaquia, tenía, además de una casa de huéspedes, un pequeño zoológico. Hasta que, el año pasado, un oso solitario mató a casi todos los animales del zoo. Al final, tuvieron que matar al agresivo mamífero.
A los osos les encantan las manzanas
A finales del verano de 2023, apareció en el mismo pueblo una osa con dos oseznos. Los animales querían comer manzanas y peras de los jardines privados. A esa familia, se unió después otro oso solitario. Pero, esta vez, no fue necesario tomar medidas drásticas. Después de comerse las frutas, los animales regresaron al bosque.
Sin embargo, muchos lugareños se toparon con ellos varios kilómetros a la redonda. “Una tarde de otoño, cuando volvía a casa después del fútbol, los osos estaban en el campo”, relata un niño de unos 10 años, y añade: “No tengo miedo, tengo espray de pimienta en mi mochila”.
El tendero local también está tranquilo, pero le gustaría que se tomaran medidas más decisivas contra los osos pardos: “Ya son demasiados y cada vez más atrevidos. Hoy en día, sólo los más valientes van al bosque a recoger setas”.
Vallas y patrullas contra osos
Para calmar la situación, el Ministerio de Medio Ambiente de Eslovaquia organizó patrullas especiales en Klacno. “Nuestro trabajo consiste en ahuyentar a los osos y mantenerlos fuera de las zonas habitadas”, explica uno de los empleados. “También asesoramos a los lugareños sobre las medidas de seguridad para que los osos causen el menor daño posible”, añade.
Sin embargo, algunos de los aldeanos prefieren medidas más radicales. “Deberíamos permitir poder matarlos a tiros, para que vuelvan a tener miedo”, sugiere Joseph, habitante del pueblo.
“Esta primavera todavía no hemos tenido osos aquí. Sabemos que existen en los bosques de los alrededores, pero aquí en el pueblo todavía no han aparecido”, dice la recepcionista Ludmila, de la granja Ruza Zelena. Para proteger a los huéspedes, la granja instalará vallas eléctricas, explica.
Osos en las calles
Klacno es uno de los “pueblos con osos” de Eslovaquia, aunque está situado a menos de cuatrocientos metros sobre el nivel del mar. Y es que el hábitat natural del oso pardo eslovaco son las zonas forestales de los elevados montes Tatras. Los animales están protegidos y sólo se les puede matar en casos excepcionales.
En Eslovaquia se suceden los ataques contra las personas. A mediados de marzo de 2024, un joven oso corrió por las calles de un pueblo de treinta mil habitantes al pie de los montes Tatras. Atacó a cinco personas, aunque sólo sufrieron heridas leves. Después de dos semanas de búsqueda, se dice que los cazadores dispararon al oso.
Esta primavera se han producido varios ataques de osos, sobre todo en zonas salvajes y montañosas, pero a veces también en rutas de senderismo señalizadas. Una excursionista de 31 años falleció al caerse de una roca cuando huía de uno de ellos.
En Rumania, el país con más osos de Europa, también hay cada vez más problemas con estos animales.
Los osos, una cuestión política
El año pasado, el tema de los osos jugó un papel importante en la campaña electoral. A finales de abril de 2024, el Parlamento comenzó a debatir una enmienda del Ministerio de Medio Ambiente para facilitar la caza de osos con “comportamiento problemático” en Eslovaquia. “La enmienda no otorga un permiso general para cazar osos. El oso sigue estando estrictamente protegido”, dice Tomas Taraba, ministro de Medio Ambiente del Partido Nacional Eslovaco (SNS).
“El oso se ha convertido en una carga para toda la sociedad”, explica, por su parte, Rudolf Huliak, colega de partido y alcalde de la ciudad de Zvolen. Él mismo mató personalmente, a mediados de mayo, a un oso que deambulaba por los jardines locales. Lo hizo después de consultarlo con el servicio estatal de vida silvestre,
Sin embargo, los políticos de la oposición en Eslovaquia tienen dudas sobre esta política gubernamental y piden una solución sistémica, en lugar de que la única solución sea una mayor flexibilidad a la hora de poder matarlos. Según los investigadores, la población de estos animales en Eslovaquia no es demasiado grande: unos 1.300. Para ellos, los pueblos y ciudades eslovacas no hacen lo suficiente para protegerse de los osos. Podrían, por ejemplo, evitar que los depósitos de basura sean de fácil acceso y atraigan a los osos hambrientos buscando comida.