Más de cien civiles y milicianos insurgentes sirios y del extremista Estado Islámico (EI) fallecieron en las últimas 24 horas en la encarnizada batalla por la ciudad norteña de Alepo, una urbe que pese a estar destruida es disputada por rebeldes moderados y radicales y por el Ejército, según informaron fuentes pro opositoras.
El EI logró hacerse con el control de la localidad de Suran Azaz, que se encuentra a diez kilómetros de la ciudad de Azaz y del paso fronterizo con Turquía de Bab al Salama, por lo que este avance sobre el terreno le abre la puerta a un ataque contra el punto de cruce.
Los yihadistas del EI también consiguieron dominar los cercanos pueblos de Al Bal y Al Hasia, en el norte de Alepo.
Los combates, bombardeos y atentados con coche bomba, que se registraron durante estos tres días de lucha, causaron además decenas de heridos en ambos bandos.
El enviado de la ONU para el conflicto armado en Siria, Staffan de Mistura, reclamó al gobierno de Bashar al Assad que “el uso de barriles de explosivos debe parar. Toda la evidencia indica que la gran mayoría de las víctimas civiles en el conflicto sirio han sido causada por el uso indiscriminado de este tipo de armas”.
Siria es escenario de un conflicto desde marzo de 2011, que ha causado más de 220.000 muertos, según la ONU.