Sri Lanka autorizó la importación de glifosato después del fracaso de la agricultura orgánica

El Ministerio de Finanzas levantó la prohibición de importar el popular herbicida con efecto a partir del 5 de agosto de 2022.

Sri Lanka, sumida en una enorme crisis económica y política, finalmente autorizó la importación de glifosato, mientras el país intenta recuperarse del experimento fallido de la agricultura orgánica.

El Ministerio de Finanzas levantó la prohibición de importar el popular herbicida con efecto a partir del 5 de agosto de 2022, al tiempo que permitió su importación en el país con el requisito de la licencia de control de las importaciones, informó la entidad en un comunicado oficial.

Según la Gaceta Extraordinaria nº 2291/44 firmada por el presidente interino Ranil Wickremesinghe como Ministro de Finanzas, Estabilización Económica y Políticas Nacionales, la N-(Fosfonometil) Glicina y sus sales y derivados (Glifosato) han sido eliminados de la lista de mercancías prohibidas especificada en el anexo cuatro de la Gaceta Extraordinaria nº 2044140 publicada el 9 de noviembre de 2017, en su versión modificada.

Anteriormente, se permitía el uso de glifosato para los cultivos de té y caucho durante un período de tres años tras la prohibición general de importación del herbicida en 2015.

“A principios de la década de 1990, el Instituto de Investigación del Té de Sri Lanka recomendó el uso de glifosato dos veces al año”, afirma el profesor Buddhi Marambe, de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Peradeniya. “Muchas malas hierbas que proliferan en las plantaciones de té son muy difíciles de eliminar manualmente. El glifosato es un producto eficaz para controlar las malas hierbas”.

En 2019, se permitió la importación de cantidades restringidas de glifosato para la desvitalización en la industria de la floricultura y la eliminación de plantas de caña de azúcar enfermas y de cocoteros.

Ese mismo año se volvió a prohibir junto con otros fertilizantes inorgánicos y agroquímicos, y en 2021, el gobierno tomó la decisión política de avanzar hacia una agricultura 100% orgánica con el pretexto de que debía “garantizar el derecho del pueblo a una dieta no tóxica”.

Sin embargo, la abrupta inmersión en la agricultura ecológica trajo consecuencias calamitosas de dimensiones inesperadas, incluida la escasez generalizada de alimentos y “la amenaza inminente de hambruna para su población de 22 millones de habitantes”, en palabras del propio presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardana.

Según el Departamento de Censos y Estadísticas, la producción de arroz, uno de los principales cultivos del país, cayó a 3,94 millones de toneladas en las dos temporadas (Maha y Yala) que corren de mayo de 2021 a marzo de 2022 –interrumpidas por la temporada de monzones–, desde 4,98 millones en el período equivalente anterior.

Así, el gobierno tuvo que revertir la medida tan solo siete meses después de su entrada en vigor, al mismo tiempo que millones de ciudadanos hacían largas colas y recorrían múltiples establecimientos para adquirir productos básicos como leche en polvo y querosene.

La profunda crisis económica en Sri Lanka, alimentada en parte por la situación global pero también por este experimento fallido, provocó enormes protestas que terminaron en la toma de la residencia oficial del presidente Gotabaya Rajapaksa y su posterior renuncia al cargo después de huir del país.

El glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones como herbicida forestal.

El uso de este herbicida, el más utilizado del mundo, es objeto de controversia desde el punto de vista toxicológico y ambiental, e incluso se le acusó de ser el causante de la enfermedad celíaca. No existen pruebas contundentes de su peligrosidad, sin embargo, recientemente algunos países están prohibiendo o limitando su uso.