Tiene once años y es blanco de las burlas por su sobrepeso. La iniciativa que significó un “nuevo comienzo”.
Phil Mick llegaba a casa con marcas de golpes y rasguños. Pero sobre todo, con el corazón partido. Era blanco de bullying como consecuencia de su gordura. Su madre Tammy Mick vivía desesperada. No sabía cómo poner freno a una situación que atormentó a su hijo durante los últimos dos años.
Pero todo comenzó a cambiar cuando en la época navideña, Tammy y Phil fueron a un evento de motociclistas en DeKalb, Indiana, para familias que no podían afrontar económicamente las fiestas de fin de año. Allí conocieron al que sería el nuevo “ángel guardián” del niño de 11 años: Brent Wartfield.
Allí, desesperada por toda la situación, Tammy le confió a Brent lo que más le preocupaba en vida. No era la parte económica, sino la salud mental de su pequeño. De inmediato, el dueño de una empresa de venta de motocicletas se sintió identificado con la historia. En su niñez también había sido el objetivo de sus compañeros de clase. “Sufrí bullying cuando era más joven. Sé lo que se siente ser el blanco”, le dijo Wartfield a The Washington Post.
La esperanza de Tammy revivió cuando el fornido hombre le confirmó que la ayudaría. Y que no sería sólo él quien lo hiciera, sino sus cincuenta amigos. Lo prepararon. Días antes del reinicio escolar, lo llevó a comprarse ropa nueva. Quería un look distinto para el niño. Y lo consiguió.
Pero sabía que no sería suficiente. Por eso, decidió reunir a todos sus amigos y convocarlos para escoltar Phil en su primer día de clases. “Recuerden mañana el paseo de escolta. No encontramos para desayunar en el restaurant de Richard en Auburn. Lo haremos con Phil y su familia. Después, a las 7 am, lo llevaremos a la escuela. Phil irá en mi motocicleta”, anunció en Facebook como recordatorio.
En total fueron cincuenta los que se reunieron para el gran día del niño. Tanto él como su familia quedaron sorprendidos. Algunos de ellos llegaron desde muy lejos y debieron viajar más de una hora para llegar puntuales al desayuno y luego acompañar al menor a enfrentar a sus acosadores.
“Tú sabes, Señor, que hay gente ahí que no es buena… Señor, te pido que te hagas presente con Phil en la escuela, no sólo hoy, sino todo el año”, fue la oración que realizó uno de los motociclistas antes de partir rumbo al centro educativo.
El espectáculo en el DeKalb Middle School fue increíble. Las motos rugieron en sus puertas. El director de la institución, Matt Vince, aprobó la iniciativa: “De pie contra el bullying. Necesitamos más cosas como estas. Y lo hicieron de un modo positivo”. “Phil estaba en el cielo, no estaba incómodo o con miedo. Caminó con confianza. Este es un nuevo comienzo. Estaba muy feliz”, dijo Wartfield.
Su madre, Tammy, dijo que el niño estaba feliz. Sabía que ahora tendía “nuevos hermanos y hermanas cuidándolo”.