La organización APOPO utiliza ratas gigantes para rastrear las minas enterradas y tuberculosis. Mozambique se declaró libre de minas en 2015 pero aún hay restos en la frontera con Zimbabue.
La organización belga APOPO comenzó a experimentar en 1997 la posibilidad de utilizar ratas gigantes para detectar las minas terrestres y la tuberculosis en los seres humanos. Desde entonces, las ratas se han utilizado de manera activa en las regiones de África devastadas por la guerra, como Angola (el tercer país del mundo con más minas después de Afganistán y Camboya) o Mozambique. Mozambique declaró con júbilo en 2015 que el país se encontraba libre de minas. Sin embargo, y aunque se ha hecho mucho trabajo para conseguirlo, el anuncio no fue del todo cierto. Aún quedan bastantes kilómetros en los que hay riesgo de dar con un artefacto explosivo en la zona central del país y la frontera con Zimbabue. Recientemente un hombre falleció al confundir el artefacto con un trozo de chatarra en la provincia de Zambezia.
APOPO explicó a EL MUNDO el matiz de la declaración de 2015: “Los países que quieren deshacerse de sus minas terrestres tienen que firmar en primer lugar a la convención de Ottawa que les da acceso a la financiación internacional para ayudar a encontrar sus minas. La ONU y el propio país designan las áreas de prioridad: las que tienen mayor impacto humanitario o que impiden la expansión y el desarrollo de los pueblos y ciudades. Esto se llama el Plan de Trabajo Anual (AWP en inglés)”.
En ese sentido, lo correcto sería decir que Mozambique está libre de minas terrestres en todos los lugares que se comprometió a limpiar. Sin embargo, debido a las inundaciones y deslizamientos de tierra, algunas de las minas terrestres están lejos de su área original. Además, hay algunas áreas que no fueron considerados de prioridad, con lo que los restos de los explosivos permanecen. En ese sentido, la entidad belga continúa su presencia en Mozambique proporcionando apoyo para los trabajos de limpieza residual, como en el Parque Ecológico Malhazine, que el Ministerio de Medio Ambiente está transformando en una reserva natural y un centro educativo y de turismo.
Estas súper ratas entrenadas -que pueden llegar a medir un metro de largo y pesar un kilo y medio- pueden cubrir mucho más terreno que un ser humano con un detector de metales ya que tiene un sentido del olfato superior y en sólo 20 minutos pueden hacer lo que un humano tardaría hasta cuatro días. “APOPO ofrece una eficaz tecnología de desminado alternativa y económica para los entornos de bajos recursos. La mayor ventaja de las ratas es que son rápidas y baratas de implementar, ya que sólo detectan dinamita, mientras que los desminadores manuales deben investigar todas las alertas que sus detectores de metales hacen, ya sea chatarra, metal, una moneda antigua o una mina real”, explican desde la organización. Entre Mozambique y Angola hay 43 ratas que hasta ahora han conseguido desactivar 13.301 minas terrestres en todo el continente y en Tanzania oras cuarenta están siendo entrenadas. En abril de 2015 se enviaron quince a Camboya, donde se estima que hay hasta tres millones de minas restantes de los treinta años de conflicto, y al menos 26 millones de bombas lanzadas durante la guerra de Vietnam.
Peligro en la frontera
Recientemente se ha alertado de que la frontera entre Zimbabue y Mozambique, en Nyampanda, tiene restos de explosivos. En una entrevista con The Sourther Times, uno de los principales diarios de Sudáfrica, el representante del gobierno mozambiqueño, Boyi Nyamande, reconoció que las minas terrestres son un motivo de preocupación por ser “una de las principales causas de muerte y mutilación para personas y animales”. Y es que la lentitud del desminado sigue siendo un desafío.
El diario afirma que el gobierno pidió a la comunidad internacional 100 millones de dólares para acelerar el desminado en las fronteras (el año pasado se destinaron 500.000 dólares en el país), una cuantía “insuficiente” según el Ministerio de Defensa. El Ministro de Tierras y Rehabilitación Rural, Dr. Douglas Mombeshora, ha señalado que el país ha verificado todas las fronteras excepto el lado este con Mozambique. “Hemos hecho algunos pocos kilómetros, pero a medida que se avanza hay más minas terrestres cerca de la frontera Nyamapanda”. El gobierno zimbabuense ya ha dicho que no podrá verificar todas sus fronteras en 2017, como prometió a la Unión Africana (UA), ya que se está tomando más tiempo del previsto para el desminado.
También detectan la tuberculosis
Pero estas súper ratas no sólo están entrenadas para encontrar las minas antipersona, sino también para detectar la tuberculosis (TB). Con apenas cuatro semanas, las ratas son entrenadas con estímulos para socializar e interactuar y después aprender a reconocer la TB en muestras de esputo (una mucosidad que se escupe por las vías respiratorias) y son recompensadas cuando tienen éxito. Según los científicos de APOPO, “la precisión de las ratas en la detección de la tuberculosis es casi el 100%, pero no pueden distinguir entre las cepas normales y las resistentes a los medicamentos”. Gracias al magnífico sentido del olfato de los roedores, una rata entrenada puede detectar 100 muestras en 20 minutos, mientras que un técnico de laboratorio puede tardar cuatro días en detectar la TB. El coste por entrenar a la rata es de 30 céntimos de dólar al día.
La organización APOPO lleva a cabo un programa de detección del virus entre los reclusos de las cárceles de Tanzania y Mozambique. La tuberculosis es la principal causa de muerte en el mundo después del VIH. Según satos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay cerca de nueve millones de nuevos casos al año y dos millones de muertes. En general, los sistemas de salud en las cárceles son muy deficientes. A menudo los internos se encuentran en duras condiciones de hacinamiento y con saneamiento muy malo, que favorecen el contagio de enfermedades infecciosas como la TB, que, además, es altamente contagiosa.
Aunque los datos de las enfermedades en la mayor parte de las cárceles africanas son bastante difíciles de conseguir, se estima que el índice de contagio es un 10% mayor que en el resto de la población, según el Centro de Estados Unidos para el Control de Enfermedades Infecciosas. Por otro lado, la ausencia de equipos médicos efectivos colaboran a que los contagios de las enfermedades no puedan ser detectados con precisión y velocidad. “Nuestro objetivo es ampliar el programa a todas las cárceles, barrios, fábricas y otros lugares con riesgo en Tanzania, Mozambique y otros países con alto índice de TB y con el VIH/SIDA. Esto mejorará y salvará vidas en todo el mundo a un bajo costo”, explicaron a EL MUNDO desde APOPO.